Desiree

Cap 11

No tardaron ni una hora en prepararme para la boda. Tía Emilie se encargó de mi peinado, mientras mi madre arreglaba mis manos y pies. Mis tías, ambas llamadas Bárbara (aunque una de ellas será mi suegra), me maquillaron y buscaron las joyas que usaré. Mientras ellas se ocupaban de todo eso, tía Kathe estaba ocupada enfriando la cera y cortando pequeños pedazos de tela. Le aseguré que no lo necesitaría, pero no me creyó. Antes de ponerme el vestido, entró al baño conmigo, sacando de su bolso un conjunto de ropa interior.

No me malinterpreten, no me siento incómoda con mi cuerpo, pero soy muy meticulosa en ese sentido. Me doy una ducha rápida, evitando mojarme el cabello. Kathe me observa, con una mirada de aprobación, y asiente antes de salir.

No demoro mucho. En pocos minutos estoy lista, usando lo que me han dado, y cuando salgo, mi madre fulmina con la mirada a su amiga, mientras Kathe sonríe con una expresión divertida y sugerente.

—¿Qué? No me mires así, no podía ponerse un vestido tan precioso usando ropa interior con calaveritas. —Se ríe, contagiando a las demás—. ¡Lo único que lamento es no haberle organizado una despedida de soltera como Dios manda!

Las risas de todas hacen eco en mi habitación mientras recuerdan la despedida de soltera de mi madre. Resulta que, mientras mi padre, mis tíos y abuelo se fueron de cacería, ellas trajeron strippers a la mansión. Por poco no fueron descubiertas, y se salvaron por los pelos de que el famoso "árbol de Klaus" no fuera el árbol de los strippers, a quienes se cansaron de morbosear durante toda la noche y tuvieron que huir antes de que los hombres de esta familia los asesinen.

El vestido me queda perfecto, como si me hubieran tomado las medidas. Mi tía Kathe siempre tuvo buen ojo a la hora de elegir.

—Te ves preciosa, mi amor —mi madre me abraza con fuerza, y la forma en que respira me dice que está a punto de llorar—. No estoy lista para dejarte ir. No creí que fuera tan pronto. Teníamos otros planes, y ahora has modificado tu vida totalmente. ¿Estás segura de que quieres esto?

Puedo sentir el peso de sus palabras, el amor y la preocupación en su voz. Sé que no esperaba que este día llegara tan rápido.

—Estaré bien, mamá. Y sí, estoy segura —le respondo con una sonrisa, intentando tranquilizarla—. Parece que es tradición que las mujeres de nuestra familia se casen por estrategia y después enamorarse, pero quiero que sepas que no es tan así. Quiero a Vlad, de verdad.

Mi madre me mira a los ojos, buscando alguna señal de duda en mí, pero no la encuentra. Le sonrío, y ella suspira.

—Y es por eso que le confié tu bienestar y seguridad —dice, acariciando mi rostro con ternura—, pero nunca dejarás de ser la niñita de mis ojos.

—Mi hijo es un buen hombre, todavía no entiendo qué es lo que hice mal con los otros dos. —La voz de mi futura suegra, mi tía "Roisin", me llega de cerca cuando paso de los brazos de mi madre a los de ella—. Pero quiero que sepas que no dejaremos que nada ni nadie te haga daño, princesa. Estoy muy feliz de que ahora seas parte de la familia Volkov y ocupes dentro de muy poco mi puesto como Koroleva de la mafia rusa. Te amamos mucho, cariño, ser tu madrina fue uno de los mejores privilegios que me ha dado la vida.

Mis ojos arden y no quiero llorar, pero cada palabra cala hondo en mi corazón, porque sé que me aman de verdad y lo han demostrado a lo largo de mi vida.

—Nosotras también te amamos, princesa, porque también somos tus tías aunque no compartimos sangre. —Mi segunda madrina, Emilie, me rodea con sus brazos y después se aparta para corregir con su dedo el delineado de mis ojos—. Pero eso no quiere decir que no estemos felices por ti. Estaremos siempre a tu lado como hasta ahora.

Mi tía Bárbara también se une al abrazo y besan mis mejillas.

—Ya es hora —dice mi madre, quien toma mi mano para dirigirnos a la salida. Respiro hondo, hace dos días Vlad me confesaba su amor y ahora estoy a punto de casarme con él.

Bajamos las escaleras en compañía de mis tías, en completo silencio. No hay nadie en el salón. La puerta del despacho está abierta, pero tampoco vemos a nadie ahí. Entonces, de repente, mi padre, el hombre que me ha criado con tanto amor, aparece en el umbral con una sonrisa en el rostro.

Lleva un traje azul impecable, acompañado de una camisa blanca que lo hace lucir tan apuesto y joven que es difícil creer que ya tiene casi sesenta años. Pero la verdad es que no se le nota. A pesar del tiempo y todo lo que ha vivido, sigue viéndose fuerte, como el padre protector que siempre ha sido para mí.

