El CEO Odia A Los Omegas

POV Ethan

Al despertar al día siguiente, mi cuerpo completo se sentía extraño. Mi cuerpo ardía, sentía fiebre y sentía una humedad incómoda en mi entrepierna. Cada parte y fibra de mi ser parecía vibrar debido a una sensibilidad exagerada a cada rocé en mi cuerpo, esto provocaba una oleada de emociones y sensaciones desconcertantes. Mi vientre también parecía arder, sentía un extraño cosquilleo, todas las tumultuosas sensaciones me hacían sentir como si estuviera en un sueño húmedo sin estar dormido.

Traté de ponerme de pie, pero mis piernas temblaban bajo el peso de mi propio cuerpo. Me sentía débil, vulnerable, como si estuviera a merced de fuerzas extrañas en mi cuerpo que no podía entender ni controlar.

Con un esfuerzo, tomé mi teléfono y envié un mensaje a Stone, informándole que no podría a trabajar debido a mi fiebre. Su respuesta fue rápida y algo fría, pero parecía comprensivo al respecto, o eso quería creer. Probablemente Stone tenía demasiado trabajo como para estar preocupándose por mí.

Luego llamé a Jacob, preguntándole si podía venir y pidiéndole que me trajera algo de medicina para la fiebre de camino. Él sonaba preocupado, y prometió venir tan pronto saliera del trabajo.

A medida que el día avanzaba, mi malestar parecía empeorar. Cada vez era más difícil ignorar la sensación de calor abrasador que estaba en mi interior, y mi mente se nublaba con pensamientos y deseos confusos, podía discernir la imagen fugaz de Alexander en mi cabeza, como un anhelo que no sabía que tenía.

Ya cerca de las 4 de la tarde, Jacob apareció en mi casa, por supuesto, él tenía las llaves así que fue directamente a mi pieza, donde me encontró enrollado en mis mantas y sábanas a pesar del calor que sentía, pues quería sentirme protegido.

-Mierda Ethan, ¿qué te pasó? Pedí salir un poco antes para poder venir a verte.- Se acercó a mí y puso su mano sobre mi frente, sentándose junto a mi en la cama.

-No sé… tal vez me contagié algo en el transporte público…-

-Estás ardiendo, toma.- De una bolsa sacó el medicamente y una bebida hidratante para que pudiera tomarlo. -Vamos al médico, te llevaré.-

Asentí y tomé lo que Jacob me dio, no tenía ganas de salir, pero no iba a discutir en ese momento, pues sabía que era lo más lógico por hacer.

No entendía lo que me estaba pasando. Mi cuerpo nunca había estado enfermo de esta manera antes, era extraño y desconcertante, y no podía encontrar la razón, solo sabía que necesitaba ayuda y esperaba que el médico pudiera darme respuestas.

Mientras me alistaba para salir a la cita médica con la ayuda de Jacob, me aferré a la esperanza de que pronto encontraría una explicación a mis malestares, esperaba que solo fuera una enfermedad fugaz, pero en el fondo de mi mente, una voz susurraba un temor latente, como si me estuviera advirtiendo que lo que experimentaba no era una enfermedad o algo que se podía curar tan fácilmente con una medicina, parecía que todo tenía un trasfondo mucho más profundo.