La Hija Olvidada

En la escuela, Satria intentó acercarse a Vania, porque quería información sobre la chica que siempre lo hacía pensar.

"Lo siento por lo que pasó antes", exclamó Satria cuando la hora de clase había terminado.

"No pasa nada. No es tu culpa, porque tienes razón. Todo eso podría ponerme en peligro", respondió Vania. "Por cierto, ¿puedo pasar más tarde? Quiero charlar con la tía Lia".

"Claro, puedes pasar. A mi mamá también le encanta que alguien la acompañe a charlar".

"Oye, ¿no tienes una hermana?", preguntó Satria, incapaz de contener su curiosidad.

"¿Cómo lo sabes?", preguntó Vania.

"Por lo que dijeron tu padre y tu madre cuando los visitamos", respondió Satria.

"Ah, sí, tengo una hermana menor. Pero no va a esta escuela".

"¿Ah, sí? ¿Cómo es posible?"

"Porque le da vergüenza ir a la misma escuela que yo. Sobre todo, porque soy una persona enfermiza. Pero, creo que es normal. ¿Quién querría ser una molestia?", dijo Vania mintiendo.

"¿De verdad es tan grave?"

"Sí, de verdad. Además, pase lo que pase, sigue siendo mi hermana", rió Vania. Ya habían llegado al estacionamiento.

En realidad, no quería que nadie supiera de Adira. Por eso, Vania buscaba la simpatía de Satria.

"Me voy primero, ese es el coche de mi madre", señaló Vania al otro lado de la calle.

"¿Es verdad lo que dijo Vania? ¿O debo averiguarlo por mi cuenta?", pensó Satria.

Vania ya había llegado a casa, mientras que Ella fue directamente a la boutique después de que Vania entrara en casa.

Después de cambiarse de ropa, Vania llamó a Zaskia para que fuera a casa. Sobre todo porque Zaskia no había ido a la escuela hoy, quería contarle mucho sobre Satria.

Casi una hora más tarde, Zaskia llegó con su chofer.

"¿Por qué no fuiste a la escuela hoy? Quería contarte algo", dijo Vania dándole la bienvenida a su amiga.

"Porque no tenía ganas. Además, nunca falto a clases, así que no pasa nada si falto de vez en cuando", la excusa de Zaskia hizo enfadar a Vania.

"¿Hubo algún progreso entre tú y Satria? ¿No me digas que ya son novios?"

"Claro que no, la casa de Satria está ahí. Somos vecinos. Además, creo que su mamá es buena gente. Porque cuando hablo con ella, conectamos y se me olvida el tiempo", rió Vania.

"Vaya, qué suerte tienes", exclamó Zaskia. "Si es así, en unos meses ya serán novios", rió Zaskia.

Poco después, Adira llegó a casa. Ella solo le sonrió a Zaskia. Sin embargo, Zaskia solo la miró con desprecio. Mientras que Vania se centró en la bolsa de papel que Adira traía.

"¿Es esta tu hermana?", dijo Zaskia dándole una señal a Vania. Vania asintió de inmediato.

A Adira no le importó la actitud que la amiga de su hermana le dio, sobre todo porque la amiga de su hermana no venía a su casa todos los días.

Después de cambiarse de ropa, Adira fue directamente a descansar. Apenas había cerrado los ojos cuando la puerta de su habitación se abrió.

Adira inmediatamente puso los ojos en blanco con pereza, al saber quién había abierto la puerta.

"Hazme un agua", ordenó Vania.

"Ahí está Bu Mar", respondió Adira.

"Si estuviera, no te lo pediría, idiota".

"Cih... Hazla tú misma. Además, ¿quién es tu amiga? ¿Es amiga de Kak Vania?", rechazó Adira.

"Oye, te estoy pidiendo que la hagas, además no quiero cansarme".

"Pues dile a tu amiga que se vaya a casa. ¿Listo?", volvió a centrarse en su teléfono.

