Circulos De La Eternidad

—¿Quién debiera ser?—gritó kosuke con una voz tímida, pero no vino de él.

—No creí que fuera real—dijo kosuke prestando atención.

—¡Yo soy el más fuerte!—habló una voz clara y arrogante—eco de una personalidad de kosuke para enfrentar sus miedos.

—Suena más a mí—respondió kosuke escuchando aún más.

—Soy el más débil de todos—contradijo una voz miedosa, eco que había escondido kosuke después de la muerte de su hermana.

—¿Por qué tú?, superé su muerte hace años—gritó kosuke enfurecido mirando de dónde provenía.

—¿Qué sucede conmigo?—gritó el eco contradiciendo a los demás.

Las voces continuaron discutiendo, cada una contradiciendo su contraparte, kosuke se sentía perdido en un laberinto en contra de su voluntad, incapaz de poder distinguir su propia voz, no sabía cuál era real y cuál era falso.

—¿Quién soy realmente?—se preguntó de nuevo, pero esta vez provino de sus labios.

—Todas ellas y ninguna, soy la suma de las partes y nada que las pueda unir—respondió la voz.

—Descifrare su significado y saldré de aquí —argumentó kosuke para olvidarse del eco.

El eco continúo por horas y kosuke había descifrado las palabras entendiendo todo al fin.

—Ahora puedo entenderlo—dijo kosuke soltando una risa de alivio.

Todas ellas y ninguna eran las múltiples personalidades, las sumas de sus partes sugirían las identidades de kosuke, y las nada que no podían unirse se refería a la ausencia de sus sentimientos.

—Descubrí de donde proviene el eco, cuyo salía de mí mente—respondió kosuke finalmente.

Kosuke continúo caminando hasta perderse en un bosque lleno de árboles extraños, escuchó voces lamentándose de sus pecados, voces que no provenían de alguien vivo.

—Este es el bosque de los lamentos—dijo kosuke caminando con precaución.

Al encontrar de donde provenía el eco, kosuke encontró un misterioso bosque con árboles extraños, aquel lugar era el bosque de los lamentos, si alguien deseaba salir debía recordar su mayor lamento y el bosque se encargaría de absorberlo, por lo contrario bagaría por la eternidad.

Dentro del bosque al continuar los pasos, escuchó aquellos lamentos de los espectros que buscaban paz pero que nunca encontrarían, algunos eran realmente aterradores como si buscarán la salida a cualquier costo.

—¡Alguien que pueda ayudarme!—gritó una voz pálida y de sufrimiento.

—Yo no puedo estar más aquí—gritó otra voz llorando de dolor.

—Todo esto es culpa tuya—gritó una voz familiar para kosuke.

Kosuke al escuchar la voz su tono de piel cambió a ser pálido, sus manos comenzaron a temblar de miedo, sus piernas tambaleabán al sentir el enorme escalofríos recorrer su cuerpo, el sudor corría por su frente al identificar de quien era realmente la voz.

—Tú estás muerta, es imposible que sigas con vida—respondió kosuke con una voz de arrepentimiento.

—Ya no aguanto más—gritó una voz desgarradora intentando salir del bosque.

Kosuke se tranquilizó decidiendo ignorar las voces, buscó pistas para encontrar salidas alternas, por más que intentaba siempre regresaba al mismo lugar.

Dentro de su corazón recordó aquel día en que su hermana dió la vida por él.

—¿Por qué hermana, por qué?—se preguntó kosuke intentando sobrevivir sin ella.

Koji se acercó a kosuke para consolarlo, y que finalmente dejara ese sentimiento de culpa en el pasado.

—No llores más, ella debe estar feliz por haberte salvado—respondió koji tratando de entender el dolor de perder a un ser querido.

—Ella era lo único que tenía—contradijo kosuke derramando más lágrimas.

Los años pasaron, y poco a poco, kosuke fue creciendo guardando la culpa de no poder haber salvado a su hermana, si sólo en ese tiempo hubiera sido fuerte ella estaría con él.

