Prólogo.

Comenzaré con lo evidente...

La vida es algo aburrida, es el mismo ciclo con el mismo final; nacer, crecer, estudiar, trabajo, casamiento, hijos y morir de vejez a menos que antes la parca toque a tu puerta con un accidente automovilístico o caer de la ducha con un fuerte golpe en la cabeza.

Eso es lo que pensaba cada día mientras observaba las estrellas.

Debe haber algo más, hay gente que nunca tiene hijos incluso ¿Acaso ellos fallaron su misión de vida? ¿Es lo que nos depara el destino?

Rechazo esa idea.

Tengo una hipótesis personal, existen más estrellas que personas en la tierra, más planetas de lo que podríamos imaginar, tantas historias y religiones que tratan el tema de la reencarnación me hace pensar ¿Y si este planeta que llamamos tierra es solo la primera parte de nuestra aventura? Como el tutorial de un juego.

Es ilógico pensar que estamos solos en el mundo y difícil de creer que existe forma de llegar a otra estrella.

Solo queda una cosa.

Una vez que terminemos de este lado, iremos a otro, tal vez un mundo en problemas, tal vez un desafío que superar o un objetivo que cumplir, deseo eso.

Ese fue mi motivo de vida durante el resto de mi vida, cada vez que estudio, practico artes marciales, aprendo algo nuevo o mejoro en algo ya aprendido recuerdo las palabras "Lo usaré cuando reencarne".

Incluso si me vuelvo escéptico, por alguna razón no puedo imaginar otra cosa, no es falso, hay mundos para cada persona, sin necesidad de ser un elegido tal vez sea a dónde todos nos dirigimos, a un nuevo lugar.

Aprendí a tocar el piano, artes marciales mixtas, a leer libros mientras estudio en la universidad, mejoro mis habilidades de socialización, todo lo que sea capaz de hacer lo mejoro solo con un motivo.

Superarme para aquel mundo.

No hay falla, si muero y no reencarnó no sentiré ningún pesar, no es que los muertos tengan emociones... Y si realmente sucede...

Las personas solo saben criticar y hablar de mí: ¿Conseguiste pareja? ¿Te casarás? ¿Tendrás hijos?

Solo ignoralos.

Si te lo piensas bien hemos sido obligados desde que nacimos.

Que reglas sociales aprendemos, comer con cuchillo y tenedor, hablar con propiedad, nadie se levanta y piensa "tengo muchas ganas de ir a la escuela a estudiar" tal vez a jugar con amigos, pero ¿A estudiar?

Por lo menos el 50% de todo lo que aprendemos no utilizaremos, nunca utilizaré el común denominador o hallar la X.

Nunca volví a leer una poesía que tanto se analiza en clases.

Nunca tuve que volver a ensayar para un acto.

Incluso si fueras profesor de matemática, artística o poeta, seguirías sin usar la mayoría de lo aprendido.

¿Entonces para qué?

Fácil.

No la usaremos en este mundo, nos preparamos para otro.

Pensar de esta forma alegra mi día, aunque algunas cosas se vuelvan monótonas y algunas personas insoportables, pensar que todo tiene un objetivo es alentador.

Ahora estoy pensando sobre estás cosas...

¿Por qué?

Me detuve a pensar sobre mi vida... ¿Por qué? ¿Ahora?

Tiene sentido.

Por qué no puedo abrir mis ojos, ni sentir mi cuerpo.

¿Acaso...?

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