Ella sabia que no era lo correcto pero quería olvídarlo. Un noche ¿Que podría suceder?
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Entiendo su dolor
Ahí estaba el empresario más joven y dueño de un bufete de abogados.
Dante, hombre alto, ojos oscuros, apuesto.
Cada cierto tiempo contaba con reuniones que mostraban casos, documentos y todo lo relacionado con proyectos futuros. Era un hombre muy flexible con sus empleados, pero muy respetado por todos.
- Necesito una secretaria.
- Estamos en eso, hay muchos curriculums, pero aún ninguno cumple con sus requisitos.
- Tienen hasta fin de mes para conseguir uno. Esto hay que solucionarlo, el trabajo se acumula y necesito tener todo organizado a fin de mes. Si no el otro bufete puede quitarnos a nuestros clientes.
- Entendido
Se sentó en su despacho a mirar casos por casos. Y organizar documentos.
- Me gustaría verla. Es una mujer muy bella.
De pronto sus pensamientos se vieron interrumpidos, por el tocar de la puerta.
- Por qué estás terminando conmigo. No me diste una explicación y te fuiste. ¿Que he hecho?
Sabes que te amo y aun así me estás dejando.
Dante tiró un sobre en el escritorio qué contenía fotos de ella engañándolo con un primo de él.
- Me estabas espiando.
- No te hagas la víctima, yo, confíe en ti, pero tú me defraudaste. Todo esto no viera sucedido si tú no vieras cambiado, pero cambiaste y me imagine que algo sucedía.
Ella con una sonrisa descarada en su cara, mostró lo que de verdad pensaba.
- Sí, es verdad no te quiero. Solo te utilicé para que me dieras todo, pero me di cuenta de que tu primo tiene mucho más que tú.
- Bueno que te vaya bien con él.
- Sé que me irá mucho mejor no necesito un hombre románticamente aburrido.
Se marchó del despacho, dejando un gran dolor en el pecho de Dante. Él sabía que no valía la pena llorar por una mujer como ella.
- De no ser por aquella noche, hubiera pensado que todas las mujeres son así, pero no es así.
Dante no se pudo concentrarsé en lo que estaba haciendo, así que decidió inclinar la silla y cerrar un rato los ojos.
Cuando se despertó era bastante tarde, lo suficiente para retirarse a su casa. Recogió todo y bajo el elevador, ya estaba bastante vacía las oficinas.
- Esa mujer es una descarada, como es capaz de engañar al jefe y después hacerse la víctima.
- Pero el jefe es todo un caballero.
- Mejor no hablemos de eso. Nos dijeron que no debemos mencionar nada en la oficina.
Dante que estaba en un costado, escucho la conversación, así que decidió ir por otra ruta y caminar por la avenida que daba al parque.
La luna estaba iluminada y brillante como siempre.
Era una noche fría pero con nostalgia en el aire.
- Si, solo encontrara con quien compartir mis días. Una mujer sincera y apasionada como yo. Sería feliz.
De pronto apareció un amigo suyo y lo invito a tomarse unas cervezas. Fueron al bar donde había encontrado a aquella mujer.
- Que te sucedió, esa noche desapareciste y no dijiste nada. Hasta después me enteré de lo que te sucedía.
- No te preocupes, las cosas no suceden como uno se lo espera.
- Así es amigo mío.
Esa noche bebieron un buen rato. Después de un rato cado uno se dirigió a su casa.