- No eres más que una pobre omega - le dice con desdén la novia de su amigo de infancia...
Amelie lleva años soportando malos tratos y burlas indiscriminadas de parte del grupo de amigos de Armand.
Su abuela Selene lo pondrá en jaque cuando casi la pierda.
¿Podrá demostrar su valía, pese a ser una omega?
¿O el destino le tendrá preparado algo más?
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Noche de cóctel
Amelie y Armand, salieron de su casa vestidos para la ocasión. Tal y como lo había imaginado el joven alfa, su mate se veía, sencillamente, preciosa. Le abrió la puerta del lado del copiloto para que subiera a su camioneta, luego caminó hasta su lado, al subirse puso en marcha el vehículo, 15 minutos después, llegaron a la mansión Dumont-Holter, donde se está realizando el cóctel. Rebecca ama hacer estas reuniones pues así puede darles un poco de diversión a los miembros de la manada, pero también es una oportunidad para hablar con ellos de manera relajada y saber lo que los aqueja.
Cuando la joven pareja ingresó al jardín, todos los presentes se voltearon para verlos, las más jóvenes, anhelaban encontrar un mate aunque sea la mitad de guapo de lo que es Armand, o cualquiera de los hijos de el ex alfa y la ex luna. Y es que Antoine II, Armand y hasta el mismo Emmanuel, que no llevaba la sangre de sus padres, eran muy guapos y elegantes. Más de una suspiraba por esos chicos, pero ellos solo viven para sus destinadas.
La pareja saludó a sus respectivos padres y familia, como también a los miembros de la manada con los que se encontraban a su paso. Desde un rincón son observados con recelo y resentimiento por Marion y por Lineth, quienes quisieran despedazar a la linda omeguita que está inocente de los malos pensamientos de esas dos.
- Amor, ¿quieres algo de beber? - pregunta Armand.
- Sí, me gustaría tomar un jugo de fresas.
- Ya vuelvo, amor - le da un casto beso y sale rumbo a donde están las bebidas y los bocadillos.
Amelie se queda charlando con sus cuñadas, sobre la posibilidad de hacer una torta para el cumpleaños de Rebecca que será en 3 meses.
- Debemos buscar un modelo que vaya de acuerdo a nuestra alocada madre jajajajaja - dice entre risas, Margueritte.
- Estoy de acuerdo con eso de alocado, mamá es muy especial. - las tres observan a Becca que anda de un lado a otro como si fuera una mariposa, y a un Antoine que parece un enamorado obsesivo siguiéndola con la mirada. - Creo que es esa personalidad la que tiene tan enamorado al señor Antoine Dumont. - opina Margueritte.
- Ya lo creo, él tan serio y ella tan alegre. - acota Antonietta.
- Quiero tener un amor así con mi rubio, un amor que vaya más allá del vínculo.
Y es que Becca no solo es la destinada de Antoine, también se convirtió en su mejor amiga, su amante, su novia, su todo, convirtiéndolo en su devoto servidor.
- Aquí tienes mi Omeguita preciosa. - Armand le entrega el jugo de fresas a Amelie.
- Gracias amor.
Estuvieron hablando un rato más con las chicas, luego Amelie pidió permiso para ir al baño, momento que fue aprovechado por cierto par de lobas que la siguieron.
Cuando salió del baño, se topó con estas dos que la interceptaron afuera del baño, que estaba un poco retirado del salón principal.
- Pero mira nada más a quien tenemos aquí, a la poca cosa de la Omega hija de una simple sirvienta. - escupió con odio y desdén.
- No quiero líos con ustedes dos, así que con permiso. - habló tranquila, la loba rojiza.
- Pues no nos da la gana, cómo te parece que no vas a ningún lado sin antes... - Lineth la miró de pies a cabeza - deshacernos de ese vestido. - dijo para rasgar el hermoso vestido que le había comprobado Armand. - Eres muy poca cosa para usar algo así.
Amelie sintió su sangre hervir, ese vestido era el primer obsequio que él le daba como pareja. Cuando se quiso defender, Marion la agarró por detrás, inmovilizándola, mientras Lineth le haló el cabello para tumbarla al suelo, pero antes de que lograra siquiera tocarle el cabello, la loba fue tomada por el cuello y Marion fue tomada por el cabello, provocando que chille por la fuerza que ejerció Margueritte.
- Te dije que no te metieras con Amelie. - le dijo cerca al oído, Margueritte.
Armand estaba dejando sin oxígeno a Lineth, grande era su enojo por haber visto como ese par estaban atacando a su amada.
- Amor, suéltala, llévala delante de la alfa Antonietta. - rogó Amelie.
Unos instantes después, las dos lobas fueron arrojadas al piso delante de todos los miembros de la manada y de la alfa.
- Pido que estas dos alimañas sean desterradas, se atrevieron a tocar, hostigando a mi mate, al punto de agredirla.
Los padres de ambas lobas se hallaban avergonzados por el comportamiento que tuvieron. Muy a su pesar, deberán aceptar el destino que estas dos tengan.
Antonietta se levantó en toda su estatura, en sus 180 cms que la hicieron mucho más imponente. Su belleza se asemeja a la de su padre, pero sus ojos guardan el color verde de los de su madre.
- Yo, Antonietta Dumont Holter, alfa suprema, las destierro a ustedes, Marion Becker y Lineth Monett, por haberse atrevido a atacar a la destinada del alfa Armand Dumont. Vivirán siendo repudiadas.
Las dos lobas fueron echadas de la manada y desde ese momento se convirtieron en unas rouges. Ese era el peor castigo que un lobo podía recibir, pues al quedar sin manada, se hace débil, ya que la manada es una unidad que se fortalece si permanece unida.