Mi Pequeña Muda

Hoy llegaba Jeremy a casa.

Karla no sabía la razón, pero se sentía un poco expectante con su regreso.

Tal vez le hacía falta escucharlo hablar del clima como si fuera lo más interesante del mundo.

Karla levantó la mirada hacia el cielo, aunque estaba un poco nublado, no parecía que iba a llover.

— El joven aún sigue descuidando su salud. Realmente, no sé que hacer para que coma, he intentado con recetas ligeras, picantes, dulces, pero parece que nada puede entrar en sus ojos. Me estoy volviendo más vieja de lo que soy debido a él. ¿Qué en el mundo es lo que quiere comer?

Karla frunció los labios al escuchar aquello, sin querer dejó de lado su tablet y se acercó a los arbustos para ver qué era lo que estaba pasando.

Por un agujero entre los arbustos, Karla contempló a un par de mujeres.

Ella no quería escuchar a hurtadillas, pero, de nuevo, era una chica curiosa, por lo que cuando escuchó a alguien mencionar a Jeremy no pudo contenerse, después de todo, ella estaba muy intrigada con la vida de aquel hombre.

La primera mujer usaba una vestimenta particular que solo había visto usar a los chefs, ella parecía algo mayor, tal vez tenía unos 50 años o más. La segunda mujer, era mucho más joven, quizás unos 30, ella utilizaba un uniforme de mucama.

Ambas parecían preocupadas.

— Siena, no deberías preocuparte demasiado. El joven no te despedirá por este tipo de asunto. Tu comida es realmente deliciosa, es solo que el joven ha sido quisquilloso desde siempre.

La chef negó con la cabeza mientras colocaba sus manos en la cintura como si se estuviera preparando para dar un gran repertorio.

— Pero, yo quiero que coma lo que hago. Durante este tiempo que estuvo inactivo no terminó ninguno de los platillos que preparé, excepto el desayuno. Y ni hablar del pasado, me preocupa su salud.

Luego de que dijo aquello se alejó dejando a la otra mujer detrás.

— Quizás está haciendo una dieta para algún nuevo papel o vio los comentarios que lo tildaron de obeso y gordo, cielos, no hay que hacer una gran cosa de esto.

Después de que dijo aquello, la mucama se marchó.

Karla se mordió el labio al analizar la conversación que habían tenido.

Así que Jeremy Cash estaba teniendo problemas alimenticios.

Ella no sabía la razón exacta, pero sintió unas inmensas ganas de hacer una gran travesura.

Por lo que se dirigió hacia la cocina de la mansión.

Aunque la mayoría de los empleados la trataban como aire, ella se armó de valor y entro preparada para cualquier escenario que pudiera suceder.

“Quiero preparar algo para… él”

Luego de que Karla escribió aquello, le mostró la nota a el ama de llaves, la cual con una mirada algo desconcertada dejó que empezará a cocinar.

Parecía que se había sorprendido por el entusiasmo de Karla.

No...

Quizás no quería hacer enfadar a la señora y no vaya a ser que la despidan tal como sucedió con Sasha.

Este era el escenario más plausible.

— El joven es un poco quisquilloso con sus alimentos, no le gusta que sean demasiado condimentados, tampoco le gusta que lleven cebolla. El sabor no debe ser demasiado salado o simple… Mi Señora, mejor dejé que yo lo haré.

La chef de la mansión realmente estaba preocupada de que Karla haga un desastre en la cocina.

Karla la miró de manera sonriente mientras hacía un ademán de que lo dejé todo en sus manos.

Después de todo, aunque ella no era una gran cocinera, sabía uno que otro platillo que podrían describirse como exquisitos.

Y aunque cocinar para Jeremy no era algo que había planeado, quería hacerlo para ver lo quisquilloso que podía llegar a ser. Además, ella pensó que aquel hombre no iba a negarse a probar su mayor plato estrella, debido a cierto acuerdo de cordialidad que existía entre ellos.

Karla iba a preparar... Macarrones.

¿A quién no le gustan los macarrones?

Incluso si no le gustaban, al menos por educación, debía aceptar comer lo que había hecho.

Karla sonrió para sus adentros al imaginar a Jeremy queriendo rechazar pero no poder hacerlo.

Esto que estaba haciendo Karla no solo era para su disfrute personal, también lo estaba haciendo por la salud de Jeremy, después de todo había preparado algunas cremas nutritivas.

Al menos una parte mínima de ella estaba preocupada por él, muy mínima.

— Señora, ¿está segura de lo que está haciendo?

Karla asintió sonriente.

Ella estaba muy segura.

Cuando Jeremy llegó a casa, estaba a punto de oscurecer.

Él se sentía cansado debido a todas las veces que tuvo que posar hacia la cámara. Incluso sintió que sus mejillas estaban congeladas en una sonrisa, aunque ese no era el caso. Aparte desde la tarde un dolor algo incómodo se había alojado en su estómago haciendo que él se sienta irritable.

Sin embargo, todo su malestar salió por la ventana en cuanto vio a la pequeña pervertida esperándolo con el resto de los empleados como si hubiera estado esperando por su regreso.

La sensación que sintió al pensar en ello fue algo extraña, parecía que una parte de él se sintió algo cálida por dentro ante este tipo de recibimiento.

Casi sintió como si está mansión vacía hubiese obtenido un toque de calidez.

— ¡Bienvenido, joven! — corearon los empleados.

