Sofia acaba de divorciarse luego de un matrimonio tranquilo en el que la falta de comunicación entres ella y su exesposo Erik los llevo al divorcio. En esta etapa de su vida ella decide renacer y hacer todas esas cosas que nunca hizo por lo que primero empieza con un nuevo trabajo.
Alessandro es el nuevo jefe de Sofia, el ayuda a la mujer a mejorar cada día mientras que poco a poco se va acercando a ella con el fin de no dejarla jamás.
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capitulo 12
Luego del almuerzo al que tuve que hacer un grandísimo esfuerzo porque mi mente no se desvié y lo dibuje como Dios y el diablo lo esculpieron, vuelvo a la oficina para terminar con mi dia.
El trabajo me mantiene ocupada hasta que llega la hora de salida y cuando me levante para irme, me duele hasta las pestañas.
Es como si la tención me hubiera estado protegiendo de los dolores y ahora que sé que me relajare en mi casa, todo vuelve con creses. Siento que hasta respirar me hace doler.
Camino paso a paso, lentamente. Es un gran esfuerzo llegar a la calle y mucho más a mi casa. Tengo que agradecer que vivo a dos cuadras, de lo contrario no sabría cómo llegar.
Entro a mi casa luego de transitar esas dos cuadras como si fueran veinte y maldiciendo las escaleras, subo gimiendo de dolor escalón a escalón.
Propiamente que la belleza duele, pero esto va más allá de la belleza. Esto se trata de salud.
Ya en el baño, me sumerjo en la bañera, tratando de que se vuelva mi nuevo hogar y lentamente me relajo dentro de ella. Una hora más tarde y no quiero salir. Mi celular resuena en algún lugar de mi casa y sé que debe ser Paola.
Con ese pensamiento salgo del agua que ya está fría y me visto solo con bragas y una solera veraniega, vieja y llena de agujeros, pero fresca como ninguna.
Lentamente vuelvo a la planta baja y tomo mi teléfono justo a tiempo para responder una llamada de mi hija en conjunto con su hermano. Estos dos piensan que me moriré de aburrimiento o no sé qué.
—¿Como te fue el primer dia de gimnasio? —pegunta mi hija y gimo de dolor.
—Bien, me duele hasta el alma —admito.
—No te rindas mama, en unos días no sentirás tanto dolor, solo debes habituarte —anima mi hijo y me siento feliz y reconfortada por el apoyo de mis hijos.
Hablamos un momento más y me comentan de su dia y cuando finalizo la llamada me encuentro dirigiéndome a la cocina para preparar algo para cenar. Paola ya confirmo su pronta llegada, cargada con dos botellas de vino que planea aniquilar mientras le redacto mis sucios secretos.
Palabras mismas de mi amiga.
Termino de preparar una ensalada y reviso el pollo que se cuece en el horno cuando Paola llama a mi puerta.
Lo sé porque toca y grita como una loca desesperada para que le abra.
Camino lentamente ya que todavía me duele todo el cuerpo y cuando llego y abro la puerta se abalanza sobre mí.
—¡Larga todo, primita querida! ¡No te olvides de los detalles! —casi me deja sorda mientras me empuja dentro con ambas botellas de vino en su mano.
—¿Primita? —le dedico mi mirada de estás loca y ella se ríe.
—Si, no te hagas que te quieres comer a mi primito con todo lo que tiene —dice y señala las botellas en su mano.
Enseguida niego y volvemos a la cocina. Tomo una copa para pasarle y mientras busco un saca corcho ella me mira.
—¿Que? —pregunto cuando encuentro el instrumento y se lo tiendo.
—¿Tan duro contra el muro te dio? —pregunta.
—Estás loca, no paso nada de eso con tu primo —digo.
—¿Entonces porque caminas como si fueras la hermana de Robocop? —pregunta terminando de sacar el corcho de la botella y sirviéndose en la copa que le tendí con anterioridad.
—Porque hoy empecé con mi rutina de gimnasia, lo cual tu sabías muy bien —señalo.
—Bueno, pero puedo suponer que una cosa llevo a la otra y la rutina se convirtió en una escandalosa escena de película porno —dice como si estuviera hablando del tiempo.
—¿Como crees que pasaría algo así? Sabes que no soy así —digo.
—Lo se querida, pero necesitas emoción en tu vida y creo que mi primito sería un buen candidato para llenar ese vacío dentro de ti y obviamente que el de tus piernas —sonríe con lo último y mueve el contenido de su copa para luego beberlo.
—Es un gruñón la mayor parte del tiempo, pero también actúa de forma sobreprotectora que me deja algo descolocada —admito pensando en el dia de ayer cuando fuimos al bioquímico.
—Eso suena a que hay más —se sirve otra copa de vino y yo me ocupo de sacar el pollo del horno.
—Sirvo la comida y te cuento —propongo y ella enseguida busca dos platos en la alacena—. Qué raro que no está tu perrito faldero detrás de ti.
—Le dije que teníamos una noche de chicas y le prometí una garganta profunda para que se quede tranquilo —la miro sin poder creer lo que me dice, pero de cierta forma sé que ella es todo trapito suelto.
—Y a la expectativa diría yo —digo y nos acomodamos sobre la barra de la cocina para comer.
Entre bocado le voy contando todo. Y cuando digo todo es todo. Con lujo de detalles porque para ella es importante.
—¡Hay amiga! Ya sabía yo que seriamos familia algún dia —dice con gesto soñador.
—Deja de hacerte la novela, no paso nada y nada va a pasar —afirmo mientras recojo los platos socios.
—Si, claro. Dite eso mismo hasta que te lo creas —insiste ella mientras vuelve a llenar su copa de vino.
Yo solo niego, que lo haya visto desnudo no quiere decir que es el comienzo de algo. Que se preocupe por mi bienestar, me socorra y se preocupe por mis alimentos tampoco. Y no dejemos de lado las demostraciones de celos y sobre protección.
No, definitivamente eso no demuestra que vaya a pasar algo en un futuro.
No, eso solo son casualidades. Nada más, esto es la vida real, no una novela donde los protagonistas se enamoran y se casan y viven felices y comen perdices o pizza, definitivamente prefiero una pizza a que perdiz.
—Eres muy pesimista amiga, deberías darle una oportunidad a la diversión —bebe de su copa e insiste—. Por todo lo que me has dicho mi primo está que ruje por ese cuerpito lechoso, que literal quiere llenar de lechita —finaliza soltando una carcajada que sé que es producto de las uvas fermentadas.
—Ya creo que tuviste suficiente de ese vino —digo y tomo la botella para alejarla de ella.
—Puede ser, pero tengo razón —señala y se levanta de la silla.
Miro a mi amiga dirigirse a la sala y luego literal tirarse en mi sillón. Guardo y acomodo todo en mi cocina y cuando me acerco a ella, ronca. La muy desgraciada se ha dormido.
—Cariño, llamare a Luck para que venga por ti —le informo mientras busco mi celular para llamar a su esposo.
Un rato más tarde, Luck para por mi loca amiga y la lleva cargando entre sus brazos.
Sonriendo cierro lo puerta luego de verlos partir y cuando volteo lloro viendo las escaleras. Definitivamente seré una copia barata de la hermana de Robocop subiendo esos escalones.
Bendito Dios regreso tu inspiración y t reseteaste después con esos días d bloqueos q tuviste felicidades