En el 2010, dos años después de su receso a su tiempo, Anastasia, lleva una vida muy tranquila. De su casa a la universidad, en dónde daba clases, y de ahí de regreso.
todo se moviliza cuando recibe un sobre proveniente de florida, firmado por su hermana, en tiempo presente. Ana se siente un poco extraña con este hecho, sumado a un accidente, por el cual, vuelve a viajar, Pero está vez a 1989.
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capitulo 12: EL NUEVO SER
Capítulo 12: EL NUEVO SER.
Un rato más tarde, todos estaban en la guardia del hospital, sentados en la sala de espera mientras Ralf y Val hablaban con el médico.
De repente, Ralf salió y todos se acercaron.
—Bueno, hoy no nacerá —anunció—. Dilata muy lentamente, así que deberá quedarse en observación… aunque no es probable que sea esta noche.
Las miradas se cruzaron entre alivio y desilusión.
—Pero apenas tiene ocho meses... —dijo Ana.
—El bebé está bien, eso dicen. —respondió Ralf.
En ese momento, una voz interrumpió detrás de todos:
—Lo siento, amigo. Llegamos recién.
Chris y Lucas se acercaron a Ralf, cruzando entre ellos.
—Gracias por venir, muchachos, pero todo está bajo control.
Ana no pudo evitar cruzar miradas con Chris; el instante fue incómodo, denso, como si todo lo no dicho pesara en el aire.
—Ana, nos vamos. Papá está cansado —dijo Yoli.
—Bueno, yo me quedo —respondió ella.
—No, no. Es mi esposa, yo me quedo —insistió Ralf.
—Pero ya dijeron que no será esta noche. —Lucas le puso una mano en el hombro—. Vamos, amigo, hoy te acompañamos nosotros. Mañana regresas temprano.
—Yo me quedo contigo —añadió Chris.
Ana lo interrumpió:
—Cualquier cosa yo te llamo.
Su cuñado, finalmente, aceptó.
Esa noche Ana la pasó en vela, cuidando a Val. Cada tanto su hermana se despertaba con dolores, y ella permanecía atenta, sin apartarse de la cama.
Al amanecer, llegó Ralf, y Ana partió directo al trabajo. Ese día comenzaban a grabar en exteriores, en la estancia. Lucas fue por ella, aliviado de que no se quedara atrás.
Ya era suficiente que faltara el director, por suerte, Ralf y Chris sabían lo que Ralf tenía en mente y ese día lo suplantarian ellos.
Apenas llegaron, Ben se le acercó con entusiasmo:
—Hola, mi niña bonita. Me enteré… ¿cómo está Val?
—En observación, solo por precaución. Están bien los dos.
—Qué bueno, hija. ¿Y tú? Te ves agotada.
—Y lo estoy, Ben. Pero tengo que trabajar. —sonrió débilmente y le apoyó una mano en el hombro—. Me voy a organizar todo.
—Hasta luego, mi niña bonita. —se despidió él.
Ana se sumergió de lleno en la producción. Preparó actores, ajustó la escenografía, daba indicaciones. Entre tarea y tarea preguntaba a los asistentes si Ralf había llamado, aunque no había novedades.
Ya estaban por comenzar a grabar y aún no traían mis caballos.
-¡¿Los caballos?!- pregunto Pero no los vería por ningún lado
Necesitaba el de Chris, ya que Ralf, además de ser el director, también era uno de los actores.
-¡¿En dónde están los caballos?!- repitió.
Se acercó un muchacho con el caballo de tiro.
—Al fin… —Ana suspiró—. ¿Vos sos el guardia de seguridad del barrio de mi hermana?
—Sí. Y vos sos la cuñada de Ralf.
—Exacto. ¿Qué hacés acá?
—Tengo dos hijos que mantener, un solo trabajo no alcanza. —Se presentó con una sonrisa—. Soy Cristian, me dicen Cris.
Ana lo miró con curiosidad. ¿Justo Cris se tenia que llamar? Sonaba exacto a Chris.
—Prefiero llamarte Cristian. Yo soy Anastasia, pero me dicen...
—Ana. Ya lo escuché.
Ambos sonrieron.
En ese instante apareció Chris.
—Ya estoy listo.
—Yo lo ayudo, señor —se ofreció Cristian en inglés.
