Frio Deseo

-Como odio que huya, me hace sentir como la maldita peste- susurro despacio. Estaba enojada Valen, si ella se había apartado también pero no por los mismos motivos de él.

El ogro había vuelto a su frialdad habitual. Y eso la frustraba más de lo que quería admitir. Ella no le pedía nada, y él avanzaba y retrocedía sin más.

Esa noche fue nuevamente noche de chicas, Pero además de Anastasia estaba su hermana Camila. El timbre sonó en la casa de Valen y cuando abre ve a dos mujeres.

-Llego el alma de la fiesta- grita Ani.

-Dios porque me convenciste para venir- le dice Camí a su hermana.

-No seas aguafiestas nena, que me amas igual o más que ella- dice Ani señalando a Valen.

Las dos entran y se acomodan en el sofá con la naturalidad que las caracteriza, ya que es frecuente reunirse en la casa de ella.

Valen por su parte fue a acomodar toda la comida que trajeron en platos para llevarla al sofá además de unas latas de cerveza.

-¿Qué está pasando para que ella me obligue a venir?- le dice Cami señalando a Anastasia.

Valen quiere cambiar de tema, pero su amiga no la deja.

-Estamos acá para planear el asesinato de su jefe- dice riendo.

-¿Qué te hizo? Decime que yo me encargo de él - dice en tono demandante.

-Cami calma, no exageres. Además sos policía no podés cometer un delito.

-Por vos cualquier cosa enana, además te olvidas que soy policía sé cómo ocultar cosas- le dice guiñando un ojo.

-Dios que voy a hacer con ustedes dos son unas exageradas. Además, solo fue un beso- y se tapa la boca después de hablar.

-¡El ogro te beso!- le grita Ani.

-No, bueno sí. O sea si, pero no es lo que creen.- Valen se enreda en sus propias palabras.

-Empezá el relato desde el principio y yo decido como actuó a continuación - dice la hermana de Valen y ella bufa de frustración.

No están sus padres y parece que la hermana tomo el rol que dejaron vacío ellos.

Después de relatar todo lo que paso Cami estaba enojada y frustrada. Quería ir y golpearlo, le decía que para qué la beso si después iba a ser un cobarde, por su parte Ani le decía que debía darle celos y hacer que eso lo haga actuar. En pocas palabras Valen quedó más mareada de lo que ya estaba.

A la mañana siguiente, Valentina entró a la oficina con la sensación de que el ogro haría todo lo posible por evitarla. Y no se equivocó.

-Hoy trabajarás desde la oficina externa -fue lo primero que él dijo, sin mirarla.

Valentina frunció el ceño.

-¿Perdón?- el la cagó y ella era la exiliada. La jodió sobremanera.

-Hay demasiado trabajo acumulado en el departamento administrativo. Necesitan ayuda organizando documentos.

Valentina lo miró fijamente. Sabía que estaba tratando de alejarla. Qué solo eran excusas para no tener que afrontar la realidad.

-Como usted diga, señor Sullivan -respondó con frialdad. No iba a ser ella la que rogara para aclarar todo, otra vez.

Se giró sobre sus talones y salió de la oficina con la cabeza en alto. Si quería distancia, la tendría. En fin no iba a tener oportunidad de poner en marcha el plan e Anastasia debido a que no lo iba ni a ver.

No había pasado una hora cuando Nicholas Sullivan entró a la oficina de Alexander con una sonrisa burlona.

-Hermano, ¿por qué exiliaste a Valentina?- sabía que eso lo iba a molestar, Nick conocía a su hermano.

Alexander ni siquiera levantó la vista.

-Está ocupada con otras tareas.- trato de mostrarse desinteresado.

-Ajá. ¡Por supuesto! Nada que ver con el hecho de que la miras como si quisieras devorarla y luego finges que no existe.

Alexander lo fulminó con la mirada.

-No empieces.- su voz era sentenciate, aunque Nick siempre lo ignoraba.

Nicholas se rió.

-Tú mismo dijiste que no mezclabas los negocios con lo personal. Pero, amigo, ya lo hiciste. Y todos lo notamos.

Alexander apretó la mandíbula.

-No hay nada que notar.- Alex se maldecia mentalmente.

-Claro. -Nicholas le guiñó un ojo.-No puedes huir para siempre, hermano.

Valentina pasó la mayor parte del día en la oficina externa, revisando documentos que no le importaban. Cada tanto, su mente volvía a Alexander.

Pero entonces, recibió un mensaje urgente de Catherine.

-Valentina, necesitamos que vengas rápido a la oficina principal. Alexander tuvo un accidente.- el corazón de Valentina se detuvo.

Sin pensarlo, tomó su bolso y salió corriendo.

Cuando llegó a la oficina, vio a Alexander sentado en su escritorio con una venda en la frente y un evidente gesto de molestia.

-¡Dios mío, ¿qué pasó?!- dijo ella asustada.

Alexander bufó.

-No fue nada. Me golpeé con una estantería en el archivo.

Valentina exhaló, aliviada pero aún temblorosa.

-Pensé… -No terminó la frase. Porque, por un segundo, había sentido verdadero miedo.

Alexander la miró en silencio. Su expresión cambió al verla tan afectada.

-Estoy bien, Reyes.

Pero Valentina no pudo contenerse más. Se acercó y, sin pensarlo demasiado, le tomó el rostro con suavidad, inspeccionando la herida.

-Debería tener más cuidado -susurró.

Alexander se quedó inmóvil. Ella estaba tan cerca que podía sentir su respiración. Y entonces, sus manos fueron a las de ella.

-No deberías preocuparte tanto por mí, Reyes.- dijo el suavemente.

Valentina tragó saliva.

-Demasiado tarde.- admitió ella.

La tensión era insoportable. Ninguno se movió. Ninguno quiso romper el momento.

Pero, como siempre, Alexander fue el primero en alejarse. Su cualidad principal huir, y ella ya se estaba acostumbrando.

-Vuelve al trabajo.- dijo sin más.

Valentina asintió lentamente y se alejó.

Como siempre ella era la que había dado un paso y el retrocedía cinco. Bufo frustrada sabiendo que eso no la iba a llevar a nada, salvó a sufrir. Si sufrir porque aunque no cree en el amor, verse como actuó cuando la llamaron diciéndole que estaba herido dejaba en claro que no solo era atracción, algo más profundo le pasaba con su querido ogro.