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La Luz Rojo Carmesí Del Final

La Luz Rojo Carmesí Del Final

Status: En proceso
Genre:Acción / Policial / Escena del crimen / Chico Malo / Pacto con el demonio
Popularitas:634
Nilai: 5
nombre de autor: XintaRo

Historia original de horror cósmico, suspenso y acción.

NovelToon tiene autorización de XintaRo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El Hombre Sin Ojos. Pt6.

Esto no me cuadra.

Primero Martin Lemash, ese gusano, trabajando para la familia Linova... y ahora esto. Algo se está moviendo en Cuatro Leguas. Algo más grande que simples guerras de pandillas.

Me arrodillo junto al chico. Le tomé el pulso. Débil... pero aún late.

Saqué el teléfono y llamé a una ambulancia. Me quedé allí, junto a él, mientras la lluvia apaga los sonidos de la calle. Los motores, los pasos, las voces se diluyen entre las gotas. El mundo se reduce al jadeo entrecortado del chico y al tamborileo constante del agua sobre los techos de chapa.

Pienso: Este chico iba a morir aquí, en completa soledad, machacado por dos desquiciados que ni siquiera lo miraron a la cara.

¿Pero qué lo trajo a este punto? ¿Qué vio? ¿Qué mierda sabía que valía tanto como para querer silenciarlo así?

Mientras espero la ambulancia, me acerco al chico. No lo muevo mucho. Con estas heridas, puede ser peor si lo hago. Esos dos lo machacaron hasta cansarse, como si estuvieran descargando años de odio en su cara. Una pena —no hay otra forma de decirlo—. Alguien tan joven, tirado sobre basura, en mitad de la noche, con la cara convertida en una masa informe de hueso y carne. Puedo sentir la presencia de la muerte justo ahí, encima suyo. Como si estuviera midiendo el momento exacto para bajar su guadaña y cortar el último hilo que lo ata a este mundo.

Treinta años en este maldito planeta y lo único que me ha dejado es pena. Pena por lo que fui, por lo que hice, por lo que vi. ¿Cómo no pensar en mi pasado? ¿Cómo no recordar a mis amigos, mis hermanos del barrio, aquellos que terminaron igual que este chico? Algunos llenos de agujeros, otros con la mirada congelada, tendidos en los mismos callejones, sobre el mismo asfalto mojado, muertos sin gloria. De correr en los prados podridos del distrito sur a terminar así: tiesos, fríos, arrancados de este mundo a balazos, sin piedad.

Bueno, y yo… yo no soy inocente. También fui el que golpeó. El que rompió huesos. El que dejó cuerpos jadeando por aire con las costillas rotas clavándose en sus entrañas. Lo hice por ira, por venganza, por dolor, por amor a los que me arrebataron. Me transformé en el puño que buscaba justicia con violencia, en el reflejo deformado del enemigo. ¿Cuántos amigos perdí en esas malditas disputas de pandillas en las que ni siquiera quería estar? Y aun así, estuve. Apretando el gatillo. Dando golpes. Disparando contra otros chicos sin futuro, todos cegados por esa necesidad miserable de tener algo más que lo que nuestras vidas grises podían ofrecer. Criados con asco por el lugar donde nacimos. Educados a golpes.

El olor... el olor de la sangre fresca mezclada con la lluvia. A veces todavía lo siento detrás de los párpados. La sangre corriendo junto al agua, bajando por el asfalto como si la ciudad misma quisiera tragarse toda esa porquería.

No sé cuántos rostros rompí. No sé cuántas veces salí invicto de esos callejones oscuros donde todo era golpes, gritos y ojos desorbitados. Tengo esa maldita —y bendita— habilidad de ganar en cada pelea. Una maldición con la que cargué siempre. Ellos lo intentaban. Venían con ganas de poner su bota en mi cuello, de callarme, de romperme. Pero cada vez, uno tras otro, terminaban ellos mismos tirados en la mugre, sobre los basureros, con la cara destruida y los dientes buscando dónde caer.

“El héroe oscuro del distrito sur”. Así me llamaban algunos. Los que me vieron meterme entre ellos y la muerte. Los que agradecían que apareciera yo y no otro. Pero otros... otros me decían “El desquiciado del distrito sur”. Los que me odiaban. Los que veían cómo sus amigos quedaban en el piso sosteniéndose la mandíbula con los ojos llenos de lágrimas. Yo nunca pedí ninguno de esos nombres. Solo era lo que la ciudad me hizo.

Volví al presente de golpe. Mis dedos encontraron algo entre la chaqueta del muchacho. Un cierre oculto, casi invisible. Lo abrí con cuidado y encontré un teléfono. Completamente destrozado. Obviamente las patadas de esos dos animales lo habían pulverizado. Esta hecho trizas, pero quizás Héctor pueda rescatar algo. Él es bueno con estas cosas. Yo ya no tengo la paciencia.

Nada de billetera. Nada con nombre. Solo algunos tatuajes en el cuello que decían más que cualquier carnet: es un teniente. Uno de los duros. Un cabrón importante. ¿Qué carajo hacía alguien como él acá? ¿Y por qué lo querían dejar muerto en este callejón?

Solo una respuesta me retumba en la cabeza:

Los 20 Killer lo dejaron aquí para mandar un mensaje.

Una ejecución a golpes, en territorio Cooling. Nada de disparos, nada limpio. Lo querían dejar tirado, machacado, humillado. Eso no es solo violencia. Es una provocación. Y no una cualquiera. Es un detonante.

Los Cráneo Roto del este no se van a quedar quietos cuando descubran esto. Si se enteran que los 20 Killer quisieron matar a uno de sus tenientes aquí, en el sur... la guerra será inevitable. Y si eso pasa, la familia Cooling no va a permitir que otro grupo venga a sembrar el caos en su territorio. Nadie pisa el sur sin consecuencias. Esto no es solo una paliza. Es el primer movimiento de algo más grande.

Y eso significa solo una cosa:

Tengo que despertar a Héctor. Ya.

No hay tiempo que perder. Tengo que averiguar qué mierda están planeando los malnacidos de los 20 Killer en mi distrito. Porque si esto estalla, no va a haber lugar donde esconderse de la tormenta que viene.

Saqué mi teléfono mientras escuchaba, a lo lejos, la sirena de la ambulancia y la de los patrulleros. Una vez más aquí, en la escena de un crimen fresco, tan fresco como la sangre que mancha mi rodilla sobre el suelo, mientras con la otra mano sostengo la temblorosa mano del bastardo tirado, con la cara machacada. Sus ojos, todavía abiertos, aunque inconscientes, me dicen que su cerebro quedó hecho papilla. Seguro no recordará nada. Ni por qué terminó en este callejón, ni por qué esos dos querían matarlo. Ni lo que vio... ni lo que no debía ver.

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entomomoyan
/Facepalm/
entomomoyan
🙀Que miedo
entomomoyan
🙀🙀🙀🙀🙀🙀
entomomoyan
/Angry/
entomomoyan
/Facepalm//Joyful/
entomomoyan
🤣
entomomoyan
/Determined/
entomomoyan
/Angry//Casual/
entomomoyan
🙀👏
entomomoyan
🙀🙀Aun asi la leeré
entomomoyan
Muy buena, llega a dar miedo 🙀
Emily
Esta genial
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