En Medio De Todo

Los primeros rayos del sol iluminan el horizonte. La mezcla de colores da una hermosa vista conjunta a la brisa marina el aroma salado del mar completa el idílico panorama.

-- ¡Esto es maravilloso! ¿No les parece? Comenta Gladys quien está recostada en un camastro al igual que Marla David y Roberto, Alfredo y Julio , ellas al centro de todos.

Aún enfundados en sus elegantes trajes y vestidos de fiesta ríen al mismo tiempo emocionados.

No han dormido, para culminar la fiesta, decidieron ver el amanecer.

-- ¡Qué romántico! Agrega David estirándose ya somnoliento.

-- Fue realmente lindo. Esa pareja se le notaba el amor a simple vista. Roberto suspira con su frase.

La hermosa sonrisa de Marla acompaña su acertado comentario.

--De hecho creo, que solo ellos no eran conscientes de su amor o no lo aceptaban.

-- Eso sucede cuando no hablamos de nuestros sentimientos querida.

Comenta Gladys.

El grupo de amigos giran expectantes a verla al mismo tiempo.

--Lo digo por ti y Justin, debiste decirle de tus sentimientos.

Todos, entretejían la historia.

En un tono firme Julio termina por afirmar, observándola con sutileza: -- Habemos más de uno en espera de que nos tomes en cuenta.

Ahora es el observado.

Nervioso, se acomoda en el camastro, utilizando su brazo como almohada.

El tono de voz de Marla deja entre ver su nostalgia.

-- No lo creo, los sentimientos fueron unilaterales.

Sube las piernas al camastro, libertad que le da la abertura de su ajustado vestido verde olivo, las abraza y continúa: -- ¿Les cuento un secreto y no se burlan de mí? _ Prosigue en un susurro_. Nunca he tenido novio, no sé cómo actuar. _La calidez de su sonrisa impacta a los caballeros presentes_. Era el primer chico que me interesaba.

--Yo que tú iba por él, le daría un tremendo beso que se olvidara del mundo y le diría mirándolo directo a los ojos. "Justin, tú eres mío" se lo quitaría la matona de Tatiana.

Agrega Gladys inmersa en el papel, lanzando golpes al viento.

--No lo hagas, seguro te daría una tremenda paliza. Comenta con angustia Roberto.

Julio interviene sin mirarla: -- Si le interesaras, no se hubiese dejado seducir. Mejor sé mi novia Marley.

Levantandose como resorte, al terminar la frase.

-- Uy ... ¡No seas tan intenso si! Esa charla debe ser en privado, romántico, inolvidable. ¡Qué horror no digas que eres mi hermano!

Da un zape en la cabeza a Julio, él sólo sonríe.

-- ¡Es en serio!

-- Se tierno, sí. _Molesta la rubia se cruza de brazos_. ¡Debes de hacer lo mejor hermano!

Lo miran con cierto enojo esos tres amigos, ahora socios dicen mismo tiempo:

--Que poco asertivo eres, así ni pienses en que te daremos permiso de ser nuestro cuñado.

-- ¡Olvídenlo! Julio gracias, pero no eres mi tipo. _ Resulto inesperada declaración, inquietante _. La verdad es mi primera decepción. No sé por qué hablan de ello como si fuera cualquier cosa, en que momento saben y opinan sobre mis sentimientos.

Acomoda una mano un la cintura, y con la libre los señala uno por uno con calma, con gesto molesto.

El grupo se tensa.

Gladis responde apenada:

-- ¡Sólo lo dedujimos! Eres muy obvia.

Unos segundos después esbosa una sonrisa que alivia el reclamo:

-- ¡No sean metiches!¡Gracias por su amistad!

Se pone de pie y aplaude cortando la plática: --Vamos a desayunar, no se que es peor. ¿El hambre, el sueño o la sed?

--¡Vamos!

El grupo de amigos se levanta dirigiéndose al desayuno Buffet.

Al terminar se retiran. Cada uno tiene sus propias obligaciones confirmando que tendrían una cita el lunes en la oficina a primera hora.

* * *

Una buena ducha y después de un par de horas de sueño, Marla se dirige a la playa, pensando en Justin, vervaliza para ella sola:

--En realidad no somos nada así que no hagas tanto lío.

Se regaña mentalmente Marla, siguiendo su andar.

Viste un bikini de dos piezas, con un short sobrepuesto, una gorra y gafas. En su espalda una pequeña mochila donde lleva agua, en una bolsa pequeña del costado su celular con una funda contra agua. En sus oídos, un auricular donde escucha su música preferida, es fan del rock pop en español escucha la melodía y de vez en cuando la tararea.

-- Debo salir de esto, trabaja Marla Ya encontrarás un príncipe que sea solo para ti .

Se regaña así misma con una voz suave, agitando su cabeza.

Se detiene y saca sus zapatos deportivos, los sacude metiéndolos en la mochila.

Está haciéndose tarde y el sol no es tan fuerte.

En su camino ve la arena y de vez en cuando voltea para ver sus huellas impresas en ella, a lo lejos se escucha un ruido de música, personas por todos lados asoleándose, algunos jugando con la arena, otros más nadando en el mar.

Llama su atención un partido de voleibol de playa, a lo lejos.

Sin dudar se dirige ahí.

Camina despacio disfrutando de la vista, el cambio de cancha se da.

El equipo es de tres.

En pocos minutos llega hasta la cancha y toma asiento en una banca con sombra. En el lugar hay dos chicas más disfrutando del partido.

Los dos equipos son buenos, cada punto es defendido por largos minutos. Bloqueos recepciones, saques y recuperadas de balón muy efectivas.

Han logrado reunir un importante grupo de espectadores.

