Samara es una brillante joven que vive con sus padres adoptivos en un tranquilo pueblo.Un día acompaña a su mejor amiga a pasar el fin de semana a ciudad Amatista ,la ciudad más moderna y próspera del continente.Lo que no sabía Samara es que ese viaje le cambiaría la vida para siempre ya que allí descubre que es una loba blanca,algo no visto en años y que su pareja es nada más y nada menos que Alfa Kai,el Alfa de ciudad Amatista,el líder más poderoso que hay en todo el continente.
La nueva pareja tendrá que luchar contra los fantasmas del pasado que querrán aprovecharse de su poder ya que la loba de Samara guarda un gran secreto .¿Aceptará Samara su legado y a su pareja destinada?¿Podrá Alfa Kai protegerla?
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Capítulo 13 Empezando una amistad
Samara
Una gran maqueta apareció en mi campo de visión. Era una miniatura de ciudad Amatista. Algo increíblemente hermoso. No le faltaba ningún detalle.
—¡Es preciosa! —exclamé
—Pues espera y verás — Crystal le dio a un botón y miles de lucecitas se encendieron en la maqueta. Era una imagen hipnótica.
Después de la bonita imagen la rubia agarró mi mano y estuvimos todo el día recorriendo las instalaciones. Crystal compró un reloj para el cumpleaños de su pareja ,que era el sábado de la próxima semana, y lo dejó para que le hicieran una inscripción en la parte trasera.Teníamos que recogerlo por la tarde así que almorzamos en un restaurante chino y estuvimos viendo vestidos porque la rubia quería comprarse uno para el cumpleaños. Al final optó por uno rojo a media pierna con la espalda al aire que le quedaba espectacular.
Recogimos el reloj y nos fuimos para casa de Crystal ya que era casi la hora de cenar. Kai me había mandado varios mensajes disculpándose porque la reunión se había alargado más de lo que él pensaba y había quedado en recogerme a la hora de la cena en casa de la rubia.
—Samara, con respecto a lo que dijo mi madre sobre formar una familia, no le hagas caso. Tiene mucha ilusión por tener la casa llena de cachorros y ya no sabe como pedirlo— la rubia hizo un silencio como si estuviera debatiendo si contarme o no — James y yo lo hemos hablado y los dos queremos. James quiere que vivamos en nuestra casa cuando formemos nuestra familia pero mamá no quiere venir a vivir con nosotros e irse de su casa y yo no quiero dejarla sola así que es un poco complicado. Últimamente James y yo discutimos mucho por este tema, él quiere que vivamos juntos y yo, bueno, también quiero pero tengo que pensar en mamá — explicó Crystal con desánimo.
—Sé que no es de mi incumbencia pero en algún momento tendrás que hacer tu vida.Tienes que pensar en James y en tí también. Que no vivas con tu madre no quiere decir que la vayas a dejar sola, puedes ir a visitarla a menudo y ella podrá ir a visitarte a tí. Además también está Kai y ahora yo. Podemos hacer cenas familiares o almuerzos de chicas, porque sospecho que el trabajo absorbe bastante a nuestras parejas y nos tocará comer solas la mayoría de días—
—Sí, James y Kai suelen estar hasta arriba de papeleo siempre. James intenta escaparse en la hora del almuerzo pero no siempre lo consigue. A Kai le gusta adelantar trabajo para luego poder irse unos días a su cabaña en las montañas—
—¿Tiene una cabaña?— la idea de una cabañita en medio de las montañas me pareció idílica.
—Sí, es preciosa, bueno por lo menos lo era. No voy allí desde que mi padre murió —
Crystal se quedó en silencio unos minutos y luego añadió.
—Puede que tengas razón en lo de que tengo que hacer mi vida—
—Creo que tu madre también piensa así—
Llegamos a la casa de las rubias. Laura nos estaba esperando con una dulce sonrisa.
—¿Cómo lo habéis pasado? Espero que mi hija no te haya mareado mucho con sus compras— dijo la mayor al ver a Crystal con varias bolsas.
—No la he mareado mamá, solo me he comprado el vestido para el cumpleaños de James y le he comprado el regalo— la rubia sacó el reloj de su caja y se lo enseñó a su madre.
—¡Cariño es precioso! Seguro que le encanta—
—Eso espero, he pinchado muchas agujas para ganar lo que me ha costado ese reloj— en mi cara se tuvo que notar mi confusión porque Crystal rápidamente aclaró —Soy enfermera, creo que no te lo había dicho—
—Genial, siempre está bien tener cerca a alguien que sepa de medicina . Yo soy economista. Acabo de terminar la carrera y bueno, espero encontrar trabajo aquí—
—Lo harás, estoy segura— Laura me dio unas palmaditas en el hombro.
No pasó ni media hora cuando se escuchó el timbre de la puerta. Kai y un muchacho castaño aparecieron detrás de Lucía en el salón.
Un cosquilleo se me instaló en el estómago en el momento en el que la mirada del rubio y la mía se cruzaron. Solo hacía unas pocas horas desde que nos habíamos visto pero a mí me parecían días.
—Hola muñeca— su boca atrapó la mía antes de que pudiera contestarle. Su lengua se abrió paso entre mis labios sin importarle que hubiera más gente alrededor.
—Hola Kai—apenas pude contestar pegada a sus labios cuando terminó el beso.
—Hola, soy James, pareja de Crystal y beta de Kai— el castaño me extendió la mano.
—Hola, soy Samara—
—Sí, he oído hablar mucho de tí —contestó el castaño con una sonrisa pícara. Kai le dio un codazo y James se quejó —¡Auch! —
—¡Dejen de pelear niños!, se quedarán a cenar ¿no? —preguntó Lucía dirigiéndose a Kai y a mí.
—Lo que tú quieras—me susurró el rubio en el oído haciendo que toda mi piel se erizara.
—Claro— contesté. Me daba pena por Lucía que se había portado muy bien conmigo todo el día y había hecho la cena para todos.
Cenamos entre risas,con las anécdotas que nos contaba James de cosas que habían hecho él y Kai. Se notaba la complicidad entre ellos. Me recordaban a Lina y a mí.
Terminamos de cenar, ayudamos a recoger la mesa y nos fuimos para el penthouse.
Fuimos directos a la habitación a darnos una ducha antes de ir a dormir.
Mientras buscaba una camiseta para ponerme Kai se quedó dormido con solo unos boxers puestos y desparramado en la cama como si fuera una estrella de mar. No pude evitar sonreír ante esa imagen. Era jodidamente guapo despierto, dormido y de cualquier manera.
Lo tapé con las sábanas y me puse una camiseta ancha para dormir. En el momento que me tumbé en la cama, como si lo percibiera, el rubio tiró de mí, me abrazó y puso mi cabeza sobre su pecho. Nunca había podido dormir pegada a alguien,ni cuando dormía con alguna amiga o con mis padres. Necesitaba mi espacio pero con Kai era todo lo contrario, necesitaba el contacto con su piel y su aroma para relajarme y sumirme en un profundo sueño.