Una mujer despierta en una playa sin recuerdos, aparece un hombre que asegura ser su esposo y que su nombre es Olga. Pronto es llevada a una casa ajena donde dos niños, extrañamente distantes, también la llaman "mamá". A medida que intenta encajar en esta nueva vida, comienza a percibir que no pertenece a ese lugar: su forma de sentir, de hablar y de recordar no corresponden con la mujer que todos dicen que es.
En medio del control por parte de su supuesto esposo, ella empieza a descubrir verdades aterradoras. Además, su cuñado que empieza a residir en la casa, se convierte en un vínculo perturbador, pero familiar, despertando emociones que parecen venir de otra vida.
Mientras la casa se llena de presencias inquietantes, dibujos siniestros y comportamientos que rozan lo sobrenatural, ella y su cuñado reconstruyen, paso a paso, una historia de amor prohibido, que trata de hacerle frente a la traición y busca una venganza ante la injusticia.
Ella ya no es quien solía ser, ¿te atreves?
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11. La carta oculta
El día amaneció con una calma que parecía impostada. Felipe se había ido temprano con los niños a visitar a sus padres, lo cual Olga aprovechó como una señal. Necesitaba buscar más. Ver con claridad lo que aún permanecía oculto.
Tomó una taza de hierba luisa, se sentó en la mesa de la cocina y trató de calmar sus manos temblorosas. El aroma le recordó algo, una mañana similar, una taza igual, pero con una mujer frente a ella.
En ese recuerdo, casi fantasmagórico se colaba el recuerdo de una conversación difusa, algunas risas nerviosas y Karina. Otra parte de ella. Una vida que ahora intentaba colarse entre los bordes de la suya.
No podía dejarlo pasar.
Fue al cuarto principal, buscó en los cajones de la cómoda de Felipe. Nada. Luego en el armario. Detrás de los trajes colgados, descubrió una caja de madera, pequeña, oculta tras una manta doblada con demasiado esmero, así que la abrió con cuidado.
Dentro había documentos, una vieja libreta bancaria, recibos, y una hoja doblada varias veces, con la tinta corrida por el paso del tiempo; la desplegó con lentitud, descubriéndose ante sus ojos, una carta.
...“Si estás leyendo esto, es porque finalmente pude dejarte una pista. No sé si alguien más la encontrará. Tal vez Olga, tal vez Daniel. O tal vez ni siquiera yo siga viva. Lo cierto es que ya no puedo más. Felipe no es quien parece. Me vigilaba, y no se cómo llegué a esta casa. Desde que me trajo, me está drogando. Me siento cada vez más ausente, más lejana. Como si mi cuerpo no fuera mío....
...Anoche una vez más, soñé que me ahogaba. El agua me tragaba, pero yo no sentía miedo, sentía paz, como si solo así pudiera escapar. Pero sé que no me voy a ir por voluntad propia. Si algo me pasa, por favor, no crean lo que diga la carta. La que dejé antes. Esa no la escribí yo". —K....
Olga sintió que el aire abandonaba sus pulmones. La letra era temblorosa, pero auténtica. Karina había dejado ese rastro. La carta de despedida que Felipe mostró como prueba de su fuga era falsa. Karina no se había ido. Karina había sido silenciada.
Guardó la carta en su bolsillo y, de pronto, un golpe seco la hizo girar. Algo había caído en el pasillo.
Salió del cuarto, sintiendo que su corazón latía a mil por minuto. Lo observa con atención, es un marco tirado en el suelo. Una foto familiar, rota en la esquina. Felipe, los niños, y ella, que ahora se sentía aún más lejana.
Se agachó para recoger los pedazos y entonces lo vio.
Un hueco en la pared, justo detrás del cuadro. Un espacio pequeño con una tapa suelta de yeso. La removió con esfuerzo y dentro encontró otra caja, más vieja, más polvorienta, pero con marcas de dedos, como si alguien la hubiese abierto y guardado algo recientemente.
Al abrirla, vio recortes de periódico, con titulares que la alarmaron:
...“Mujer desaparecida deja nota de despedida”...
...“Felipe Jiménez afirma que su esposa lo abandonó por otro hombre”...
...“Hermana de la desaparecida duda de la versión oficial”....
Acaso, Felipe había estado casado antes, otras preguntas se forman en su cabeza, había estado buscando respuestas, pero se encontraba con más interrogantes.
Siguió revisando el contenido de la caja, entre los papeles, había una pequeña libreta con tapa roja, no lucía vieja como las otras cosas que habían dentro. Esa libreta, era la misma que había visto en uno de sus recuerdos. La abrió, era un diario, escrito a mano y fechado con precisión
Las últimas líneas, con fecha de hace un mes, estaban subrayadas:
...“Me dijo que si hablaba con Daniel otra vez, lo lamentaría. No quiero tenerle miedo. Pero ya no sé si quiero seguir yendo a esa casa, la quiero salvar, pero ella parece creerle ciegamente....
...Hoy que fui me percaté que la cerradura del sótano tenía un candado nuevo. Le pregunté por qué. Me dijo que era por seguridad de la familia. Pero no es eso, siento que quiere encerrar a alguien"....
Olga sintió un vértigo que la hizo tambalear. Ese diario era real. Y ahí estaba la voz de Karina, atrapada en el papel, en la madera, en su cuerpo, necesitaba toda la información, debía guardar el diario y poner todo en su lugar.