Amargas Mentiras

¡Aurora, no sé cómo puedo pagarte!

-¡Te agradezco mucho lo que hiciste que por ella, gracias por acompañar el cuerpo de mi madre, ya que yo no pude hacerlo!

Ivana agradeció entre lágrimas, siempre que recuerda a su madre le es inevitable derramar lágrimas.

-¡Amiga si te estoy contando esto no, es con el fin de que me agradezcas! ¡Simplemente, quiero saber que paso contigo, por qué sé que tú jamás dejarías a tu madre sola a menos de que sucediera algo realmente grave!

¿Cómo fue que llegaste vivir en un lugar como este?

! Ivana seco sus lágrimas y prosiguió a contarle todo lo que sucedió desde el día en que Ana, entró en coma, hasta presente día.

La joven no se guardó nada, después de tantos años, ya no siente vergüenza de decir que acepto acostarse con un hombre a cambio de dinero, aunque al final no obtuvo el dinero que destinaría para la operación de Ana.

Al escuchar el relato de los hechos Aurora lloró junto a su amiga, también se enojó mucho con el traidor de Alex.

Aurora le recordó todas las veces que ella le advirtió que Alex no era lo que parecía, pero él siempre le mostró su lado bueno a Ivana, también se enojó cuando le contó sobre lo que hizo Felipe, Ivana repitió palabra por palabra, el mensaje que le dio la fiera, aunque en ese momento la joven se encontraba muy grave, ella escuchó el mensaje y esas palabras permanecen gravadas en su memoria.

Ivana ¿Cómo hiciste para sobrevivir a ese calvario?

-¡Te aseguro que yo me hubiese echado a morir, admiro tu gran fuerza de voluntad!

Ivana la miró y mostrando una pequeña sonrisa dijo;

¡Mi fuerza de voluntad fueron mis hijos, cuando perdí a mi madre junto con mi libertad, creía que ya no tenía a nadie por quien vivir, pero luego descubrí que estaba embarazada, cuando la fiera me atacó proseguí mi vientre, y aun así estuve a punto de perderlos, además.

¡Dios puso un ángel en mi camino!

Simón llegó a mi vida cuando creía que todo estaba perdido, según su historia él era amigo de mi madre, dice que la quiso mucho, y que en nombre de esa amistad decidió ayudarme.

-¡Amiga ¿no será que tú le gustas a ese Sr.?

-¡Simón es un buen amigo, nunca me ha mirado como mujer, además ya está casado!

-¡Por ahora no puede hablarte de Dinora, Simón ha mantenido su relación con ella en privado, cuando pueda hablarte sobre ella sabrás la razón del por qué Simón no ha hecho público su matrimonio!

En ese instante las dos guardaron silencio debido a la presencia de la empleada, que solo llegó a dejar una bandeja con bocadillos y refresco.

-¡Srta. Le traje unos bocadillos!

-¡Muchas gracias puedes dejar la bandeja en la mesa!

-¡Srta. También quería informarle de que la niñera ya llegó, ahora se encuentra acomodando el equipaje de los niños!

Ivana asintió con la cabeza y espero hasta

que la joven saliera.

¡Entonces no tienes nada con el Sr. De la Vega!

¡No… él es solo un amigo y además es mi jefe llevo trabajando para él más de cinco años!

¡Bueno ya te habla de mi trágica vida, ahora quiero saber que ha sido de tu vida!

¿Te casaste?

¿Tienes hijos?

¡Mi vida no es una telenovela como la tuya, yo terminé con mi carrera y ya no vida con mis padres, me ha ido muy en el amor y ahora me encuentro trabajando como asistente del presidente del grupo Cáceres!

Al escucharla Ivana escupió un poco del refresco que tenía en la boca.

¿Trabajas para Emilio Cáceres?

-¿Por qué crees que seguía la trasmisión de anoche? ¡Mi jefe me pidió que asistiera, pero al final se arrepintió!

-¡Por tu reacción asumo, que lo conoces!

-¡Lo conocí anoche, me pareció que es un joven muy educado, y muy atractivo por cierto!

¡Mi jefe es una buena persona!

¡Sabes que él no se lleva con Felipe, de hecho son enemigos, no se puede ni ver!

Ivana Y su amiga continuaron hablando de todo un poco.

Dos horas más tarde cuando Simón y los niños salieron del cine, pasaron frente a una tienda que vendía globos metálicos, Sofía le pidió a Simón que le comprara uno, a lo que Simón acepto sin ningún problema, los niños compraron otras cosas y luego siguieron su camino.

Cuando salieron del centro comercial Simón esperaba la llegada de su chófer, estaba algo molesto debido a que le envió un mensaje para que lo esperara en la entrada, sin embargo, el chófer parece estar retrasado.

Por otro lado, Felipe estaba sobre carretera, se dirigía a visitar a su abuela, cuando de pronto observo un globo pasar frete al auto y detrás del globo una niña, que cruzó la calle sin percatarse de que un auto se acercaba a ella, en una rápida acción Felipe pisó el freno, lo que hizo que se impulsará hacia adelante, en ese instante la noche del accidente pasó por su mente, y por unos segundos permaneció inmóvil recordando todo.

Cuando por fin reaccionó, recordó a la niña por lo que exclamó;

-¡No puede ser atropelle a una niña!

El joven se apresuró a salir del auto y cuando llegó a donde se encontraba la niña, observo que la pequeña se encontraba sentada en la carretera y tan solo milímetros del auto y sin un solo rasguño.

Simón corrió hacia Sofía, y cuando estuve frente a ella se dio cuenta de que estaba sufriendo un ataque de Asma debido al susto.

-¡Mauro busca los inhaladores en la mochila de tu hermana, también pásame la botella de agua!

Mauro trataba de hallar el medicamento, pero sus pequeñas manos temblaban tanto, que le era imposible encontrar lo que buscaba.

En ese momento Felipe se acercó al pequeño niño, tomó la mochila y le ayudó a buscar los inhaladores, cuando se los dio al hombre que estaba junto a la niña supo que se trataba de Simón.

De la Vega le agradeció esa acción, sin percatarse que fue Felipe quien le pasó el medicamento.

Simón se sentó en suelo con Sofía en su regazo y comenzó aplicar el tratamiento Mientras Felipe permanecía de pie a un lado de ellos, solamente observando la escena que tenía al frente, en ese instante dio gracias a Dios, por no haber atropellado a la niña.

Al cabo de unos minutos, Mauro se acercó y preguntó con evidente preocupación.

-Tío ¿Cómo está Sofía?

-¡Ella está bien!

¡Solo déjame aplicarle la última inhalación!

Cuando terminó le dio un poco de agua para que la pequeña se enjuagara la boca, y al ponerse de pie, se encontró de frente con Felipe.

¿Qué haces aquí?

Esto fue lo único que se le ocurrió preguntar.

Felipe le señaló el auto y agregó;

¡Ese es mi auto!

-¡Lo siento, esto fue mi culpa, no debí soltar la mano de la niña!

Simón estaba consiente de que ese gran error era culpa de él.

Resulta ser que soltó la mano de Sofía para llamar a su chófer y justamente cuando lo hizo, sopló una fuerte ráfaga de viento lo que hizo que el globo saliera volando y Sofía quiso alcanzar el globo, todo sucedió tan rápido que por más que Simón corrió tras Sofía no logró alcanzarla.