Llama su atención la conversación de sus compañeras de banca. Escucha sin mirarlas y sin perder detalle en el juego.

-- ¿Qué haremos ahora? ¡ No jugaremos! Sharon necesitamos una compañera, esto es tu culpa.

-- No jugaré más con esa zorra quita novios.

Agrega Sheila.

-- No es tu novio, no seas llorona, además ¡Es un nalga pronta, todas mías! Me defraudas, no pensé que te gustara ese tipo de hombres. _ Al decir eso hace comillas con los dedos_. ¡Eres mucho para él hermanita!

Le causa curiosidad la plática.

Calmadas ya, las gemelas y Marla observan el punto de gane emocionadas.

El equipo con el saque da un golpe certero, al cruzar la red es recibido con los dedos, levantado el balón con un excelente ángulo que aprovecha la rematadora.

Lo devuelven con mucha fuerza y velocidad, la chica que sacó, lo recibe dando el pase al centro para que lo acomode y remata. Dos compañeras sincronizadas cercan a la red saltan bloqueando al mismo tiempo.

--¡Eso es todo! Se escucha un grito eufórico entre los espectadores.

El equipo contrario se repliega en línea hacia atrás reclinando el cuerpo en espera del balón, el golpe es letal contundente.

Los dos equipos dominan a la perfección la técnica de juego.

Las tres chicas observan el balón en el aire sonriendo.

-- ¡Es tuya!

Deja pasar el balón la primera rematadora, la segunda asesta con un golpe que se escuchó muy fuerte. Remata en corto cruzando la red y cayendo enseguida de esta del lado izquierdo, aunque las jugadoras intentaron salvarla ninguna llegó dándoles un triunfo limpio.

Se escucha el pitido anunciando el final.

Las seis jugadoras se acercan se saludan bajo la red chocando puños.

-- Les hace falta una jugadora

¿Hoy no van a jugar verdad?

Agrega burlona la capitana del equipo ganador dirigiéndose a las gemelas.

Sharon responde de inmediato:

-- Jugaremos las dos.

-- Eso se puede malinterpretar como ventaja para nosotros. ¡Si ustedes quieren! Jugemos.

Sonríe al responder.

-- ¡ Ya lo veremos!

Las chicas se levantan de la banca, en su maleta dejan sus playeras, quedando solamente en camisetas. Sus nombres impresos con tintas brillantes.

Se colocan unas muñequeras, atando su pelo en una cola alta. Sus movimientos son similares, incluso sus gestos.

Las chicas son altas, delgadas, cuerpo perfectamente definido con cada curva en su lugar. Pelo largo negro, ojos del mismo color muy guapas.

Antes de ingresar a la cancha Marla les pregunta: -- ¿Me dejarían jugar con ustedes?

Ella se miran y sonríen.

Sharon cuestiona de inmediato: -- ¿Qué posición juegas?

Lo dice buscando algo su maleta.

-- La que me dejen, no tengo problema.

-- Bien, pero estos partidos son de apuesta son 200 dólares por partido. Son a tres sets a 10 puntos. Si nos haces perder, tú pagas.

-- ¿De acuerdo? Cuestiona Sheila mirandola a los ojos.

-- Va. Pero si ganamos ustedes me invitan una soda.

_Responde mientras le da la mano_ . Soy Marla, ustedes Sharon Sheila por lo que escuché.

Las gemelas levantaron la mano al escuchar su nombre.

Sheila señala la cancha respondiendo: --Mucho gusto Marla Juguemos o se Irán.

Le avienta un par de muñequeras y se acercan al equipo contrario.

Sharon pide: --¡Escojo cancha!

Se apropian del lugar contra el sol.

-- Bien, el saque es nuestro. Comenta y le lanzan el balón a Marla para calentar un poco.

Inicia Marla con el primer servicio del partido.

Con Impresionante velocidad y fuerza, al cruzar la red impacta con el pecho de la capitana, que hace un rato se burlaba del nuevo equipo, sin poder reaccionar pierde el punto.

Las tres chicas chocan el puño. Las gemelas felicitan: -- ¡Genial Marley!

El balón es devuelto, rodando por debajo de la red.

Se acoplan tanto y de tan buena manera: Acomodando, bloqueando, era asombroso verlas jugar.

Un número aún más grande de espectadores se reune, la mayoría apoyando a las nuevas.

No fue necesario el tercer set ellas ganaron.

Festejan y en señal de bien jugado. Saludan a su oponente con un choque de palmas bajo la red.

La última fue la capitana con Sharon y le da el pago de la apuesta de mala gana.

--Vamos invito a las cocas. Sugiere Marley.

-- Un momento. ¡Queremos la revancha!

La capitana mandona interrumpió los planes.

-- Muy de acuerdo. Esto fue muy poca diversión para mí.

Contestó Marla: -- ¿Ustedes qué opinan chicas?

Las tres toman su lugar de nuevo con otro equipo que se formó. Cambiaron de jugadoras varias veces, sin embargo, no fueron lo suficientemente buenas para ganarles.

En solo 2 sets ellas salieron triunfantes.

Se confroma un nuevo equipo, suben la apuesta y las retan nuevamente.

Esto sucede varias veces.

Así, pasan el tiempo hasta entrada la noche.

Agotada Marla agradeció, se había divertido mucho.

Cuando se disponía a retirarse, Sheila y Sharon la acompañaron. Cenaron juntas, rieron de sus oponentes al recordar sus expresiones incrédulas.

Se pusieron de acuerdo para próximos juegos e intercambiaron contactos.

Marla terminó su día con un regocijante cansancio, que le sacó de sus pensamientos tristes que la invaden los últimos días.