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BUSCANDO A MI LUNA

BUSCANDO A MI LUNA

Status: Terminada
Genre:Hombre lobo / Amor a primera vista / El Ascenso de la Reina / Completas
Popularitas:17.3k
Nilai: 5
nombre de autor: CINTHIA VANESSA BARROS

“El heredero del Trono Lunar podrá gobernar únicamente si su alma está unida a una loba de sangre pura. No mordida. No humana. No contaminada.”
Así empezaron siglos de vigilancia y caza, de resguardo y secreto. Muchos olvidaron la razón de dicha ley. Otros solo recordaban que no debía ser quebrantada.
Sin embargo, la diosa Luna, que había decidido el destino de Licaón y de aquellos que lo siguieron, seguía presente. Miraba. Esperaba. Y en silencio, tejía una nueva historia.

Una princesa nacida en un lugar llamado Edmon, distante de las montañas donde dominaban los lobos. Su nombre era Elena. Hija de una mujer sin conocimiento de que provenía del linaje de la Luna. Nieta de una mujer que había amado a un hombre lobo y había mantenido su secreto muy bien guardado en su corazón. Elena se desarrolló entre piedras, rodeada de libros, espadas y anhelos que no eran aceptados en la corte. Era distinta. Nadie lo comprendía plenamente, ni siquiera ella misma.

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CAPITULO 18. CEREMONIA.

POV KAEL

La caravana avanzaba en silencio, iluminada por la suave luz de la luna. A medida que nos acercábamos al centro del bosque donde estaba el Círculo de Licaón, un lugar sagrado donde todos los alfas sellaban vínculos con su luna. A mi lado iba Derek, controlando el caballo que llevaba a Varun, el sabio de sangre. Detrás de nosotros, Brisia y Elena marchaban cubiertas con capas oscuras. Tres miembros del consejo mayor caminaban en silencio, acompañados de cuatro guerreros de Occidens que protegían el camino.

Las ramas se movían a un lado como si el bosque supiera que todos estábamos apunto de marcar nuestros destinos. El aire era húmedo y estaba impregnado del aroma de la tierra. Kan estaba agitado en mi interior; no por temor, sino debido a la ansiedad. Conocía lo que se avecinaba, lo deseaba tanto como yo.

El Círculo de Licaón brotó entre los árboles, doce piedras formando un círculo perfecto. Eran altas y estaban cubiertas de musgo y runas esculpidas con garras. En el centro, una hoguera había estado ardiendo desde temprano, avivada por los centinelas del bosque. Alrededor, los guerreros entonaban cánticos graves, casi ásperos, que narraban viejas historias. Voces que solo los lobos entendían completamente.

Solo los principales entramos: Elena, yo, Varun, Derek y los tres ancianos. Los demás permanecieron en el borde del claro, las reglas eran claras. Brisia se quedó atrás con el rostro tenso, pero sin protestar. Sabía que su rol era observar y no intervenir. El ambiente era solemne, lleno de un respeto profundo.

Yo llevaba el pecho descubierto. La cicatriz en mi abdomen brillaba con la luz del fuego. Mi capa negra caía sobre mis hombros. Mis ojos no eran los mismo, tenían un color rojo intenso. Kan estaba alerta, tranquilo y listo para actuar.

Elena ingresó al círculo.

Llevaba una simple túnica blanca, ceñida a la cintura por un cordón entrelazado. Su cabello caía suelto, con solo una trenza lateral que lo controlaba. Sus ojos no reflejaban miedo. Caminaba con la seguridad de quien sabe que pertenece, aunque no entienda el porqué. Cada paso dejaba una impresión en el aire. No era humana. No era loba. Era una mezcla de ambas. Y en ella, todo encontraba su lugar.

—Está lista —susurró Varun.

Elena y yo nos miramos. No necesitábamos hablar. Había algo en el ambiente, un impulso que nos acercaba el uno al otro. Nos dirigimos hacia el fuego. Varun puso el cáliz entre nosotros.

—El Alfa y su Luna —declaró con voz grave—. Dos almas, un destino. Esta unión no es por conveniencia. Es por sangre. Por instinto. Por elección.

Nos ofreció la daga de piedra.

—Si no están listos, este es el último momento para retroceder.

Nadie lo hizo.

Tomé el cuchillo. Me hice un corte en la mano. Elena lo hizo también sin dudarlo. Nuestras sangres cayeron juntas en el recipiente oscuro. Varun lo levantó y pronunció las palabras que solo los líderes de Occidens conocen. Luego nos lo ofreció.

Fui el primero en beber. La sangre sabía a metal y a destino.

Después bebió Elena. Sus ojos reflejaron luz. No era miedo. Era certeza.

Un aullido rompió el silencio. Era yo. Kan había tomado la voz. El fuego se elevó como si fuera llevado por el cielo. Los ancianos se inclinaron. Algunos también aullaron. Otros murmuraron oraciones.

