Dos mundos, dos almas, un destino entrelazado a través de los siglos. En esta historia de fantasía atemporal, un eco del pasado resuena en el presente, uniendo realidades paralelas. Nuestros personajes principales se encontrarán atrapados en un círculo lleno de romance prohibido, misterio, rivalidades familiares y secretos milenarios que convergen en una trama donde sus vidas se conectan de forma inesperada e inquebrantable. Encuentros emotivos, contrastes entre inocencia y sorpresa, darán intesidad, capturando la magía de cada momento. Mientras una profecía ancestral juega alterando el curso de la historia, viejos lazos, nuevos misterios, deberán navegar entre el amor y la sed de venganza que amenaza con consumirlos para decidir si su conexión perdurará por siempre o se desvanecerá en el tiempo
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Capítulo 11… Un sueño o una vida pasada
Valentina sentía que su mente se convertía en una película. De repente, veía con total claridad al joven de su sueño. Estaba con él, siendo una niña, frente a un acantilado. Sus rasgos eran nítidos: mentón pronunciado, cabello castaño con reflejos rubios, ojos grises, mejillas sonrosadas y labios delgados. Su ropa, una camisa crema, pantalones anchos y botas de cuero, era de otra época.
_Sin duda, algo no está bien conmigo_ pensó, frotándose los ojos para volver a la realidad.
No sentía sus manos. Parpadeó y se encontró con el reflejo de los azulejos y el cristal empañado de la puerta del baño. "Esto no parece un sueño". Suspira pesadamente y, una vez más, cae en la oscuridad.
Pasado un tiempo que no sabe cuánto, Valentina abre los ojos con dificultad, parpadeando ante una luz brillante. Gira el rostro, molesta por la claridad.
— Tranquila, solo te evalúo —le dice una voz femenina que no reconoce.
— Soy la doctora Evelyn Marín, neuróloga. Estaré llevando tu caso. Te haremos algunos estudios. Por ahora, te estamos aplicando un suero porque estás algo deshidratada —explica la doctora con calma
—. ¿Sabes dónde estás? —pregunta.
Valentina niega con la cabeza e intenta responder, pero su voz suena oscura y cansada.
— ¿Recuerdas tu nombre? —continúa la doctora.
— Sí, claro, me llamo Valeria... eh... ¿Dónde estoy? —responde, pero la confusión ya se nota en su tono.
— Muy bien, Valeria. Te encuentras en la Clínica Central. Tu amiga te trajo de urgencia. ¿Recuerdas lo que estabas haciendo antes de desmayarte? _
Valentina se queda en silencio, recordando el momento en la ducha. Su rostro se llena de dolor.
- Dios, ¿por qué es tan difícil? _ Se repite en voz baja.
— Creí que estaba soñando. ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? _ Le pregunta la Doctora.
— Está bien, no te esfuerces. Por lo que tu amiga nos contó, fue un par de horas antes de llegar aquí. ¿Me repites tu nombre, por favor? _ La Doctora es amable mientras sigue evaluando y tomando notas.
— Vale... Vale... Valentina — responde, confundida.
— Creí que habías dicho Valeria. Podría ser un síntoma de confusión —dice la doctora antes de salir, aunque con cara preocupada.
—. Seguiremos con los estudios. Más tarde regresaré para ver tu evolución. _ Está le sonríe amable y sale de la habitación.
Valentina observa la habitación de la clínica, aburrida y conectada a un monitor. En eso, Estefany entra nerviosa y corre hacia ella.
— ¡Mi Valen, qué bueno que despiertas! —Estefany le da un suave golpe en el brazo, remarcando cada sílaba
—. ¡NO-VUEL-VAS-A-HA-CER-ESO! —dice, tratando de sonar molesta, aunque su rostro refleja una genuina preocupación.
— ¡Auch! Estás loca —se queja Valentina, pero sonríe.
— Estaba preocupada. Si no te hubiese encontrado a tiempo, tal vez estarías muerta —solloza Estefany, inclinándose sobre el pecho de su amiga. Valentina la abraza y le acaricia el cabello para tranquilizarla.
— Tranquila, Estef. Estaré bien. Siempre lo estoy —murmura.
Ambas crecieron juntas en un orfanato de un pueblo olvidado. Ahora, a punto de cumplir 20 años, la única familia que tienen es la una a la otra. Valentina, en particular, ha intentado investigar sobre su pasado, especialmente desde que a los 15 años empezaron a visitarla esos recuerdos de otra vida. Se pregunta si la reencarnación es real, una idea que su amiga ha defendido muchas veces.