Hecha A Mi Medida

En cuanto llegamos de nuestro pequeño viaje, nos quedamos en el departamento de Gael, ni bien cruzamos la puerta sonó su celular y al contestar era Marco, que le dijo que pusiera el altavoz y me gritó emocionado, te lo dije, ellos te adoran. Sentí una calidez en mi corazón y me dieron ganas de llorar. Gael se despidió de su amigo y me alcanzó en el sillón, seco mis lágrimas y me abrazó preguntando que me pasaba, yo estoy muy feliz, le confesé y me abrazó con mayor fuerza, no llores por eso, es lo que te mereces. Y cambiando de tema ya regresamos y no puedes escapar, dime que has pensado, te vienes a vivir conmigo o yo me voy contigo? Sonreí en medio de las lágrimas y le dije, creo que yo me mudare, en mi departamento no hay estacionamiento para tu auto. Así que el aplaudió y me llenó de besos, luego me cargo hasta la cama de de hicimos el amor muy apasionadamente, ya que en la casa de mis suegros no pudimos hacer nada.

En la semana fui cambiando mi ropa y cosas personales, no quería dejar del todo el departamento, ya que estaba céntrico y cercano a mi trabajo. Pensé en conservarlo un par de meses en lo que veía si me adaptaba a vivir en pareja. Le comenté a Ximena por si ella o alguien del trabajo se quería quedar con él un tiempo, ella me dijo que lo pensaría pero que con sus padres estaba muy cómoda. Así el fin de semana terminamos de recoger todo, dejé todos mis muebles y cerré un capítulo de mi vida.

Para mi sorpresa Daniel alzó la mano, quería quedarse con el departamento amueblado, porque se casaría pronto y no encontraba algo de su agrado todavía, así viviría un tiempo ahí mientras conseguía algo definitivo. El pagaría la renta, lo que me dejaba más dinerito para ahorrar y poder comprar más rápido mi auto.

Pasaban las semanas y las cosas con Gael estaban de maravilla, de verdad parecía que estábamos hechos el uno para el otro. Un día me preguntó si me estaba cuidando para no embarazarme, y me abrí a platicarle de el implante qué me puse cuando estaba con Martín, y de la relación que habíamos mantenido, ahora comparando lo que tengo actualmente, me doy cuenta de que solo yo lo quise, debo aceptar que no lo ame realmente, lo de él era más atracción, como un bebé al que le dan un caramelo, si le pasan otro por enfrente, deja el que tiene en las manos y se va detrás del otro, de su infidelidad, y lo que me lastimó

Ell también poco a poco me fue confesando todo lo que vivió con Sara, de todo lo que se reprimio, de lo mal que se sentía después de estar con ella, de la presión de cumplirle como la sociedad se esperaba, de todas las veces que creyó que el era el que estaba mal y como su ego sufrió al saber que verdaderamente ella fue la que jugó con sus sentimientos, era como si el destino nos hubiera puesto a prueba haciéndonos sufrir con nuestras anteriores relaciones, antes de encontrarnos para después premiar nos con el amor verdadero.

También le confesé mis anhelos de tener mi propio auto y mis problemas para obtenerlo. Lo mucho que extrañaba tener a mi papá, que después de todo era el que ponía algo de coherencia en la familia, no solo me dolía la indiferencia de mi madre, también como a mi hermano no le importaba nada lo que me pasara, solo quería quedarse con todo lo poco que construyó mi padre y sacarme dinero a través de mi mamá. Si, me dijo, eso me quedó claro al conocer a tu mamá, a mi me trato bien por aparentar y tal vez poder obtener un beneficio económico, pero el hecho de que no se interesara en preguntarme cosas como quien era, de donde venía y que intenciones tengo contigo es una clara señal de que no le importa nada más que lo que te pueda quitar. Es algo extraño, pero es como si no fuera tu madre y que incluso te tuviera celos.

En fin, cada vez nos vamos conociendo más, construyendo confianza y empatia en nuestra relación. Incluso con el grupo de mis amigos, al que Marco se une cada que puede venir, creo que una morena por ahí, es la culpable. Daniel se ha instalado en mi departamento de momento solo, le conviene estar ahí por lo de los preparativos de la boda y utiliza mucho espacio como bodega.

Mi mamá ya no me habla para nada, como le deposito puntualmente, no tiene que fingir que quiere verme, tampoco se nada de mi hermano, mi cuñada o su bebé.