Jeremy asintió mientras seguía caminando.

Karla al notar su apariencia, no pudo evitar pensar que él realmente parecía un joven heredero al que todo el mundo debía inclinarse. Incluso su aura era algo noble y aristócrata.

— Karla… hola — dijo Jeremy.

Él parecía que no sabía cómo actuar ante ella. Era como si estuviera aturdido con su presencia. Acción que Karla vió algo novedosa.

Bueno, si seguía mirándola así, ciertamente Karla pensara que su asombro no se debe a la sorpresa que le causó verla, sino porque quizás su cara estaba sucia o le había salido un tercer ojo.

Sea como fuera, Karla sonrió de manera radiante ante su saludo, demostrándole que estaba encantada con su llegada.

Jeremy frunció el ceño ante la sonrisa de Karla.

Por lo que Karla no pudo evitar sentirse decepcionada al pensar que Jeremy actuaba así porque creía que ella estaba planeando algo malo.

Sin embargo, la expresión de Jeremy no se debía a eso, era solo que él se sentía algo incómodo con la atención de Karla.

Después de todo, él no estaba acostumbrado a estar rodeado de alguien que parecía desbordar calidez por cada uno de sus poros.

Luego de entrar a la mansión y de que Jeremy arreglará todo lo que se supone que debe hacer.

Karla se dirigió a la cocina y empezó a preparar los platos para servir la mesa.

Cuando terminó de servir los platos no pudo evitar pensar si debía ir a buscar a Jeremy o debía esperar a que él venga por su propia cuenta.

Justo cuando se iba a levantar con la intención de irlo a buscar, Jeremy llegó.

Él se veía serio, parecía que algo lo estaba molestando. Incluso Karla notó un sudor frío que cubría su frente.

Sin querer, Karla se acercó a él con la intención de tomarle la temperatura.

Pero, antes de que ella pudiera hacerlo, Jeremy se apartó haciendo que la mano de Karla quedará colgando en el aire.

— ¿Qué estás haciendo? — cuestionó.

Debido a que él había sujetado sus manos, lo único que pudo hacer Karla es señalar la frente de Jeremy con su barbilla.

Al parecer Jeremy se dio cuenta de la intención de Karla debido a que su actitud defensiva se redujo un poco.

— No es nada, no necesitas preocuparte. Vamos a comer.

Luego de que dijo aquello, aflojó el agarre que tenía sobre las manos de Karla para luego dirigirse hacia su asiento designado.

Karla se mordió el labio, sintiéndose un poco preocupada, después de todo, no estaba haciendo calor, la temperatura del aire estaba en un grado normal para mantener a las personas frescas.

Pero, aunque Karla estaba preocupada, no había nada que pudiera hacer mientras Jeremy no quiera ser ayudado.

La comida transcurrió sin problemas, sin embargo, Jeremy toco solo la cuarta parte de todos los platillos que había preparado.

Al notar como elegía la carne sobre los vegetales, Karla se dio cuenta de que lo que había dicho aquella mujer no era un invento.

“Deberías comer más vegetales, son buenos para la salud”

Jeremy, al leer la nota que había preparado con antelación Karla, sacudió la cabeza.

— No me gustan — sentenció con franqueza — No puedo comerlos, me producen asco.

Karla no pudo ni siquiera parpadear ante la explicación de Jeremy.

No había palabras para describir lo que su franqueza causó en su interior.

— Gracias por hacer esto, pero si quieres pedirme algo solo dímelo que si es algo razonable no me negaré — añadió mirándola de manera fija.

Karla realmente no sabía si debía reír o llorar ante su comentario.

Este chico realmente tenía una gran idea de Karla.

Después de todo, Jeremy era alguien que nunca había recibido este tipo de trato a menos que algo estuviera en juego. Por lo que asumió que Karla estaba siendo amable con él porque quería pedirle algo.

Esa fue la explicación lógica a la que llegó luego de que la mucama le dijera que la señora de la casa había preparado la cena.

Lo único que quería ver era tu cara llena de desagrado. ¿Cuenta eso?

Karla pensó para sus adentros.

Al final solo sacudió la cabeza.

No le vió sentido a esta conversación.

Jeremy asintió mientras seguía degustando lo único que parece que le gusto: la carne.

Realmente era un chico difícil de complacer, pobre de la mujer que termine en el futuro enamorándose de él debido a que tratar con Jeremy era como tratar con un puente hecho a base de cáscara de huevo.

Pensó Karla para sus adentros.

Luego de que cada quien terminó de comer.

Cada uno se fue por su propio lado.

Karla al mirar el estado de Jeremy pensó que aquel hombre realmente parecía estar enfermo, pudo notar que mientras caminaba de regreso a su habitación se sujetaba el estómago como si le doliera.

¿Qué en el mundo estaba mal con él?

Al final, con muchos pensamientos en mente optó por retirarse a su habitación con la intención de asearse. Sin embargo, antes de hacerlo, le escribió una receta casera a la mucama para que le prepare a Jeremy.

Debido a que ya era un poco tarde cuando salió del baño decidió omitir su noche de películas y mejor se puso a navegar por internet.

Sin embargo, mientras Karla revisaba los mensajes y las publicaciones de los demás, apareció un tema en línea que la dejó boquiabierta.

“El pasado de la esposa de Jeremy Cash es tan fangoso: plagio, promiscuidad, drogas”.