La Venganza Del Conejo De La Luna

El tiempo en el vivero había sido más entretenido de lo que Luna esperaba, aprendió mucho sobre las plantas y su debido cuidado, en qué momento se debe trasplantar, incluso que se dividen por especies, pero es un trabajo duro de realizar también. Llego agotada a la habitación, debía ir a darse un baño, estaba llena polvo de la tierra de las plantas y sudor, tomo todo lo necesario para ir a las duchas, salió y cerró la puerta con llave.

Camino por el campus haciendo todo el recorrido hasta llegar a los baños, se quitó la ropa y la metió en una bolsa y el cerro muy bien, para que no le entrara nada de agua, llevándola con ella hasta las duchas, dejo su paño cerca donde pudiera visualizarlo, abrió las manijas del agua hasta la temperatura que deseaba y se metió en la caída de agua, dejando que recorriera todo su cuerpo, limpiando toda la suciedad y ayudándola un poco con el estrés. Era difícil seguirle el paso al tipo de vida que tenía la antigua Luna, las clases, estudiar, ser la mejor estudiante, cumplir con las expectativas y además de todo, lidiar con los abusos y acosos.

-          Necesito encontrar la forma de mejorar esta situación – dice mientras siente el agua caer por su espalda.

 Termina de ducharse, se arregla y sale de los baños, el equipo de basquetbol entraba al lugar.

-          ¡Oh, chicos miren!, hay una coneja por aquí – dice uno de ellos, mientras los demás ríen.

-          Pobre Luna, no tiene baño por eso debe venir aquí – dice otro, compañero.

-          Es que, porque ella es un caso especial, por eso la academia no puede gastar más en alguien tan miserable – Sin prestarles atención Luna siguió caminando, hasta sentir que le halaron el cabello.

-          ¡Oye! – le dice el que inicio la conversación, mientras sostiene un mechón de su cabello fuertemente, llegando a lastimarla - ¡Te estamos hablando! – le grita - ¡¿A dónde crees que vas?! – le hala más duro.

-          ¡aaah! – grita Luna, sosteniendo la mano del hombre para que la suelte.

-          Ja, ja, ja – ríe uno de ellos – así aprenderás a detenerte cuando te estemos hablando – le dice de forma amenazante. No puedo dejar que esto suceda, si dejo que me vean débil seguirán molestando, eso ya lo sé.

-          ¡Aaah! ¡Mal nacida! – Luna dejo de tratar de soltar la mano del hombre, en lugar de eso aprovecho que es más pequeña, le dio un gran puñetazo en la entrepierna, provocando que la soltara de inmediato y terminara en el suelo revolcándose del dolor.

-          Maldita, como te atreves – le dice el que antes la había amenazado.

-          ¡Él se lo busco! – le dice Luna, sacando fuerzas para hablar – si piensan que seré presa fácil están equivocados – les grita.

-          ¡Ya veras, mal nacida! – le dice acercándose a ella, mientras los demás se mueven para atraparla. Cuando de la nada un balón de básquet impacto el rostro del hombre, obligándolo a caer en el suelo.

-          ¡¿Quién fue?! – dice uno de los hombres, mirando molesto alrededor.

-          Muévanse y pónganse a practicar de una vez – les dice Kaelth – si quieren perder el tiempo puedo ponerlos a limpiar este lugar hasta que quede rechinando de limpio.

-          ¡Pero¡, ¡Capitán! – dice el hombre sorprendido – ¡está maldita coneja comenzó! – dice señalando a Luna.

-          ¿Qué no hable claro? – le dice de forma amenazante, clavando su mirada en el hombre - ¡Muévanse! – les grita.

-          ¡Si, Capitán! – dicen todos al unísono

-          Tu – le dice Kaelth a Luna quien estaba sorprendida ante lo ocurrido – termina de irte de una vez – voltea a guiar la práctica.

Esto no me lo esperaba, pensé que iba a salir muy herida de allí, estaba preparada para luchar con todo lo que pudiera con esos hombres, sabía que era imposible para mi ganarles, pero peor era quedarme de brazos cruzados y dejarlos seguir con el abuso. Nunca espere que Kaelth interviniera para ayudarme, o tal vez simplemente lo hizo porque era una molestia para sus prácticas, distrayendo a su equipo, lo que fuera fue de gran ayuda, aunque uno nunca sabe lo que está pensando ese psicópata.

Luna camino lo más rápido posible pasando por el campus y de regreso a su habitación, donde había conseguido la puerta abierta, entro rápidamente, todas las cosas estaban regadas ´por el suelo, lo libros rasgados, las sabanas rotas llenas de garras y el espejo roto con los pedazos por todos lados.

¡¿Qué paso aquí?!, ¿Cómo lograron entrar?, ¿Quién fue?, esto es llegar demasiado lejos, incluso para estos desgraciados niños ricos.

Mientras pensaba que debería hacer, Luna comenzó a recoger todo y arreglar la habitación, los vidrios rotos los recogió, cortando sus manos, luego los envolvió con la tela de las sabanas rotas y los puso en una esquina, en la mañana debería ir al basurero a botarlo. Cansada, tuvo que dormir en una cama desnuda, pensando en alguna forma de solucionar esa situación.

La noche fue larga, fría e incómoda, sin poder dormir bien, Luna se levantó a las cinco de la mañana, tomo los vidrios envueltos en las sabanas y fue al basurero a botarlos, luego de eso se preparó para salir a desayunar, ya eran las seis de la mañana cuando ya estaba casi lista, solo debía peinar su cabello y tomarse el supresor, ya estaba en la semana en la que debía ingerirlos.

Peino su cabello en un sencillo moño, después fue hacia la repisa de noche y abrió la primera gaveta, donde tenía los supresores.

-          ¡No están! – dijo alarmada - ¡Mis supresores, no están! – desesperada comenzó a buscar dentro de las gavetas, sacando todo el contenido en ellas, pero por más que busco, no logro encontrarlos, reviso toda la habitación, dentro del libro, sobre la repisa, incluso dentro de los zapatos, pero no estaban en ningún lado - oh por Dios ¿ahora qué voy a hacer? – dice muerta del pánico - ¡Tranquila!, ¡Tranquila!, ¡Tranquila! – comienza a caminar de un lado al otro por el lugar – debo hacer algo, ¿pero qué? – aún no había experimentado que efectos podría tener si no se tomaba los supresores, pero le había advertido en muchas ocasiones y había leído en muchos libros lo peligroso que sería si no lo hacía, además de que era más peligroso aun si la persona era un herbívoro, ya que podría atraer a los carnívoros y en muchos de los casos son devorados.