Continuación de la historia "Una vida llena de misterios y fantasías".
Feng Bao-Liang una pequeña princesa fue bendecida por un misterioso ser sobrenatural que los hombres apodaron el "Gran Dios Fénix". Y así un pequeño pueblo se convirtió en un gran imperio, abasteciendo a los ciudadanos de toda la fertilidad de la tierra.
pero...¿Por qué? nadie lo sabía...
Cuando la princesa nació, el gran fénix se presentó y la nombró como tesoro imperial.
El tiempo pasó y la princesa creció junto a su hermano mayor.
Todo parecía ir de maravilla hasta que la guerra se desató; entonces las cosas cambiaron...la vida de la pequeña princesa cambió completamente.
Ahora ella debe proteger a su imperio, buscar el porqué ese fénix la cuida y le enseña a controlar su maná espiritual sin pedir nada a cambio...¿Logrará Bao-Liang encontrar respuestas antes de lo inevitable? Porque después de todo un destino cruel le espera..
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Capítulo 12: Invasión.
— ¿Qué está pasando aquí? —
— Padre. —
Bao-Liang saluda al emperador y niega ligeramente, los soldados se dispersan para seguir con su entrenamiento.
El general por su parte solo se mantiene en su misma posición sin decir nada más. El padre de la niña observa la espada hecha pedazos en el suelo.
— Parece que me perdí de algo. —
Comenta fulminando al mayor, este solo sonríe avergonzado mientras evade la mirada.
— No pasó nada. —
Dice la niña sonriéndole.
— ¿Que te pasó? —
Pregunta el emperador sujetando suavemente la muñeca de su hija al notar algunos rasguños en la palma de sus manos.
— Un pequeño rasguño. —
— ¿Pequeño? ¿Como le explicaré eso a tu madre? —
— Padre, relájese. Fue una pelea amistosa con el abuelo, ¿Cierto compañeros? —
La pequeña mira a los soldados y estos asienten rápidamente.
— Es verdad, Su alteza es una experta en el esgrima que incluso derrotó al gran general. —
Agrega el capitán Ming acercándose a los presentes.
— ¿Derrotaste al abuelo? —
Cuestiona Feng-Chen con incredulidad, el propio general Wei asiente.
— El abuelo solo me dio ventaja. —
Bao-Liang solo sonríe ligeramente todavía sosteniendo su espada la cual había vuelto a su apariencia inicial.
— ¡Informe! —
Los soldados se giran en dirección a la voz, un soldado con heridas pequeñas en sus brazos se abre paso entre sus compañeros hasta llegar al emperador.
— ¡Informe! Un ataque sorpresa del enemigo a la base, muchos soldados caídos. —
Habla el soldado haciendo una reverencia dejando sorprendido al emperador pues no esperaba a que el enemigo atacara en tierras de los Feng.
— ¿Dónde está el resto del ejército? —
El general Wei da un paso al frente ayudando al soldado a levantarse.
— El escuadrón del capitán Li está defendiendo la entrada de la ciudad, pero una parte del ejército enemigo rodeó la ciudad y se abren paso para llegar aquí, la base. —
— ¡¿Cómo se atreven a ser tan arrogantes frente a nosotros?! —
Exclama con indignación el capitán Ming.
— Capitán Lian y Dai reúnan a una parte del ejército y vayan en dirección a la puerta de la ciudad, no permitan que el resto de los enemigos entren. Porque una vez que entren a la ciudad, la frontera no será segura. —
— A la orden general. —
Hacen una reverencia los mencionados y empiezan a reunir a sus escuadrones para ir hacia la puerta de la ciudad frontera.
— El resto prepárense para exterminar al enemigo que se acerca. —
Agrega el hombre, los demás soldados se dispersan para prepararse de inmediato.
Bao-Liang solo observa sin pestañear tratando de procesar la situación.
— Capitán Ming a ti te ordeno sacar de la ciudad al tesoro imperial sana y salva. Busca un lugar seguro y protegela a como de lugar. —
— No se preocupe su majestad, protegeré a su alteza con mi propia vida si es necesario. —
Asegura el capitán Ming inclinando la cabeza como muestra de determinación, su escuadrón de soldados hacen lo mismo y salen en busca de su armadura y caballo para escoltar al gran tesoro imperial.
— Abuelo, yo quiero quedarme y defender la ciudad y sus ciudadanos —.
Bao-Liang sujeta la mano de su abuelo tratando de convencerlo de quedarse pero la decisión ha sido tomada.
— Tu seguridad es lo primordial, el capitán Ming te escoltará a un lugar seguro. —
— No, quiero quedarme. —
— No puedes. —
Su padre, el emperador se niega a rotundamente. En eso su caballo blanco aparece con la montura ya lista.
— No me iré. —
La pequeña se cruza de brazos determinada a quedarse. El general mueve la cabeza y da la orden de que se la lleven ya. El capitán Ming se acerca y la levanta con facilidad llevándola hacia el caballo quien parece entender la situación porque deja que el hombre la coloque sobre él.
— Abuelo no. No quiero irme. —
— Cuidenla, es lo más preciado que el imperio tiene. —
Agrega el emperador antes de darle la señal para que el cabello empiece a galopar yéndose sin darle tiempo a Bao-Liang de bajarse o seguir insistiendo.
— ¡Padre! ¡Abuelo! —
La pequeña observa como su abuelo y padre se hacen mas pequeños con la distancia, el capitán Ming y su escuadrón rodean al caballo y empieza la huida para proteger a la princesa. A lo lejos aquellos tres viajeros observan la situación.
El ejército del imperio enemigo llega a la base donde pronto se libra una batalla brutal. El ejecutivo Feng defendiendo su honor y libertad, mientras los extranjeros luchando por obtener esas tierras fértiles.
A lo lejos por un gran camino se observan a los soldados que guían a la princesa hacia un lugar seguro. Los tres viajeros se encaminan hacia donde se dirige la pequeña princesa, ya que ella era su prioridad.
— ¿El abuelo y padre estarán bien? —
Pregunta Bao-Liang con temor.
— Por supuesto su alteza, tanto el general como el emperador son hombres experimentados en el campo de batalla. —
Responde el capitán Ming cabalgando junto a la niña.
Pronto los caballos se alejan de la ciudad con rapidez.
Los soldados atentos a cualquier amenaza mientras cabalgan hacia un camino poco concurrido de arbustos en donde podrían esconderse los soldados del ejército enemigo.
— Alteza, una vez que logremos cruzar este sitio, usted estará a salv-
Una flecha cae al pie del caballo de uno de los subordinados del capitán que iban al frente, esto hace que el caballo salte y empiece a resoplar mirando hacia los arbustos. Luego una oleada de flechas caen a unos metros de ellos.
— Retrocedan. —
Ordena el capitán, los caballos empiezan a relinchar y pisotear el suelo inquietos. El único que se mantiene tranquilo es el caballo blanco de la princesa, este empieza a retroceder con lentitud como si tratara de no asustar a la pequeña. Bao-Liang aprieta su espada al ver como detrás de ellos aparecen soldados enemigos con armas, listos para atacar.
— ¡Protejan a su alteza! —
Ordena el capitán Ming, los soldados sacan sus espadas y rodean el caballo blanco protegiendolo de los enemigos.
El capitán se pone delante de la niña al ver que del otro extremo del camino aparece otro grupo de soldados y ahora los dos grupos los rodean.
La tensión crece con cada movimiento lento y el leve sonido de las espadas desevainandose.
— Ese caballo es interesante. —
Comenta un chico observando la escena desde los arbustos con otro grupo de soldados a su lado.