"Susurros en la Noche" es una novela de romance y misterio que sigue a clara y Alex, dos jóvenes unidos por la trágica desaparición de sus madres, mientras desentrañan oscuros secretos en un antiguo faro que conectan sus destinos.
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Nuevos Horizontes
El amanecer comenzó a asomarse por el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados. Clara y Alex se sentaron en la entrada de la cueva, sintiendo la paz que había seguido al ritual. Habían liberado a más almas, pero la experiencia también les había dejado una profunda reflexión sobre la vida, la muerte y lo que realmente significa amar.
“¿Te das cuenta de lo que hemos logrado?” preguntó Clara, mirando hacia el mar. “Hemos ayudado a tantas almas a encontrar la paz. Es como si el faro nos hubiera elegido para esta misión.”
“Es increíble,” respondió Alex, sintiendo una mezcla de asombro y gratitud. “Nunca imaginé que nuestro viaje nos llevaría a esto. Pero también siento que hay más por descubrir, más que necesitamos entender.”
Clara asintió, sintiendo que la curiosidad seguía ardiendo en su interior. “Sí, hay tantas historias no contadas. Y creo que el faro tiene aún más secretos que revelar.”
Decididos a seguir explorando, comenzaron a planear su próximo movimiento. Regresaron al faro, donde se sentaron en la sala de maquinaria, rodeados de los ecos del pasado. “Deberíamos investigar más sobre la historia del faro y sus guardianes,” sugirió Clara. “Tal vez podamos encontrar pistas que nos lleven a nuevas almas que necesiten nuestra ayuda.”
“Buena idea,” dijo Alex, abriendo el viejo libro que habían encontrado en la biblioteca. “Cada farero tiene su propia historia, y tal vez algunas de ellas estén conectadas con las almas que hemos liberado.”
Mientras revisaban las páginas, encontraron relatos de antiguos fareros que habían enfrentado tormentas, tragedias y pérdidas. “Mira esto,” dijo Clara, señalando una historia en particular. “Este farero perdió a su hijo en el mar. Su dolor lo llevó a convertirse en un guardián del faro, protegiendo a otros de sufrir la misma pérdida.”
“Eso es desgarrador,” comentó Alex, sintiendo la tristeza en su voz. “Esas historias son un recordatorio de que el amor y el dolor van de la mano. Cada farero ha llevado su propia carga.”
A medida que leían, comenzaron a notar patrones en las historias. “Parece que muchos de ellos se sintieron responsables por las vidas que no pudieron salvar,” dijo Clara. “Quizás eso es lo que los mantiene atados a este lugar.”
“Podría ser,” respondió Alex. “Y tal vez eso explique por qué algunas almas aún están atrapadas aquí. Necesitan liberarse de esa carga.”
Con esa idea en mente, decidieron investigar más sobre el farero que había perdido a su hijo. Buscaron en registros antiguos y encontraron una carta escrita por él, llena de dolor y arrepentimiento. “Esta carta es desgarradora,” dijo Clara, leyendo en voz alta. “Habla de su deseo de proteger a otros, pero también de su incapacidad para dejar ir a su hijo.”
“Debemos encontrar una manera de ayudarlo,” sugirió Alex. “Si podemos comunicarnos con su espíritu, tal vez podamos ofrecerle la paz que tanto anhela.”
Clara sintió una oleada de determinación. “Sí, pero debemos ser cuidadosos. El dolor puede ser abrumador, y necesitamos estar preparados para enfrentarlo.”
Con el plan en mente, comenzaron a reunir los elementos necesarios para el ritual. Decidieron realizarlo en el mismo lugar donde el farero había perdido a su hijo, un punto en la costa que había sido testigo de su dolor.
Al caer la noche, Clara y Alex se dirigieron a la costa. La luna brillaba intensamente sobre el agua, creando un camino de luz que parecía guiarlos. “Este lugar tiene una energía especial,” dijo Clara, sintiendo la conexión con el farero.
“Sí, es como si las olas mismas estuvieran susurrando su historia,” respondió Alex. “Debemos honrar su memoria y ofrecerle la oportunidad de sanar.”
Prepararon el altar en la orilla, utilizando conchas, piedras y el medallón que habían encontrado en la cueva. “Este medallón podría ser el vínculo que necesitamos,” dijo Clara, colocándolo en el centro del altar. “Es un símbolo de protección y amor.”
Mientras se preparaban para el ritual, Clara sintió un escalofrío recorrer su espalda. “¿Estás listo?” preguntó, mirando a Alex.
“Listo,” respondió él, tomando su mano. “Vamos a hacerlo.”
Comenzaron a recitar las palabras del ritual, sintiendo cómo la energía del lugar se intensificaba. Las olas rompían contra la orilla, y el viento soplaba con fuerza. Clara cerró los ojos y se concentró en el amor que sentía por Alex y por el farero que había sufrido.
“Estamos aquí para ti,” dijo Clara, su voz resonando en la noche. “Ven a nosotros, estamos listos para ayudarte.”
A medida que las palabras salían de sus labios, Clara sintió una presencia a su alrededor. Las sombras comenzaron a tomar forma, y la figura del antiguo farero apareció, su rostro marcado por la tristeza.
“¿Por qué habéis venido?” preguntó el farero, su voz cargada de dolor. “No puedo dejarlo ir. Mi hijo está perdido en el mar.”
“Estamos aquí para ayudarte a encontrar la paz,” respondió Alex, sintiendo la intensidad del momento. “Sabemos de tu dolor, pero no tienes que cargarlo solo.”
El farero miró a Clara y Alex, su expresión llena de confusión y tristeza. “He fallado como padre. No pude salvarlo.”
“No es tu culpa,” dijo Clara, sintiendo compasión por él. “El mar es impredecible y, a veces, las cosas están fuera de nuestro control. Pero puedes encontrar la paz si dejas ir ese dolor.”
“¿Cómo puedo dejarlo ir?” preguntó el farero, su voz quebrada. “Siento que si lo hago, lo olvidaré.”
“No lo olvidarás,” aseguró Alex. “Tu amor por él siempre vivirá en tu corazón. Permítele ser libre, así como tú mereces serlo.”
Con esas palabras, Clara y Alex comenzaron a recitar el ritual, sintiendo cómo la energía del lugar se intensificaba. Las olas rompían con más fuerza, y la luz de la luna iluminaba al farero, envolviéndolo en un resplandor cálido.
“Permítele ir,” susurró Clara, sintiendo que su voz era un eco en la eternidad. “Tu amor siempre lo guiará.”
A medida que el farero comenzaba a desvanecerse en una luz brillante, Clara sintió que su corazón se llenaba de esperanza. “Lo hicimos,” susurró, sintiendo que la conexión entre ellos se fortalecía.
“Y hemos aprendido que el amor nunca se olvida,” respondió Alex, sonriendo a su lado. Mientras la luz del faro brillaba en la noche, supieron que su misión no solo era liberar almas, sino también sanar corazones.
“Vamos a seguir adelante,” dijo Clara, sintiendo que su viaje apenas comenzaba. “Hay más historias que contar y más almas que ayudar.”
Con el faro iluminando su camino, Clara y Alex se sintieron listos para enfrentar lo que viniera. El amor que compartían no solo los unía, sino que también les daba la fuerza para seguir adelante en su misión.
Continuará...