Secretos, envidia, poder, dinero y traiciones, son el ingrediente perfecto para un desenlace trágico.
La traición aveces viene de la propia sangre, y la lealtad se paga con ella también.
El día que descubrió la verdad, el mundo de Érika se tambaleó.
La traición de una persona querida, la muerte de su padre y la revelación de que ella era la heredera de aquel secreto familiar tan bien guardado, la empujaron a una nueva realidad, todo es nuevo y peligroso para ella, podrá lograr seguir su vida?
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Capitulo 11 - Erika!.
Los oficiales asintieron, creyéndose todo lo que decía el comisario. Javier, aún fingiendo estar en shock, miraba a los policías mientras empezaban a investigar la escena del crimen.
—Vamos a necesitar declaraciones y revisar todo el lugar, comisario. Esto va a ser bastante jodido —dijo uno de los oficiales, mirando alrededor.
—Si ya sé. Pero ustedes tranquilos, vamos a encontrar a los responsables. No sé preocupen. Yo personalmente me voy a encargar de este caso. —aseguró Valdez.
Javier, al ver a los oficiales movilizarse, sintió una mezcla de alivio y ansiedad. Sabía que la coartada estaba funcionando a la perfección, pero también que el más mínimo error, podría costarle muy caro.
El comisario Valdez y Javier salieron de la mansión, dejando a los demás oficiales haciendo su trabajo. Enseguida llegaron más patrulleros y acordonaron bien el área. Valdez, encendiendo un cigarrillo, miró a Javier mientras hablaban sobre qué hacer y cómo desaparecer a Erika.
—Tenemos que resolver esto rápido, che —dijo Valdez—. Tenés que sacar del medio a Erika si querés salir bien parado de esto.
—¿Y qué hacemos, dónde la llevamos? —preguntó Javier.
—Hay que encontrar un lugar piola donde no la encuentren, no hay que dejar pistas —respondió el comisario guiñándole el ojo—. Y no hay que levantar sospechas.
Javier recordó que su hermana Erika iba a estar en la universidad. —Erika está por llegar de la uni, me olvidé, por eso es que no estaba acá —dijo un poco más tranquilo.
—Esperala y cuando venga la sacás de la mansión. Yo voy a mantener a mis hombres ocupados. Vos hacelo bien, si la cagás no te voy a poder salvar. Dejo el auto acá afuera, tomá las llaves —dijo Valdez, tirándole las llaves a Javier.
—Entendido, me encargo de esto, pero después necesito que me ayudes a negociar con los rusos. Quiero salvar a mi vieja —dijo Javier con determinación.
—Vos quedate tranquilo. Con tu viejo muerto, los rusos van a estar más tranquilos, pero necesitas ser el único heredero para poder negociar con ellos—respondió el comisario Valdez, mirando a Javier con seriedad.
Javier, sin darse cuenta, sentía un odio creciente por su hermana. Siempre se habían llevado bien, pero ahora el rencor lo consumía al punto de desear con todas sus fuerzas que ella quedara fuera del juego.
............
Los oficiales pararon a Erika, que quería entrar a la mansión, viendo aún que todo el perímetro estaba acordonado.
—Erika, vení conmigo —dijo Javier, tomándola del brazo e interceptándola al instante que la vio llegar.
Ambos entraron a la mansión por la entrada del garage. Javier no quería que los policías que estaban adentro vieran llegar a Erika, y mucho menos junto con él. Al entrar a la mansión, Erika se dió cuenta de que algo terrible había pasado.
—Papá... —susurró, su voz quebrándose, mientras observaba todo el caos, y a los policías revolviendo todo buscando pistas, guiados por el comisario Valdez.
Llevándola afuera otra vez, sin que los vieran salir, Javier se puso serio con Erika, quería tranquilizarla para llevar a cabo su plan.
—Él... metió la pata , y la cagó —dijo Javier, hablando en un tono serio y poco calmado —Era cuestión de tiempo antes de que todo esto saliera a la luz. Papá era un mafioso, Erika. Nuestro padre estaba involucrado en negocios muy turbios que ahora nos ponen a todos en peligro, además secuestraron a mamá por su culpa.
Erika retrocedió, mirando a su hermano con incredulidad.
—¿Qué estás diciendo? ¿Papá... un mafioso? —preguntó, mientras la conmoción por el shock de cada palabra y hecho la perturbaban más.
—Y ahora vos sos la heredera, la jefa de todo —continuó Javier, acercándose peligrosamente. —Pero no te preocupes, hermanita. No voy a permitir eso, por qué todo esto es mio.
Antes de que pudiera reaccionar, Javier la tomó del brazo y la llevó lejos de la mansión. La lluvia seguía cayendo con fuerza, creando un telón de agua que envolvía la escena en un aura aún más siniestra. La llevó hasta un auto negro estacionado un poco alejado de la entrada.
Atrás de ellos, venía corriendo bajo la lluvia, mirando a todos lados, el comisario Valdez.
—Tenemos que sacarla de acá , ahora —dijo Javier al comisario.
Érika, aún aturdida, miraba a Valdez con confusión. ¿Por qué estaba ahí el comisario? ¿Cuál era su papel en todo esto?
—Dale, subí al auto, Erika —ordenó Javier, con su voz ahora aún más amenazante.
Sin poder resistirse, Erika obedeció. Pero justo cuando iba a entrar en el auto, Valdez, que ya estaba con ellos, se movió rápidamente y, con un golpe certero, le asestó un culatazo con su arma. Erika soltó un quejido apenas audible antes de desmayarse, cayendo pesadamente al suelo.