Maldita sea mi suerte, cuando todo era perfecto mi suerte cambia haciendo que mi vida se convierta en una vida llena de miseria.
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capitulo 13
Incluso Joaquín recordó a Mariana pues Fátima era muy parecida a ella, recordó aquel día que vio a Mariana por primera vez, pero después sintió una gran amargura, Isabel la miraba con desprecio ella le recordaba tanto a Mariana trato de disimular con una sonrisa fingida al igual que Paloma y Romina, Genaro miraba a Fátima con deseó, mientras que Melquiades le tenía demasiada envidia a Julio al parecer su vida seguía siendo feliz. Genaro propuso fecha de la boda con Romina en tan solo dos meses, aunque Genaro era un hombre atractivo, adinerado no era igual que Julio, pero las promesas de Genaro de que el seria el nuevo sucesor si Julio no tenía un hijo varón todo pasaría a sus manos terminó por convencerla además de la intervención de Isabel pues estaba cegada por la ambición, Isabel también buscaba como beneficiarse con el matrimonio de su hija. Por otra parte Paloma veía como una amenaza a Fátima pues sabía que ella no era tan débil como los demás imaginaban, si había aceptado el matrimonio con Melquiades era para salvar a su familia de la ruina pues este podía vivir sin problemas del porcentaje que le había tocado en la herencia, sin embargo Melquiades era un hombre muy ambicioso y envidioso, siempre le tuvo envidia al padre de Julio y guardaba un obscuro secreto y ese era que siempre había estado enamorado de Nadia pero ese era solo parte de ese oscuro secreto. En esa cena se podía ver el montón de sonrisas fingidas realmente solo buscaban deshacerse de Julio, apartarlo del camino y por qué no destruirse unos a otros para su beneficio personal, después de largas horas de celebración se comenzaron a retirarse, Joaquín pidió hablar a solas con Fátima.
—Necesito que tú marido me ayude , que me haga un préstamo —
—Papá, yo no le puedo pedir eso a penas tenemos pocas semanas de casados —.
—Como siempre buscas pretextos para no ayudarme, eres tan egoísta, yo que me preocupe por ti para darte una buena educación pagando el mejor internado para ser una mujer de bien y así me lo pagas, te conseguí un buen matrimonio, pero que puedo esperar de una malagradecida como tú —. Dicho eso Joaquín salió del lugar muy molesta mientras que Fátima no podía creer el comportamiento de su padre el cual jamás la fue a visitar al internado, ni le permitió estar con él en las vacaciones, que la hizo a un lado cuando murió su madre, no la dejo firmar parte de su vida mientras que a su hermana la complacía en todo, Fátima pensó en aquella días tan difíciles ella era tan solo y s niña que había perdido a su madre y al parecer también a su padre pues jamás la visito, no una sola llamada, estaba en un país extraño donde no hablaban su idioma todo era muy distinto para ella pues lado muchas noches de soledad, solo las monjitas eran quien ja cuidaban eran su figura materna,
Fue inevitable que las lágrimas salieran pues jamás volvió a sentir el amor después que murió su madre, Julio al verla tuvo el deseo de protegerla.
—¿Qué te ha hecho tu padre para que estés así? —
—Nada—
—A mi no me quieras engañar, algo debió decirte para que te pudieras de esa manera —
El se acercó a ella, la tomo de las manos y le dijo:
—Aquí estoy para protegerte nadie te volverá hacer daño —
Ella comenzó a llorar con mayor intensidad es como si quisiera liberarse, ella avanzó más que sin querer tropezó cayendo a las piernas de Julio, este la abrazo y le dio un beso en la frente, Fátima entendió aquel día que ya no estaba sola.
Los dos fueron rumbo a la habitación y a vez que Fátima se tranquilizo, ya estando acostados Julio observó como Fátima dormía y poco a poco se iba hacia él, hasta abrazarlo al parecer ya se le estaba haciendo costumbre, el observaba lo delicada que era, podía sentir la calidez de su cuerpo, en ese momento el comenzó a maldecir su suerte, tenía tantas ganas de hacerle el amor, de tenerla entre sus brazos, llenarla de caricias, si el fuera un hombre completo quizá ella ya fuera su mujer, Julio respiro profundamente como signo de derrota.
A la mañana siguiente la rutina siguió siendo la misma, Mari y Fátima se encontraban en la cocina hablando, Fátima le contaba de como se sentía cuando Julio la tocaba y como el la dejo con ganas de un beso pues siempre que estaban a punto de darse uno el se apartaba.
—Quizá el no sienta nada por mi y solo me estoy haciendo ilusiones pues solo me cuida por ordenes de su madre —.
—Y creo que el siente algo por ti, tu no eres una simple obligación para él, además tú eres mucho mas linda que l as ex — Fátima sonrió, empezó a prep el café de Julio para llevárselo hasta su despacho, sin embargo Genaro salió al paso, la detuvo y con una mirada de lujuria la observó de pues a cabeza lo cual incómodo a Fátima.
—No tienes porque sentir temor de mi princesa— dijo Genaro, está vez Fátima lo esquivó, pero Genaro no se iba a dar por vencido.