Cuando sus ojos se posan en mí, su sonrisa se ensancha aún más, y puedo sentir el orgullo que emana de él. Este es un momento tan importante para ambos.

—Me hubiera gustado ganar la pelea para llevarte al convento. —Lo abrazo con fuerza, demostrando el profundo amor que siento por él, un amor tan grande que me hace olvidar totalmente que tengo un padre biológico que también me ama, pero que para mí nunca fue suficiente. Peter Roerig es mi padre, y quisiera arrancarme el sucio apellido Johnson que tanto daño le hizo a mi madre y a mí los primeros años de mi vida—. Te ves preciosa, mi amor.

—Gracias, papi. —La voz se me quiebra y veo cómo siguen mis tías y mi madre al gran comedor—. ¿Sabes que te amo, verdad? Que no me alcanzará la vida para agradecerte todo lo que has hecho por mí.

—Tú siempre serás mi pequeña bebé, mi hija y la luz de mis ojos, Dess. Tú, tus hermanos y tu madre son lo único que me importa en la vida, no lo olvides nunca, porque aunque te cases, te vuelvas su esposa, la reina de la mafia, la Koroleva de la Bratva, yo siempre seré tu papá y te apoyaré.

—Eres el mejor, papi. —Me llena la cara de besos y nos separamos. Me ofrece su brazo y sonríe.

—¿De verdad estás segura?

La misma pregunta que me hizo mi madre, y asiento con una sonrisa en los labios.

—Es una suerte, hija, porque me aterra que le dijeras que sí a Aiden o a Ares. No te merecen.

Caminamos más lento cuando le doy un pequeño tirón a su brazo, a modo de juego.

—¿Por qué lo dices?

—Porque Aiden te gustaba y porque Ares se esforzaba por ser perfecto, y ninguno de los dos te amaba en realidad. Vlad siempre fue mi favorito, aunque lo mantuve en secreto. Yo sí notaba cómo te miraba cada vez que aparecías, y es por ti que hace casi un año está en Nueva York. Se estableció aquí cuando supo tu elección de universidad.

¿Un año? Ha estado aquí un año y yo hasta ahora me entero.

—No sé qué decir, no lo sabía.

—Soy tu padre, hija, es mi deber saberlo todo. Por ejemplo, que su apartamento está a dos calles de la universidad y a una de tu apartamento. No me tomó por sorpresa. Él siempre te ha amado.

Nos detenemos ante las puertas dobles de madera oscura que están cerradas.

—Te echaré de menos, hija, pero me tranquiliza que estarás a salvo en Rusia.

No quiero pensar en Rusia, tampoco en la universidad a la que no asistiré ya que no es seguro y... Un rayo cae muy cerca otra vez, haciendo vibrar los cristales.

—Yo te extrañaré de menos a ti también, papá. Ahora no hagamos esperar más a Vlad, porque si yo estoy casi al borde del colapso, no me quiero imaginar cómo debe estar él.

Empuja las puertas con una sola mano y sonrío cuando veo a mis hermanos de pie junto a mis abuelos, a mis tíos y primos, todos vistiendo traje. Y ahí está Vlad, con el cabello trenzado que cae a la mitad de su espalda y una sonrisa radiante.

Mi padre le sonríe a mi madre, y mis suegros (se siente muy loco llamarlos así después de que los llamé tíos o padrinos toda la vida) se sitúan junto a su hijo. Pero quien hace que un nudo se forme en mi garganta es León.

—Te ves hermosa, jamás veré una novia tan bonita como tú. —Mi padre le entrega mi mano a mi hermano, y este me acompaña los últimos pasos para llevarme al altar improvisado—. Recuerda que te amamos y que, si no estás cómoda o no eres feliz, me tendrás ahí con nuestro padre para traerte de regreso.

No lloré con mamá, no lloré con papá, pero mis ojos se desbordan con lágrimas que empapan mi rostro por las palabras de mi hermano. Nosotros somos cuatro, pero somos uno, y nos amamos de una forma que solo lo entenderán los que comparten con los suyos todo y nada a la vez.

—También te amo, Leoncito, y puedes estar seguro de que si no soy feliz, no dudaré en volver a casa.

—Eso no pasará, porque haré hasta lo imposible para que lo seas —dice Vlad, dando un paso al frente.

León me besa ambas mejillas y me da un abrazo lleno de significado.

—Más te vale, porque te estoy entregando la mano de mi única hermana, mi amiga y compañera, y espero que la cuides de la misma forma y dedicación que lo hicimos nosotros hasta este día. —Deja mi mano sobre la de Vlad y vuelve a besarme, esta vez en la frente, entre las cejas. Dicen que los besos de amor verdadero se dan ahí. Luego, regresa a la fila de asientos junto a mi familia.

—Cuida de nuestra hermana o te arrepentirás, pero gracias, Vlad, por llevarte a esta insoportable.