Al bajar la vista, vi que Elena seguía ahí. No se había movido, pero de pronto su cuerpo comenzó a generar luz, una luz intensa casi segadora, luego la vi levitar, era algo impresionante, todos miraban sorprendidos, era la primera vez que una luna racionaba de esta manera.

La luz se fue disipando, Elena decenio y me miro con una sonrisa, pero algo en ella había cambiado, su olor era distinta, más fuerte y su mirada, esa mirada tenia un brillo que no podía dejar de mirar.

Varun levantó su bastón.

—Está hecho. El Alfa ha encontrado a su Luna. Que los dioses antiguos cuiden esta unión. Que la manada florezca.

La ceremonia había concluido. Pero algo dentro de mí apenas comenzaba. Tomé la mano de Elena. Su pulso era fuerte. Su fragancia me envolvía. Kan vibraba en mi pecho. Por primera vez desde que nací, no sentí la carga del trono. Solo la certeza de que ya no estaba solo.

Y que, si el mundo quería luchar, lo haría con ella a mi lado.

---

POV Elena

Mi mano seguía unida a la suya al salir del círculo. No sentía frío. No sentía miedo. Todo mi ser vibraba como si hubiera despertado una parte que siempre había estado dormida. Brisia me abrazó con fuerza al verme cruzar los límites de las piedras. No pronunció palabra. Pero sus ojos estaban llenos de orgullo.

Mientras el resto comenzaba a alejarse en silencio, caminé con Kael por un camino estrecho. Dos antorchas y el fuego de nuestras decisiones nos guiaban. Sentía su energía junto a la mía, como si ya no fuéramos dos.

No comprendía todo lo que sucedía. Pero una verdad era clara: yo ya no era la misma Elena que huyó del castillo. Esa noche, bajo la luna roja, descubrí que la libertad no siempre se encuentra por uno mismo. A veces, también se descubre en alguien que te ve por completo.

Y te escoge, sin condiciones.

El silencio después de la ceremonia fue más significativo que cualquier bendición. Aún podía sentir el ardor de la sangre compartida en mi garganta, mi cuerpo aun emitía aquella luz, pero era más tenue, sentí la atención de Kael sobre mí, su mirada era dulce y seductor, podía percibirlo. No hubo plática. Solamente miradas. Solo deseo.

Al salir del Círculo, todos se retiraron de manera respetuosa, Varun nos dio su bendición y luego se marchó con los miembros del clan de sabios. Brisia me hizo una leve reverencia. Derek tocó el hombro de Kael en un gesto de lealtad silenciosa. Nadie se atrevió a interrumpirnos. Porque eran conscientes de lo que estaba por venir. Lo que debía venir.

La unión de nuestras almas ya se había sellado con sangre. Ahora era el momento del cuerpo y el selo estaba presente en nuestros cuerpos, las sensaciones eran cada vez más notables, todo ocurría tal cual me habían explicado, la unión del alfa y su luna, también es el inicio del celo en los licántropos.

Kael tomó mi mano y me llevó de regreso al centro del Círculo. Las runas de las piedras parecían vibrar, como si supieran que la ceremonia aún no había terminado. Que aún quedaba lo más antiguo. Lo más primitivo.

Se detuvo frente a mí. Sus ojos, dorados, ardían con el deseo acumulado de años. A pesar de eso, me dio espacio.

—Dime que me detenga —dijo con voz ronca—. Si hay una parte de ti que teme esto. . . solo dímelo. Y no te tocaré.

Negué. El miedo ya no estaba en mí. Porque lo deseaba todo, mi piel ardía y era algo que no podía controlar.

—No te detengas —susurré—. Te necesito.

Kael me besó como si fuera la primera vez. Como si el mundo estuviera a punto de acabar y yo fuera la última chispa que quería mantener entre sus labios. Sus manos encontraron mi cintura, mi espalda, mi cuello, con reverencia y deseo.

Mis dedos buscaron su piel. Su pecho desnudo ardía bajo mi toque. Cada músculo temblaba con la tensión del instinto reprimido.

Con facilidad, me levantó en sus brazos y me colocó sobre el suelo cubierto de hojas suaves y tierra viva. Las piedras del Círculo nos rodeaban, pero no eran una prisión… eran testigos.

Su boca descendió por mi cuello, mi clavícula, con besos lentos y húmedos, que parecían marcarme más que la propia sangre. Mis senos se alzaron hacia él como si supieran que eran suyos. Los tomó con su boca y su lengua, y yo gemí su nombre sin vergüenza y sin reservas.

Su lengua bajó, abriéndose paso por mi cuerpo, como se descubre un secreto. Y en el momento en que llego a mi parte intima, cuando su lengua jugó con mi humedad, mi centro ardiente, supe que nunca podría ser de otro. Que no lo desearía, yo era completamente suya.

