Sofía es una joven que ha crecido en la soledad de la orfandad, enfrentándose a una serie de tormentos internos que la han marcado desde su infancia. En su búsqueda de pertenencia y amor, se cruza con Lucius, un enigmático hombre que posee una esencia sombría y que, a lo largo de su vida, jamás ha experimentado la calidez de los sentimientos. A medida que sus caminos se entrelazan, Sofía se enfrenta al desafío de luchar contra la atracción que siente hacia él y las sombras que parecen rodearlo. ¿Podrá encontrar la fuerza necesaria para resistirse a su cautivadora belleza y, al mismo tiempo, desentrañar los misterios de su alma oscura, o sucumbirá a su hechizo, perdiéndose en el abismo de su atracción?
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preparativos
El trayecto se había prolongado considerablemente. Sofía, sumida en sus pensamientos, contemplaba a través de la ventana un interminable paisaje de árboles oscuros y sombríos, ya que la noche había caído con fuerza. El frío era intenso y se filtraba en el aire, provocando que su cuerpo temblara involuntariamente. En un intento por abrigarse mejor, se abrazó a su abrigo y cerró los ojos, sin darse cuenta de que el carruaje finalmente había llegado a su destino y se había detenido.
Mónica, que esperaba a su llegada, se acercó con cuidado al coche y, al abrir la puerta, se encontró con la imagen de Sofía completamente dormida, sumida en un profundo sueño.
Sofía,sofia. dijo Mónica para despertarla.
Sofía abrió los ojos y miro a Mónica y un hombre que la miraban, así que se espantó.
Baja ya, la costurera te está esperando para tu prueba de vestido, dijo Mónica con una voz suave y una mirada llena de determinación.
Sofía hizo el esfuerzo de descender de la carroza, sintiéndose un poco nerviosa al observar el entorno que la rodeaba. El lugar era realmente impresionante; el jardín se extendía ante ella, deslumbrante con su verde vibrante y bien cuidado. Las flores de diversos colores brillaban bajo la luz de la luna, creando un ambiente encantador. La casa, alta y majestuosa, parecía imponerse sobre el paisaje, contribuyendo a la grandiosidad del lugar.
Mientras caminaba detrás de Mónica, Sofía no podía evitar notar las miradas curiosas de los empleados que se encontraban por ahí. La sorpresa en sus rostros la dejaba confundida, ya que no comprendía completamente la razón de su asombro. Todo era nuevo para ella y, aunque el lugar era deslumbrante, el ambiente también le generaba un pequeño temor.
Al entrar la costurera, al igual que todos la miraron con expectación, ya que estaban a la espera de alguien importante, ya sea una joven con un apellido notable o una persona de gran fortuna.
La costurera se llama Amanda, y es nuestra modista personal. A partir de ahora, será la encargada de confeccionar toda tu ropa. Como no contamos con mucho tiempo, he tomado la libertad de elegir un vestido para ti; solo necesitamos que Amanda le haga algunos ajustes. Espero que esto no te incomode. Mónica dijo esto mientras dirigía su mirada hacia Sofía, quien se encontraba inmóvil, observando todo a su alrededor con curiosidad y asombro.
Sí, está bien, respondió Sofía con una sonrisa.
Amanda, acercándose a ella con determinación, empezó a tomar medidas de su figura.
Poco después, varias empleadas se unieron y comenzaron a despojarla de su ropa con rapidez y destreza.
¿Qué les pasa?, exclamó Sofía, confusa y sorprendida por lo que estaba sucediendo a su alrededor.
Mónica, observando la situación con una mezcla de paciencia y resignación, intervino: Ellas solo te están ayudando. Tienes que dejarlas, porque te van a medir para el vestido. Al ver la expresión desorientada de Sofía, suspiró, dando a entender que estaba claro que ella no tenía idea de cómo funcionaba el proceso.
