De Sirvienta A Señora Del Ceo

Marcos intentó alejar a Melisa de él. No era apropiado que Melisa lo abrazara con tanta confianza, ya que cualquier otro empleado lo podía malinterpretar.

Lo peor sería que Carlota, o alguien allegado a Paola, pudiera verlos. Las cosas para Melisa se pondría más complicadas.

Además, la chica estaba por convertirse en la esposa de Santiago, y era demasiado atrevido de su parte abrazar a la mujer de su Jefe.

Santiago hizo demasiadas cosas por él, y lo menos que Marcos podía hacer, era proteger a la mujer que iba a cambiar la vida de Santiago.

__ Lo siento si me deje llevar por mis emociones, no quise invadir tu privacidad.__ Melisa se disculpó con Marcos.

__ Es suficiente..._ No olvides quién eres... _ Dijo Marcos en un tono de voz demasiado cortante.

Melisa se sorprendió demasiado, miró a Marcos con confusión, ella solo quería demostrarle que se sentía feliz de verlo aún ahí.

Ella no miraba nada malo en lo que estaba haciendo, pero parecía que había cometido el peor de los crímenes.

__ Solo estoy feliz de verte en esta casa, no tienes que ser tan grosero conmigo... _ Respondió Melisa un poco furioso.

Marcos levantó una ceja, no quería ser cortante con Melisa, pero tampoco quería que, Melisa, lo interprete y se vuelva a repetir esa misma escena.

_ No quiero ser grosero contigo. No obstante, debes saber que no es apropiado que la futura esposa de Santiago Wlod, abrace con tanta confianza a un sirviente. _ Mencionó Marcos.

__ ¡No eres un sirviente!... Para mí, eres una persona muy importante. Tú hiciste lo que nadie ha hecho por mí en toda mi vida... Me has defendido de esas dos serpientes. _ Dijo Melisa.

__ Ah, es eso.

_ Lo que hice por ti, lo hubiera hecho por cualquier otro persona. No me gustan las injusticias.

__ Deja de sentirte importante por mí. No confundas las cosas... _ Terminó por decir Marcos.

Melisa bajó la cabeza, muy avergonzada de lo que acababa de suceder. Tras un largo silencio entre ellos. Marcos fue el primero en hablar por segunda vez.

_ Ve a tu habitación a cambiarte de ropa, Santiago y tú van a salir a comprar algunas cosas que vas a necesitar a partir de mañana... _ Marcos le informó a Melisa la orden de Santiago...

Al mismo tiempo, Melisa levantó los hombros como gesto de que no le importaba ir con Santiago de compras.

__ ¿Por qué siempre debo obedecer las órdenes de Santiago?..._ Se preguntó Melisa a ella misma.

_ Más tarde me cambiaré de ropa, ahora solo quieto jugar con Tomás._ Respondió Melisa, pasando a un lado de Marcos.

Marcos agarró el brazo de Melisa, antes de que ella diera un paso más. Melisa estaba cruzando todos los límites con su rebeldía.

_ Por encima de ti está Santiago, y si él ha dado una orden, debes ejecutarla de inmediato. _ Dijo Marcos apretando el brazo de Melisa con fuerza.

Melisa giró su cabeza a su lado derecho, miró la mano de Marcos agarrando su mano con fuerza... En ese momento, Melisa se dio cuenta qué no podía continuar luchando contra la corriente.

__ Enseguida, me cambio..._ Respondió Melisa, quitando la mano de Marcos de su brazo.

Marcos continuó su camino, dejando a Melisa ahí sola. Melisa se inclinó para atrapar de nuevo al perrito entre sus brazos.

Tomás era el único en esa casa que la amaba con fuerza. Eso hacía que, Melisa se sintiera amada por algún...

Mientras que Melisa abrazaba con fuerzas a Tomás, Carlota se cubría su boca con fuerza. La anciana había escuchado todo lo que Melisa y Marcos hablaron.

Por un tiempo, Melisa abrazó con mucho cariño a Tomás, al asegurarse que no había nadie más cerca, Carlota se acercó a Melisa.

__ ¿Quién te agrada más, el chofer o el señor?...

__ Me imagino que el señor de la casa. El joven Santiago te puede dar todo lo que quieras, claro en lo económico, porque dudo mucho que te pueda cumplir como hombre._ La voz curiosa de Carlota llegó de atrás de Melisa.

Melisa trató de ignorar las provocativas palabras de Carlota. Sin embargo, Carlota no estaba dispuesta a dejar que Melisa se alejara después de haberla visto muy junta con Marcos.

_ ¿Cómo es Marcos en la cama?... ¿Me imaginó que él será quién te va a dar tu noche de bodas, ya que el señor Santiago no puede?...

Melisa se detuvo un poco antes de subir las escaleras. Aunque trato de ignorar cada una de las palabras de Carlota, le fue imposible no sentirse lastimado, por sus palabras.

Melisa se dio la vuelta, caminó hasta Carlota, y le dio una fuerte bofetada. Que provocó que Carlota cayera al piso de trasero.

__ ¡No me va a importar que sea una anciana. Si vuelves a provocarme, te pondré en tu lugar!... _ Gritó Melisa con fuerza.

Carlota quedó impactada, no esperó que Melisa se atreviera a ponerle una mano encima, y además, la amenazara con volver hacerlo si la volvía a provocar.

_ ¡Eres una maldita!... ¡Me la vas a pagar!... _ Gritó Carlota intentando levantarse del suelo.

Santiago, que había escuchado todo, abrió la puerta de su habitación, en su cara se podía notar una clara furia.

Miró a Carlota ponerse de pie, e intentar golpear a Melisa. En ese momento, Santiago, no pudo controlar más su rabia.

__ Señorita Carlota. Recoge tus cosas y vete de esta casa ahora mismo.

Al escuchar la orden de Santiago, inmediatamente, volteó Carlota. La anciana movió los labios con nerviosismo.

__ ¡Joven Santiago, puedo explicarle!... _ Rápidamente, Carlota mencionó.

__ ¿Qué me vas a explicar?... Qué no es lo que escuche, O Qué no pretendías ponerle una mano encima a mi prometida.

__ ¿Quién eres tú?. Para ponerte en el mismo lugar que ella... _ Preguntó Santiago.

El cuerpo de la anciana no dejaba de temblar. Carlota bajo la cabeza, para ocultar sus lágrimas. La anciana llevaba demasiados años trabajando para la familia Wlod, era imposible que no sintiera un profundo dolor en su corazón.

__ Señor, no me corra. Yo no tengo a donde ir. He pasado mi vida entera trabajando para esta familia...

__ ¿No escuchaste?...

__ ¡Recoge tus cosas y vete de esta casa ahora mismo!..._ Mencionó Santiago.

Al ver a Carlota llorar, el corazón de Melisa se ablandó, no podía permitir que una mujer tan adulta estuviera vagando por las calles.

Melisa se acercó a Santiago, junto Tomás, enseguida, Melisa se arrodilló dente de la silla de ruedas de Santiago...

__ Por favor, no la corras de esta casa. Dale una segunda oportunidad._ Suplicó Melisa.

Santiago miró con coraje a Melisa. Santiago no podía creer que Melisa fuera una mujer tan estúpida, para después de haber sido humillada, todavía rogara por su verdugo.