De repente, el bosque empezó a absorber el lamento que kosuke siempre había guardado por años, dejando el sentimiento en el pasado, dejando paso a la salida.

—Veo la salida del bosque—dijo kosuke corriendo hacia ella.

Kosuke logró salir del bosque y a la vez desapareció, sabía que sólo faltaba un desafío y ese último era el más difícil de completar.

—Sólo queda un desafío y estaré ante el árbol sagrado—dijo kosuke cantando victoria antes de tiempo.

La última prueba era el espejo del olvido, era de las misiones imposibles de vencer, consistía en mostrarte cada recuerdo que tuvieras, para poder vencerlo tenías que dejar todas tus emociones y sentimientos para siempre.

—¿Qué es eso brillante de allá?—preguntó kosuke acercándose.

Cuando se acercó a lo brillante, vio que se trataban de múltiples espejos, que reflejaban sus malos recuerdos.

—¡Esto es imposible!—gritó kosuke al punto de volverse loco.

—Hermana te amo mucho—susurró un espejo a espaldas de él con una voz dulce.

—Hermana tengo mucho miedo—gritó otro espejo a un lado de él, pero esta vez con una voz miedosa.

Los reflejos en los espejos continuaron por horas, cada uno reveló su pasado, no importaba si eran dolorosos, kosuke se vió acorralado y a punto de volverse loco, vió por última vez las dulces palabras de su hermana.

—Cuando seas grande, serás fuerte y valiente como yo—dijo un espejo brillando enfrente de él.

—Tengo que dejar mis sentimientos en el pasado—respondió kosuke mirando el espejo.

Conforme miraba cada espejo, olvidaba cada recuerdo doloroso para él, kosuke se convirtió en una persona distinta y arrogante al punto de olvidar quien era, dejando en el olvido a su hermana.

—He completado los cinco desafíos—dijo kosuke mirando como se rompían los espejos.

Los espejos que reflejaban sus recuerdos fueron rompiéndose, volviéndose pedazos de cristales inservibles, ahora sólo faltaba encontrar el fruto magnar.

—Sólo tengo que encontrar el fruto del magnar y habré terminado—dijo kosuke entre sus labios, cambiando su aspecto.

El fruto del magnar contiene una energía misteriosa, que permite al usuario controlar un inmenso poder capaz de absorberlo, se dice que un demonio desconocido fue quien la creó, portado en ella oscuridad.

—¿En dónde se localizará el árbol del magnar?—se preguntó kosuke, sin tener alguna idea de poder encontrarlo.

Kosuke finalmente había terminado los desafíos, sólo quedaba encontrar un misterioso fruto que podía otorgarle poderes inigualables, capaz de poder controlar el poder de la espada necrofhia.

—¿Qué es eso de allá?—preguntó kosuke, mirando un misterioso árbol desde lo más lejos.

El árbol se encontraba del otro lado, a las orillas del valle, parecía escaso de sus frutas, alguien o algo las había destruido como sí supiera que kosuke llegaría a tomar una.

—No puede estar pasándome esto a mí—gritó fuerte kosuke mientras miraba el árbol destruido con una vista pedrificante.

Kosuke al ver el árbol destruido enfureció lleno de rabia, sabía que nunca podría obtener el poder que deseaba, y todos sus sentimientos fueron olvidados o por lo menos eso pensó él.

La batalla entre kosuke y takashi aún continuaba con ambos peleando por la supervivencia.

—¿Qué pasa?, ¿necesitas ayuda?—dijo takashi con un tono provocador.

La espada absorbía la energía vital de kosuke en cada momento que la sujetaba.

—¿Por qué me pasa esto a mí?—gritó kosuke, mientras caía de rodillas debido a su débil cuerpo.

Sin darse cuenta, poco a poco, su vida iba acabando lentamente, la maldición de la espada estaba cobrando el precio por blandirla.