Mi cuerpo se arqueó hacia él. Me abrí por completo, temblando, llamándolo con la voz entrecortada. Mis piernas rodearon su cabeza, mis dedos se hundieron en su cabello desordenado. Grité cuando el placer me envolvió, profundo y salvaje, hecho de luna y carne. Kael se posicionó sobre mí. Me miró. Me besó, con el sabor de mi deseo aún presente en su boca.

—Ahora eres mía —susurró.

—Siempre lo fui —respondí.

Y me penetró.  Con un único movimiento firme. Como si ya supiera el camino.

Mi grito salió de un impulso natural. Y el de él también.

Se movió en mí con un ritmo lento y profundo. Cada impacto era un acuerdo, una promesa, un sacrificio. Nuestros cuerpos encajaban como si hubiesen sido hechos el uno para el otro. No había prisa. Solo deseo. Solo eternidad. Y cuando nuestros cuerpos se fundieron, cuando el clímax nos atravesó como una explosión de luz y sombra, supe que había algo más allá de lo humano en juego.

Todavía respirábamos con dificultad, piel contra piel, cuando sentí a Lana moverse dentro de mí.

Kael me miró. Lo sabía. También lo sentía.

—Kan también. Está rugiendo en mi pecho. Quiere verla. Quiere tocarla. Quiere… reconocerla.

Sentí cómo Lana —mi loba— se movía bajo mi piel. Era la primera vez que sentía su presencia con tanta claridad. No era solo una sensación. Era una voz, una conciencia, un alma.

—¿Y si no pueden controlarse? —le pregunté, temblando, no de miedo… sino de deseo.

Kael se acercó y me tomó el rostro entre sus manos.

—Entonces no los detendremos. Esta vez… les pertenecemos a ellos.

—¿Estás preparada?

—Sí —respondí sin dudar.

Y juntos, nos sentamos en el centro del Círculo. La transformación esta vez fue distinta. No había miedo. Solo aprobación.

Lana surgió con un suave rugido, como una loba enamorada. Su pelaje blanco resplandecía como fuego de luna. Era yo. Pero también era ella. Delante de mí, Kan. Negro, impresionante, tenso, expectante. Lana lo olfateó. Lo rodeó. Le gruñó bajo, retadora.

Y él… se arrodilló.

Ella se lanzó hacia él.

La danza fue salvaje. Instinto y dulzura. Juego y sumisión. No había culpa. No había control. Era la entrega completa de los lobos, de nuestras almas, de quienes éramos en esencia. Cuando Lana me regreso el control, nuevamente, Kael me sostenía, y nuestros cuerpos estaban recubiertos de tierra y sudor, pero ya no éramos los mismos.

Éramos más.

Y el mundo… tendría que acostumbrarse a eso.

1
Clara Fuentes
muy buena historia, gracias
runa
Excelente
Margarita Becerra
wow. es genial
amalia aguilar royo
Me ha encantado su novela.
Francy Eliana Castillo Gallon
ese rey avaro va a ser el q los entregue a todos ante Elena y su clan q ahora es más fuerte y preparado
Francy Eliana Castillo Gallon
esos 4 pequeños lobos lunares deben crecer fuertes para poder liberar a su pueblo mientras tanto le dan la fuerza suficiente a sus padres y familiares para seguir adelante con la lucha
Francy Eliana Castillo Gallon
cuatro príncipes llenos de poder y esperanza para ellos unos padres felices y llenos de orgullo por sus pequeños hijos
Coral Labrado
El lobo sabe la verdad por más que el humano se resista, pero siento que ella tiene un secreto...
Coral Labrado
Lo dicho. Es su luna y no puede hacer nada al respecto jaja
Francy Eliana Castillo Gallon
llegó la hora del nacimiento de los más poderosos seres de ese reino q serán amados y protegidos como lo q son un gran tesoro
Francy Eliana Castillo Gallon
el viejo desgraciado necesita q Elena ase case con el principe para aumentar su poder sobre los licántropos y así acabarlos pero lo q no sabe es q ella es una de ellos y ahora espera los futuros líderes mas fuertes y poderosos y brisia yo sabía q terminaría siendo marcada por Derek desde el comienzo a el le gustó
Francy Eliana Castillo Gallon
la magia q usa la bruja de freyfis los ayudo a entrar pero no pudieron salir de nuevo y hay estaba el truco
Alexander Villa
que bueno está esto
Francy Eliana Castillo Gallon
q tipo tan malo es un maldito cobarde q solo se mueve por ambición ojalá y acaben con el de primero no merece q Elena lo llame padre una vez mas
Alexander Villa
wuaoo genial
Coral Labrado
Al parecer ya apareció la luna del alfa!!!
Coral Labrado
Pobre princesa atrapada en una jaula de oro
Alicia Quintana
pusiste fotos de las otras dos pone una de Helena
Alicia Quintana
pusiste fotos de las otras dos pone una de Helena
Francy Eliana Castillo Gallon
pobre Elena el miedo a los ataques y saber q tendrá varios bebés la tiene ansiosa no quiere q nazcan en medio de la guerra
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