Ana parpadeó sorprendida.
—¿Hablás inglés?
—Algo.
—No hace falta. —Chris tomó las riendas del caballo, marcando terreno—. Ya hicimos amistad, ¿verdad?
—Está bien. —Cristian se despidió con respeto—. Cualquier cosa, me avisan.
—Gracias, Cristian —dijo Ana, siguiéndolo con la mirada.
Cuando giró hacia Chris, lo encontró observándola con gesto irónico.
—¿Qué? —preguntó ella.
—Veo que bajaste el nivel de tus conquistas —dijo él, malicioso.
Ana se cruzó de brazos.
—¡En serio, Chris! ¿Que ocurre contigo? Últimamente parecés tu hermana… o peor, tu padre.
El rostro de Chris se endureció.
—¿Qué tiene mi padre?
Ella suspiró, giró los ojos.
—Nada, chris. Ahí viene Lucas, hay que grabar.
Chris no respondió. Solo montó su caballo y se alejó.
Lucas, al notar la tensión, la encaró.
—¿Qué pasó entre ustedes?
—Nada. —contestó Ana seca.
—Ana, Chris estuvo muy mal luego de que... bueno, Pasó meses sin salir de la cama hasta que su madre regresó y logró levantarlo.
Un nudo le oprimió el pecho. La culpa se mezcló con el enojo.
—¿Y Clare? ¿Dónde entra en todo esto?
—No lo sé.
Ella lo miró fija un segundo.
—Tranquilo, Lucas. Entre Chris y yo todo es… cordial.
—Ana…
—Por favor, basta.
Lucas suspiró resignado y volvió a su tarea.
El día transcurrió pesado. Ana no dejaba de pensar: ¿qué pasó con el hombre dulce y bondadoso del que se había enamorado? Ahora solo veía orgullo, rencor y heridas abiertas.
Casi al final de la jornada, Ben se acercó con noticias.
—Lucas se marchó, su novia no se sentía bien. Y llamó Ralf.
—¿Qué dijo? —Ana sintió el corazón acelerarse.
—Val está en labor de parto. Puede ser en cualquier momento.
—¡Me voy ya! —exclamó ella.
—Yo te llevo —se adelantó Chris.
Ana lo miró con frialdad.
—¿Vamos en taxi, Ben?
—Claro, hija. cómo quieras.
—Ana, por favor… —intentó Chris.
—Yo los acerco si quieren —ofreció Cristian.
Ana lo miró un instante y asintió.
—Muchas gracias, Cristian. Vamos.
Y, sin darle otra oportunidad a Chris, tomó el brazo de Ben y salió.
Chris los siguió con la mirada, con un gesto cargado de rabia contenida.
Cuando llegaron al hospital, Ralf estaba parado caminando de un lado a otro en la puerta de la sala de parto.
Cristian también bajo. Los tres se acercaron al futuro padre.
-¿Qué paso?- pregunto Ana directa.
-Aun está en la sala de parto. Muero por estar con ella.
Ana acarició su brazo.
-Todo saldrá bien.
Por la entrada se acercaba Chris.
-¿Cómo está todo?- pregunto.
-Está en la sala de parto, amigo... ¿Será muy tarde para comenzar a fumar.
Todos comenzaron a reír.
-No te preocupes, amigo mío.- respondió Chris.
Al cabo de un rato, una enfermera abrió la puerta y todos se pusieron en alerta, hasta el nuevo Cris.
-El papá ya puede entrar.
Ralf entro y en minutos salió con un bebé en brazos.
Todos se acercaron, Ana tomo la delantera.
-Ya eres tía...- le digo mientras Ana corría apenas la bata para poder ver la carita -Les presento a Alex...
Todos los miraron.
-Sería Alexander, Pero bueno... Alexandra es ahora.
-¿Puedo?- pregunto ella estirando los brazos.
-¡Claro!- respondió él y se la dió -Ahora me avisarán cuando lleven a Val al cuarto.
Ana apenas escuchaba lo que decía su cuñado. Cuando tuvo a ese ser tan pequeñito y frágil entre sus brazos, sintio que no existía nada más. Solo esa personita de cabello negro y mejillas rosadas. Ahí fue cuando la duda se apoderó de ella ¿Realmente quería regresar a su época?