"Ya verás", sus ojos miraron con cuidado la bolsa de papel que estaba en el escritorio de Adira.

"¿Qué es esto? ¿De dónde sacaste el dinero?", preguntó Vania mirando el vestido dentro de la bolsa de papel de Adira.

"Kak, no toques mis cosas sin permiso", se enfadó Adira levantándose de su cama.

"Este vestido es de la boutique de mamá, ¿cómo lo conseguiste?", gritó Vania sin aceptarlo.

"No es asunto tuyo", Adira volvió a tomar la bolsa de papel de la mano de Vania.

"¿Qué pasa? ¿Por qué están peleando?", preguntó Afandi desde detrás de la puerta de la habitación.

Vania inmediatamente fingió caer al escuchar la voz de su padre. No olvidó golpear ligeramente su cabeza contra la esquina de la mesa de Adira.

"Por favor, Adira", suplicó Vania con lágrimas que ya habían caído en su mejilla.

"¿Vania? ¿Qué estás haciendo, Adira?", gritó Afandi sorprendido.

"Papá...", gimió Vania abrazando a Afandi que intentaba levantarla.

"¿Qué pasa? Exagerada", criticó Adira poniendo los ojos en blanco con pereza.

"¿Exagerada? ¿Ves lo que has hecho? Mira, Adira. Incluso la frente de tu hermana está hinchada. ¿A esto le llamas exagerado?", dijo Afandi conteniendo la ira.

"Pero, ¡yo no hice nada, papá! Solo estaba tomando lo que es mío", se defendió Adira.

"¿Entonces quieres decir que Kak Vania se lastimó a propósito? Eres graciosa, Adira", explicó Afandi ayudando a Vania a levantarse. "Papá pensó que durante todo este tiempo nos habíamos equivocado al ignorarte. Pero resulta que papá se equivocó aún más por ser demasiado bueno contigo. Incluso tu actitud ahora decepciona a papá", dijo Afandi dejando a Adira atónita al escuchar sus palabras.

"Papá...", sollozó Adira dejando caer su cuerpo.

Vania inmediatamente sonrió victoriosa, al ver a su padre regañar a Adira.

"¿Por qué entraste en la habitación de Adira?", preguntó Afandi guiando a Vania escaleras abajo.

"Yo, solo le pedí a Adira que me hiciera una bebida", dijo Vania todavía sollozando.

"Ya, ya, no pasa nada, aquí está papá. Luego, dejaré que papá se encuentre con tu amiga. Parece que todavía está en la sala de estar", explicó Afandi. "Descansa, no le muestres tu cara desordenada a tu amiga", pidió Afandi.

Vania entró en su habitación, mientras que Afandi se encontró con Zaskia y le dijo que la salud de Vania había disminuido repentinamente. Y se disculpó, si Vania tenía que descansar. Y Zaskia lo entendió. Pidió permiso para esperar a su chofer en la terraza delantera.

Adira se sintió decepcionada con Afandi. Caminó hacia el balcón y lloró desconsoladamente.

"¿Por qué mi felicidad es solo momentánea?", susurró Adira.

Satria estaba estudiando en su habitación, cuando accidentalmente vio a la chica que lo intrigaba de pie en el balcón. Con el corazón latiendo con fuerza, también salió de su habitación hacia el balcón de su habitación.

Satria podía ver que la chica que siempre lo hacía pensar estaba llorando. La prueba es que repetidamente, la chica se secaba la cara. Y de vez en cuando inclinaba la cabeza entre sus dos rodillas.

"¿Por qué quiero borrar sus lágrimas?", murmuró Satria.

"Por favor, mira aquí. Para que pueda ver claramente tu rostro", Satria monologó.

Casi una hora, Satria esperó el momento en que Adira mostrara su rostro. Sin embargo, hasta que Adira volvió a entrar en su habitación. Su esperanza fue en vano.

"Incluso, no puedo ni siquiera ver tu rostro", murmuró Satria molesto.