Las risas no se hacen esperar cuando Chris no se contiene y corta la tensión que nos tiene nerviosos con su chiste.

—Te ves hermosa, Dess.

—Y tú también.

Mi abuelo Declan se aclara la garganta y mi abuelo Robert me sonríe.

—Daremos inicio a la breve ceremonia que los unirá en matrimonio, como lo dictan las normas de la organización mafiosa de Rusia y Chicago —dice con voz alta y clara mi abuelo irlandés.

—¿Ambos están de acuerdo en esta unión, y ninguno está actuando por obligación? —Mi abuelo Robert hace la pregunta antes de iniciar.

—Estamos de acuerdo.

Vlad me toma de la mano, entrelazando nuestros dedos. Los certificados que legalizan nuestra unión ya están en la mesa, junto a dos dagas, una decorada con rubíes y la otra con zafiros.

—Iniciaremos entonces.

El clima parece empeorar. Las luces titilan y parece que amenaza con dejarnos sin electricidad.

—Desiree Johnson Moore, ¿te comprometes a serle fiel, honrar, respetar y enaltecer a Vladimir Volkov, hijo y heredero de Iván Volkov, líder de la mafia rusa?

—Sí —respondo despacio.

—Vladimir, ¿Aceptas a Desirée Johnson Moore como esposa, a la cual debes cuidar, proteger y garantizar una vida digna, ya que al recibirla pasa a ser un miembro más de la Bratva y de la Familia Volkov?

Las puertas dobles se abren de golpe, y dos mujeres empapadas entran con la frente en alto. A pesar de estar mojando el piso con el agua que destilan, no pierden ni un poco de estilo. La sonrisa de Vlad se extiende, y sus ojos brillan al ver a su gemela.

—¿Cómo es posible que estés aquí? —Su voz es de clara alegría—. ¿Cómo llegaste tan rápido?

—No hay imposibles para mí si se trata de mi hermano gemelo.

Todos hablan un perfecto inglés, pero el marcado acento ruso no pasa desapercibido. Ana se lanza a los brazos de su hermano, y este la recibe sin importarle que le moje el traje.

—Gracias, cariño. —Se separan cuando mis abuelos hacen bufidos de descontento.

—Nosotras dos ya hablaremos después —dice, sonriendo de lado, dejando un beso en mi mejilla.

Irina se mueve para llegar a su madre, que la recibe con una gran sonrisa, y volvemos a la misma pregunta.

—Vladimir, ¿aceptas...?

—Sí acepto, si haces toda la pregunta creo que le va a dar tiempo de arrepentirse.

Nos reímos, y luego nos preparamos para firmar la nueva acta, pero algo en mí se detiene. No... No me nace que el apellido Johnson esté en el acta donde Vlad y yo declararemos a nuestros futuros hijos. Le quito la pluma de la mano a mi abuelo Robert y tacho el apellido de mi padre biológico, reemplazándolo por el de mi verdadero padre. Porque desde mi nacimiento, he sido una maldita Roerig. No importa que no tenga su sangre, yo lo siento así y el mee ama como si fuera suya.

—Modifiquen los actas y documentaciones, que a partir de hoy dejo de llamarme Johnson, a partir de hoy soy Desiree Roerig Volkova.

Vlad sonríe y  mi padre llora como un niño, hacía tiempo que quería esto para ambos. En este momento a mi esposo, le importa un carajo el apellido que lleve, porque se le nota en los ojos la felicidad, y yo me siento igual, sabiendo que estoy tomando la decisión correcta. Le tiendo mi mano cuando ambos anillos están sobre el círculo que será nuestro certificado en ambas mafias. Vlad me hace un pequeño corte en la palma para que brote un poco de sangre, y yo hago lo mismo con la suya. Unimos nuestras manos, dejando caer la mezcla de sangre sobre los anillos y el papel.

Nos ponemos los  anillos  y tanto mi mano como la de Vlad tiemblan ligeramente.

—Puedes besar a tu esposa, Vladimir.

La familia aplaude, y antes de besarme, Vlad toma el pañuelo de seda blanca para envolver mi mano. Se acerca lentamente, llevando su mano a mi cuello, y me acerca a su boca para un beso suave.

—Te quiero, pequeña y siniestra —dice antes de besarme de nuevo.

El rayo que cae esta vez lo hace sobre la casa, dejándonos a oscuras. Los generadores de reserva nos devuelven la luz, y sí... oficialmente soy la esposa de Vladimir Volkov, quien ha sido mi primo del corazón toda mi vida, quien me confesó su amor hace dos días y que hoy me ve como si fuera la cosa más hermosa del mundo.

—También te quiero, Vlad.

Mas rapido que pronto el menos pensado se quedó con la chica.

¿Que opinan?

Sobre todo me gustaria saber que piensan de esta tercera y ultima parte.

Comenten y dejenme su like porfi.....