Romina una mujer que se enfrenta a un cambio en su vida después de un accidente que la deja postrada en una sillas de ruedas busca venganza del culpable que le arrebató todo llegando a los límites para recuperar lo que un día le perteneció sin medir consecuencias.
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Esto es guerra.
Esa noche todo el esfuerzo de ambos se fue por el caño volviendo al principio. Romina ignoraba a Lautaro y cada vez que cruzaban palabras era solo para discutir.
Para escapar de su nueva realidad se aferró con más fuerza a la rehabilitación en la que podía disfrutar de la compañía de Simón.
En la alberca se los podía ver a los dos reír a carcajadas mientras Simón le ayudaba a mover sus piernas. Era impresionante la evolución que estaba dando y eso a Romina le gustaba.
Cada día sentía como si nadara como un pez y esperaba ansiosa al que el siguiente día llegará para poder seguir adelante.
Tal vez su matrimonio era un completo desastre, pero al menos su vida estaba yendo por un buen camino.
Una tarde mientras ambos se encontraban disfrutando del cálido sol Lautaro llegó acompañado de Lucía a quien traía de la mano, ya que venía de su transición de sangre y se sentía mareada.
- Lautaro mira como tú esposa pasa tiempo con ese joven apuesto. ¿Eso no te pone celoso?
Lautaro dirige su atención a la pareja que se veía tan feliz y como no sentir celos de esa escena si ella se mostraba tan alegre y llena de vida al lado de alguien quien no era él.
- No estoy celoso en lo absoluto. Vamos Lucía tienes que descansar.
- Pero es injusto, tú estás pasando por un mal momento y ella solo juega a diario con su amigo.
- ¿Ese hombre viene a mi casa todos los días?
- No lo sabías.. Todos los días pasan toda la tarde jugando en la alberca y luego se van a la casa hasta poco antes de que tú llegues del trabajo.
Entonces eso era lo que hacía su esposa en su ausencia, mientras que a él lo miraba con desprecio e ignoraba todas sus propuestas para salir a ese desgraciado le permitía compartir momentos agradables.
- Lucia estoy muy cansado y me gustaría dormir un poco.
- Claro descansa en la cabaña. Esta vez seré yo quien cuide de ti.
- Eres muy dulce.
- Ya lo he hecho en el pasado y definitivamente lo seguiré asiendo en el futuro hasta que mi hora de partir llegue.
Lautaro la carga y se dirige a la cabaña sin notar que Romina lo estaba viendo desde la distancia.
- ¿Estás bien?
- Por supuesto que estoy bien. Él la quiere mucho y eso es lógico, pero no me gusta que la ponga sobre mí. Vámonos Simón hullamamos y hagamos una locura.
- De que hablas loca..
- Tengo muchas ganas de disfrutar todo mi progreso. Vamos a la playa este fin de semana y brindemos por la vida.
- Suena a una buena idea. La mejor que has tenido.
- Llevemos a mi tía y también a Román.
- Ja Ja Ja Ahora vas a jugar a ser cupido.
- Por que no. En algún momento tendré que dejar de esconderme detrás de alguien más y asumir todas mis obligaciones. Quiero disfrutar y divertirme mientras aún tenga tiempo.
- Entonces por fin dejarás que el mundo sepa quien eres en realidad.
- Cuando pueda volver a ponerme en pie le gritaré al mundo entero que soy Romina Myler la maldita Ceo de la más grande y famosa compañía FYM.
- Esa es mi chica. Me imagino que ese día también rodarán varias cabezas.
- Claro que sí porque quiero caminar por una alfombra roja teñida con la sangre de mis verdugos y el primero en conceder mi deseo será mi perro rebelde que incluso se atrevió a morder la mano de quien le dio de comer.
- Muy bien señorita Myler yo su fiel amigo la ayudaré en cada paso que des. Pero mi trabajo por hoy aquí terminó. Prepararé todo para el fin de semana.
- ¿Ya te vas? Noo Simón quédate un poquito más conmigo.
- Ja Ja Ja No juegues a ser tierna, tú esposo hoy llegó temprano y no quiero verme forzado a romperle la cara.
- Ja que mal chiste estas contando. ¿Mi esposo? Acaso no lo viste ir a esa casucha y no salir nuevamente. De seguro hoy no volverá.
- Romina yo te apoyo y te aprecio y es por eso que no entiendo como puedes soportar que te humille de esta forma tan baja. Los empleados hablan muy mal de toda esta situación, es una completa locura.
- Pronto lo entenderás Simón. La paciencia es la virtud más grande del mundo. Así como un predador espera paciente a que su presa quede indefensa yo estaré esperando ver el cuello descuidado de esos dos.
- Puedo ver que no lo quieres ni un poco al mantenerte tan serena en toda esta situación.
¿Qué si yo lo quiero? Como podría quererlo después de todo lo que me está haciendo. Al comienzo si creí que nuestra relación podría funcionar de alguna manera retorcida. Que podíamos pasar del odio al amor como en las telenovelas, pero para Lautaro solo existe Lucía.
No puedo querer a un hombre que prioriza a otra mujer encima en mi propia casa, en mis propios ojos y ante los demás sin mostrar ni una pizca de remordimiento por mí.
Si tanto la quiere cuidar y proteger pues que lo haga bien y fuera de mi vista. Si está dispuesto a perder la empresa por la que tanto está luchando por ella entonces le concederé su deseo.
Ni bien Simón dejo la residencia Romina le pidió a Irma ir y fotografiar lo que su esposo estaba haciendo en la cabaña.
La mujer no pregunto nada y solo obedeció, ya todos estaban hartos de ese par y no veían la hora de que su querida niña los hechara a patadas.