Desde Que Llegaste, Mi Vida Cambiaste

La noche paso rápido y llego un nuevo día, brillante y con buenas noticias, las chicas disfrutaban de la gran noticia de la reconciliación, quedando Roberta como la principal madrina de esa noticia.

No solo para ellos, también para los que esperaban en Inglaterra con mucha emoción, dos ancianos que sabían el amor entre ellos dos, los buenos empresarios que eran y dejar que un malentendido dañara esa relación no era opción, aun, sin embargo, debían tener cuidado con los padres de él.

Los más afectados, eran dos niños que le habían tomado mucho cariño a su tía, como así le decían, Frederick no se quedaba atrás, las veces que compartía con ellos, eran de puras risas llenas de amor, logrando que su corazón se llenará de ilusión por tener un hijo.

_Eres muy malo, te quieres llevar a mi tía Mati._

Le hablo Emma a Fred con un puchero.

_Si te soy sincero, no me quiero ir, pero debo ser un hombre responsable para cuidar a tu tía._

_Como lo seré yo, con mi mami y mi hermana._

Manuel interrumpió con su seriedad de siempre, pero no dejaba de ser un encanto de niño, mientras Fred era interrogado por dos pequeños muy lindos, Matilda era interrogada por sus amigas.

_Cuenta todo, quiero llevarme todo el crédito._

Roberta era la más chismosa.

_¿Fuiste tú quien le dio esa idea? Eres una traidora._

_Traidora y todo, llegaron muy melosos, como tontos enamorados._

Andrómeda habló en defensa de Roberta y el plan que logro la reconciliación.

_Bueno, sí, la tortura valió la pena, si me hizo sentir mal por qué renuncio a todo, pero sé que su abuelo lo ayudará._

Las chicas la abrazaron y salieron juntas donde Frederick era maquillado por Emma, mientras Manuel grababa, según ella, un tutorial para su página, las chicas se quedaron viendo un rato que no fue mucho, por qué estallaron en risas.

Después de limpiar a Fred, decidieron ir a la empresa con los niños, fue mucho la insistencia de ellos, sobre todo Emma, por ver a Matteo, que Matilda no les diría que no, muy contentos, llegaron a la empresa, ya no era necesario esperarlos, corrían y entraban como dueños de todo.

_¡¡Matt.!!_

Gritaron al unísono.

_Qué sorpresa tan linda, ¿con quién llegaron.?_

_Tía Mati, Fred, tía Robe y mi mami..._

Matteo los levantó en brazos, estaban grandes y pesados, pero aún podía con ellos, justo entraron todos y vieron esa escena.

_Por los becerros, se llega a la vaca._

Hablo Roberta en un tono no tan fuerte, pero aun así, logro que todos escucharán, y que Andrómeda le diera una mala mirada.

_Niños, dejen al señor Santos._

_No hay problema, alegran mi día cada vez que los veo._

Mati sonrió feliz, su hermano había cambiado mucho desde que llegó Andrómeda y esos niños a su vida.

Matilda empezó hablarle de la reconciliación y la decisión de regresar, también mencionó en recuperar la parte de la empresa del padre de Frederick, aunque él se quiso molestar, Matteo le menciono que no dejaría esa parte a nombre de sus padres, sino a nombre de Matilda, de esa manera él estaría tranquilo, llamaron a los ancianos y la petición de la señora, fue algo muy sorprendente e incómodo para Andrómeda, viajar a Inglaterra con los niños, era algo muy complicado y debía arreglar muchos papeles, Roberta salió con los chicos, mientras Andrómeda le explicaba a Matteo y Matilda el problema de ir a Inglaterra.

_¿No es solo decir sí, implican muchas cosas, los papeles de los niños, una cosa es ir a México, pero Inglaterra? Es lejos._

_¿Su papá no los deja salir fuera del país?_

Hablo Matteo apretando el puño.

_Ni yo lo conozco, eso fue una noche de locura, olvide cuidarme y quedé embarazada, ellos no tienen padre y no puedo salir así, no me arriesgo a perder a mis hijos en otro país._

Andrómeda estaba muy inquieta.

_Vas con nosotros..._

_Con más razón, si algo intentan, no podré cuidarlos, deben tener su visa y eso es algo complicado como madre soltera y cuesta mucho dinero..._

Matteo se levantó pensando en algo, no quería quitarle la ilusión a su abuela de ver a esos Niños.

_Sacaré sus visas y seré su padrino, la semana que viene nos vamos, ¿te parece?_

Andrómeda se levantó, no le gustaba que ellos quisieran pasar mucho tiempo con sus tesoros.

_Nena, solo queremos que mi abuela sea feliz, no tenemos malas intenciones, de verdad._

Mati se acercó a ella, Fred solo se mantuvo en silencio.

_Déjenos solos un momento._

Ambos salieron, dejando a Andrómeda sola con Matteo, quien se acercó a ella, se recostó en el escritorio y la tomo por la muñeca, para que se acercara a él, acarició el cabello, viéndola a los ojos, se acercó y beso sus labios, como quería hacerlo desde que la vio, Andrómeda estaba sintiendo como se ponía duro y paro, no quería ser descubierta por sus hijos o no sabría cómo explicar eso.

_¿No crees que no debemos involucrarnos sentimentalmente?_

_No hablemos de eso, mejor dime qué sí, viajaremos por cuatro días._

Andrómeda lo pensaba, ponerlo de padrino no era buena idea.

_Bien, pero prefiero a Arturo de padrino._

Matteo se levantó, ya que se había sentado y la tomo por el cuello sutilmente.

_¿Por qué él?._

Hablo en tono ronco.

_Tú serías como un padre, no un padrino._

Le dio un beso y se soltó, dejándolo sin saber qué decir, los celos se habían convertido en emoción, Andrómeda salió en busca de sus hijos, que jugaban con todos en la empresa, sin duda eran muy tremendos, ya que Roberta estaba ocupada.

_Linda, de verdad no fue mi intención, Matteo debía ir a esa reunión y yo soy su abogado._

_No hay problema, cuando te desocupes, me invitas._

Roberta se levantó de la silla, Arturo ayudo y la pego a él, sin poder contenerse, beso sus labios, una mano en la cintura y la otra en el cuello, el beso se estaba subiendo de tono, hasta que la puerta fue abierta, quedando un Matteo sorprendido y en silencio.

_Yo me voy, feliz día jefe._

Roberta salió más que feliz, aunque con deseo de más.