Valentina, una chica a la cual una tragedia le cambio la vida, Javier un chico sin límites.
Acompáñenme a ver como la vida, los enreda en una situación en donde el uno será la salvación del otro.
Quedando físicamente afectada por un accidente que le cobró la vida de dos personas que tanto amaba, por años ha intentado junto con su padre el poder curar su condición; no obstante, cuando este recibe la noticia de que su salud se está deteriorando, decide finalmente que su hija vuelva a casa e intente hacer una vida normal.
Aunque su relación con este sea buena, a sus espaldas deberá sobrevivir al menos precio de su hermanastra y al trato hipócrita de su madrastra.
Pero jamás pensó que la vida le tuviera preparada otra sorpresa, ¿Podrá ella alcanzar la felicidad pese a su estado?
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Testamento.
Valentina se reunió con William como habían acordado, ella sabía que debía ser cuidadosa con lo que le iba a preguntar.
_ Lamento haberte hecho venir tan temprano.- le dijo Valentina.
_ No se preocupe, señorita, estoy para servirle.- le contesto él.
_ Seré directa, ya que no me gusta irme por las ramas, necesito ver el testamento de mamá.- William abrió los ojos como plato, pues nunca se imaginó que ella le pediría tal cosa.
_ Señorita, el testamento de su madre, está bajo el poder de su padre, como usted estuvo invernada, este nunca se leyó.- le contestó él.
_ Sabes el contenido del este.- pregunto valentina.
_ Pues la verdad, no mucho, el señor Fernando, me contó algunas cosas.- le dijo este.
_ Dime lo que sepas.- Valentina no estaba dispuesta a irse sin tener, aunque sea un poco de información.
_ Bueno, señorita, no cree que es mejor que lo hable con el señor.- William, temía meterse en problema.
_ Papá, está en sus asuntos y no quiero agobiarlo, solo te estoy pidiendo un poco de información.- el rostro de Valentina estaba serio.
Bueno, en ese caso, le diré lo que sé.- William, suspiro, pues sabia que el hablar de eso le traería problema. La señora Selena, había dejado todo para usted y su hermano, pero al el no estar usted pasa a ser la única heredera.
_ Bien, algo más.- pregunto impaciente.
_ Sí, para usted recibir dicha herencia, deberá estar casada y solo usted puede asumir la presidencia de la empresa.- finalizo William.
Valentina se quedó un momento en silencio, casarse ella, en esas condiciones, era algo que ella veía imposible, pues sabia que ningún hombre se casaría con ella, siendo una lisiada.
_ Sé lo que está pensando, señorita, pero se equivoca, usted es una mujer muy hermosa, pero sobre todo fuerte, cualquier hombre de buen corazón estaría encantado de ser su esposo.- le dijo William.
_ De verdad lo cree.- pregunto ella.
_ Por supuesto.- le dijo este con una sonrisa en sus labios.
Valentina suspiro, ella sentía que él solo lo decía para animarla, así que prefirió cambiar de tema.
_ William, qué posibilidad hay de que Carmina y Sara obtenga algo de la fortuna de mi madre.- pregunto valentina.
_ Ninguna, señorita.- respondió este.
_ Sabes si mi padre tiene testamento.- volvió a preguntar Valentina.
_ A decir verdad, él lo ha organizado recientemente.- William se quedó pensativo, como si estuviera analizando algo.
_ Hace cuanto fue eso.
_ Unos días después de su último viaje.- respondió este.
_ Sabes si ellas están en él.
_ La verdad es que no lo sé, señorita.- respondió William.
_ Entiendo, disculpe el interrogatorio.- se disculpó Valentina.
_ Estas en todo su derecho, así que no tiene por qué disculparse.- dijo este con una sonrisa amable en su rostro.
_ Gracias William. - le dijo valentina.
_ No es nada, que le parece si aprovechamos para comprar el vestido para el evento de la próxima semana.- le propuso William.
_ ¿Evento?.- Valentina no tenía conocimiento de nada.
_ Veo que el señor, se le olvidó contarle, la próxima semana es el cumpleaños de un conocido y están invitados una cena.- le contó William.
_ No creo que sea buena idea que yo asista.- contesto ella.
El señor estaba emocionado con la idea de presentarla en sociedad.- le confesó William. Así que anímese.
Valentina asintió, no muy convencida, pero si era verdad que su padre deseaba presentarla, ella no se negaría.
…
Valentina.
La información que William me había dado me dio un poco tranquila, pero sabía que no debía confiarme, menos ahora que sé que papá hizo su testamento.
Dejando eso de lado, el asunto de la fortuna de la familia, al terminar mi conversación con William, buscamos el dichoso vestido para la reunión a la que, según él, asistiremos. Nos les voy a negar que eso me tiene nerviosa, ya que desde el accidente no estado rodeaba de muchas personas, no es que no sepa como comportarme, eso lo sé muy bien, puesto que mamá siempre me instruyo, y eso es de las cosas que nunca se olvida, es solo que el tener tantas miradas encima, me incomoda.
Sé que seré el centro de atención, y no por lo hermosa, sino por estar en esta silla, solo espero saber controlarme y no explotar como siempre. Después de eso regrese a casa, papá ya había llegado para el almuerzo, así que me excuse con el asunto del vestido.
_ Qué suerte que William te lo informó, la verdad es que con tanto trabajo se me había olvidado.- me dijo mi padre.
_ No te preocupes, papá, entiendo perfectamente.- le contesté.
_ Gracias hija, pero dime ¿encontraste algo que te gustara? - me pregunto.
_ Pues ya sabes que con mi condición no hay mucho que elegir, pero si encontré algo lindo y cómodo.- la verdad era que no me gustaba mucho lucir vestido, pero gracias a William encontré algo a mi gusto.
_ Qué bueno, hija, pero ven vamos a la mesa.- me dijo.
Mi padre empujó mi silla hasta el comedor, en donde ya se encuentran las víboras, Sara sonreía como si se estuviera burlando de algo, pero la verdad ni cuidado le puso. Así estuve durante el almuerzo, ignorando los comentarios malos intencionados de la niña rica.
_ Bueno, hija, te veo más tarde.- mi padre se despidió y se fue a la empresa.
Yo me quedé en la sala leyendo y tomando un poco de té, si como se lo imaginan la niña rica hizo acto de presencia.
_ De verdad tienes pensado asistir al evento.- me pregunto.
_ Sí.- le contesta sin levantar la mirada de mi libro.
_ Te lo prohíbo, sabes la vergüenza que nos harás pasar.- hay iba ella de nuevo.
Y a ti porque.- pregunte levantando la mirada y mirándola fijamente a los ojos. Si tú solitas te avergüenzas, con ese comportamiento como educado.
Ella levantó la mano con intención de golpearme, yo ni espabile, pues sabia que no lo haría, pues hacerlo, sería patear todo el esfuerzo que hicieron para pertenecer a una buena familia. Ella detuvo su mano y grito llena de frustración.
_ Juro que un día me las pagaras.- y se alejó zapateando mientras grita.
_ Esperaré ese momento con ansias.- le respondí
Una guerra había iniciado, sabía que ellas harían cualquier cosa para lograr su cometido, pero hay es donde entro yo a ponerlas en su lugar.