Frio Deseo

Valen se vio sorprendida, sintió la mano del ogro en su rostro y después su boca en sus labios. Fue un beso feroz, demandante, a capador. Sintió la invasión de su lengua impaciente y ella respondió con la misma vehemencia que él.

Y de golpe todo ceso, así como empezó termino. La miro con esos ojos arrolladores que la dejo clavada en el lugar mientras él huía a vaya saber dónde.

Valen se tocaba los labios mientras estaba sin saber cómo reaccionar, hasta que hizo el clic.

-¿Qué rayos fue eso?- susurro.

Al principio estaba extasiada, después anonadada y ahora cabreada. La había besado como si el mundo se acabará en ese instante y más tarde huyó.

Su corazón latía a todo ritmo, y se debía a varios factores emoción, felicidad y enojo. ¿Cómo había podido arruinar el momento de esa manera? ¡Huyendo de ella!

Valen había pasado toda la noche en vela. No paraba de pensar en ese beso feroz, en cómo domino su boca, en lo que le provoco a sus bragas y a su corazón, para luego convertirse en un cubo de hielo.

Había sido frío. Distante. Como si hubiera cometido el peor error de su vida. Y eso le dolió. Sabía que no era una mujer de la alta sociedad, que era humilde, pero que la viera como si fuera un error le dolió.

Esa mañana antes de salir de su casa se preparó dos cafés bien cargados y uno para llevar, necesitaba que la cafeína despertara sus neuronas o su día sería un fiasco total.

Cuando llegó a la oficina, el ambiente era denso. El ogro no la miró ni una sola vez. Para ella era normal, pero pensó que después del beso al menos actuaría un poco menos frío.

-Agenda -fue lo único que dijo.

Valentina apretó los dientes y respiró hondo. Si él quería fingir que nada había pasado, entonces ella también podía. No le iba a rogar una explicación o que fuera más suave solo por un beso.

-Tiene una reunión con los inversores a las diez, almuerzo con el equipo creativo a la una y… -se aclaró la garganta-una cena con los nuevos socios esta noche.- su voz trato que saliera lo más profesional e indiferente como fuera posible, no quería que el viera que le afectaba su actitud.

Alexander asintió sin levantar la vista. Era como si ella no existiera. Y eso la jodia el triple, porque no era un adulto y hablaban para seguir adelante.

La mañana siguió igual y el ogro la llamo a su oficina lo mínimo e indispensable. Era obvio que la estaba evitando, pero Valen se dijo ¡Si él quiere jugar ese juego juguemos! Ella hizo lo mismo, lo evitaba a más no poder y le lanzaba miradas asesinas. No era lo más lógico en su rol de empleada a prueba Pero su sentido común estaba muerto a esas alturas.

Durante el almuerzo con el equipo creativo, Nicholas Sullivan entró a la sala y se sentó junto a Valentina con su sonrisa de siempre.

-¡Hola, Valentina! ¿Sigues sobreviviendo a mi hermano?- dijo suavemente cerca de ella.

Ella bufó.

-Si es que se le puede llamar "sobrevivir". Creo que ha batido un récord de frialdad hoy. Me sorprende que no me haya congelado con su mera presencia. Aunque tal vez lo hizo y no me he dado cuenta porque aún estoy en shock por...- se cayó la boca al instante ya estaba cagandola de nuevo y Nick era súper intuitivo.

-¿Por?

Valentina se atragantó con su bebida.

-Demasiado tarde. Hablaste de más.- se dijo mentalmente.

Nicholas la miró con diversón. Claro que iba a aprovechar al maximo el desliz de Valen.

-Oh… algo pasó, ¿verdad?

-¡No! O sea, sí. Bueno, no sé. Tal vez. Pero no es importante. No en el sentido de que no importe, sino en el sentido de que… ¡Olvídalo!- ella apretó los puños y cerró los ojos sabiendo que había caído en un pozo sin salida.

-Definitivamente, algo pasó.- dijo sonriendo.

Y Valentina quiso desaparecer. La jodió y en grande.

Por suerte el resto de los empleados llegaron y la durante el almuerzo hablaron solo de temas laborales.

Por la tarde, una llamada urgente sacudió la oficina. Uno de los diseñadores principales renunció de improviso y dejó un hueco enorme en la nueva colección. La noticia fue dada al propio Alex por Catherine.

Valen miraba todo desde su escritorio y como Catherine no cerró la puerta pudo oír la conversación.

Alexander se puso de pie de inmediato.

-Tenemos que solucionarlo hoy. Reyes, ven conmigo.- dijo mientras salía de su oficina y caminaba hacia el ascensor.

Antes de que Valentina pudiera procesarlo, ya estaba siguiéndolo fuera de la oficina.

Sola con él. Otra vez.

Llegaron al taller de diseño, donde el equipo estaba al borde del colapso. Después de discutir estrategias, Alexander y Valen se quedaron en una sala revisando bocetos y opciones de emergencia.

Pero entonces, la puerta se cerró de golpe.

-¡Oh, no!-exclamó una de las diseñadoras desde el otro lado. -La cerradura está rota. ¡No se puede abrir desde afuera!

-¿Qué?- dijo Valen parpadeando

-Tendrán que esperar a que venga mantenimiento-dijeron al otro lado.

Valentina tragó saliva.¿Por que le tenía que pasar justo a ella esto? Encima que el ogro la ignoraba y le lanzaba miradas frías, se tuvo que quedar encerrada con él, en una habitación pequeña que cada vez se sentía más pequeña .

Alexander suspiró y se apoyó contra la pared.

-Fantástico.- su tono era de irritación.

Valentina cruzó los brazos.

-Bueno, al menos tenemos trabajo que hacer mientras esperamos.- dijo con tono seco demostrando que a ella tampoco le gustaba.

Intentó concentrarse en los bocetos, pero sentir a Alexander tan cerca la ponía nerviosa.

-Esto es absurdo -murmuró él.

-Si hablas de estar atrapados, estoy de acuerdo.- dijo sin más Valen.

Alexander la miró. Y ella supo que no hablaba de eso.

-No podemos seguir así, Reyes.

Valentina sintió su pulso acelerarse.

-¿Así cómo?- sabía de que hablaba, pero ella no iba a ser la que saque el tema.

Alexander se pasó una mano por el cabello, frustrado.

-Fingiendo que no hay nada aquí.

Valentina se quedó sin palabras.

Él lo estaba admitiendo.

-Pensé que… quería fingir que nada había pasado, o eso fue lo que me hizo entender hoy con su actitud de mierda - se apretó los labios con el diente porque otra vez estaba siendo Valen la boca floja.

Alexander soltó una risa seca.

-Intenté hacerlo. No funcionó.- admito él.

Valentina sintió que su respiración se volvía irregular.

-Entonces, ¿a qué estamos jugando?- pregunto ella.

Alexander dio un paso hacia ella. Su proximidad era abrumadora.

-No lo sé.- su tono era tan sincero que Valen no dudaba de su palabra.

Los ojos de Valentina subieron involuntariamente a sus labios, debido a que su proximidad la dejaba en desventaja de altura.

Pero antes de que pudiera pasar algo, la puerta se abrió de golpe.

-¡Listo! -dijo un técnico de mantenimiento y Alex maldijo en voz baja.

Valentina dio un paso atrás de inmediato, con el corazón latiendo desbocado, no quería que nadie notará lo que estuvo a punto de pasar.

Alexander se giró hacia la puerta y salió sin decir una palabra, dejándola nuevamente sola y desconcertada.