En Arendelle se había corrido el rumor de que existía una bruja que se escondía en lo más profundo del bosque, nadie podía afirmarlo pero el rumor estaba ahí y nadie se atrevía a cuestionarlo.
Pero un buen día el Alfa del pueblo decidió ir al bosque a cazar, sin pensar que una trampa para osos lo atraparía estando transformado en licántropo, habiendo escapado de ella fue atacado en el camino y malherido, cansado y a punto de caer inconsciente, vio a lo lejos a una mujer que estaba corriendo hacia él y sin pensarlo fue hacia ella y luego de ello no supo qué sucedió después pero de algo estaba seguro...
Había encontrado a su compañera...
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Capítulo 10
SCARLETT
Abrí los ojos y miré a mi alrededor con desconcierto, no entendía bien qué había pasado, pero estaba casi segura de que había matado a Elijah el hechicero que desde que lo conocí tuvo el atrevimiento de autoproclamarse mi dueño y padre de la siguiente bruja de Arendelle, lo cual hizo que deseara escapar de ese destino tan miserable que había visto en mis sueños. El haber huido con mi Madre a Arendelle hizo las cosas más fáciles y eso fue bueno para mí, tuve ciertas libertades dentro y fuera de Arendelle pese a que eran limitadas y aun así lo apreciaba.
Sinceramente, prefería ser tomada por el Rey Alfa a que ese maldito de Elijah me tocara tan siquiera. En los brazos del Rey Alfa me sentía protegida, a salvo y era libre, debía reconocer que él nunca me hizo sentir de su propiedad de manera obsesiva sino de una manera en la que él buscaba protegerme de todo mal.
Miré a mi izquierda y ahí estaba ese tonto... Me sentía feliz de ver que se había quedado a mi lado durante toda la noche, lo cual me hizo darme cuenta de que no era un mal hombre, sin embargo... debía evitar que la Tribu Luna Sangrienta quisiera tomar represalias en su contra porque lo que hice fue alta traición, pese a que no me iban a ejecutar eso no quería decir que él y yo nos íbamos a librar de las consecuencias.
Tenía que proteger el pueblo a como diera lugar. Mientras pensaba en ello su Majestad se despertó y al verme sonrió somnoliento.
—¿Cómo estás?—Sonreí tomando su mano.
—Estoy bien, su Majestad.—Me tomó por detrás del cuello y me besó con mucha intensidad tanto que en el momento en que nos separamos nuestras respiraciones estaban muy agitadas. Posó frente en la mía y dijo con voz ronca:
—No me llames "Su Majestad", mi nombre es Damon, desde ahora llámame por mi nombre. ¿Entendido?—Asentí en respuesta.
—Está bien... Damon—. Dije con una sonrisa.
Después de eso hablamos de lo sucedido anoche y fue entonces que comprendí el por qué de su constante insistencia en que debía mudarme del bosque al Palacio, sin embargo... eso era un gran problema porque hacerlo sería demostrar que yo incité a Elijah a atacarme y por ende provocar su muerte.
—No, no puedo mudarme contigo.
—¿Por qué?—Preguntó con un tono algo molesto.
—Porque hacerlo de esa manera tan apresurada e imprudente provocará un mayor problema entre Arendelle y la Tribu Luna Sangrienta. Así que... no, no lo haré. Y no me contradigas...—Le advertí, al ver que quería protestar.
—Eres mi MATE—Dijo en un tono muy serio y autoritario.—, tu lugar es a mi lado.
—Lo sé, pero no deseo que se derrame sangre inocente—. Aclaré muy seria y eso lo detuvo por un momento.
—¿Qué quieres hacer?
—Lo primero es hablar con mi Tribu pero... el hacerlo yo misma causará un gran revuelo y un conflicto de intereses con la familia de Elijah, el hechicero que maté anoche.
—Dejaré que lo hagas a tu manera, pero en caso de que no funcione, entonces lo haremos a mi modo—. Estuve de acuerdo; sin embargo, rezaba porque a mi manera funcionara.
Obviamente, iba a ser complicado explicar por qué había matado a Elijah. Pero lo único que me quedaba era dejar que el bosque hablara por mí. Debido a que el bosque tenía memoria y cada recuerdo del pasado se guardaban entre las ramas y los susurros del viento que corrían por las montañas.
El bosque sería mi testigo sin lugar a duda, pero solo esperaba a que nada ni nadie lo estropeara. Por supuesto que había quienes deseaban que fuera ejecutada aunque por desgracia eso no iba a ser posible dado que yo era la Mate del Rey Alfa y como tal el hecho de querer ejecutarme era el equivalente a querer destruir a Su Majestad. Por lo que tenían que buscar otro modo de destruirme, un modo tal que ni siquiera yo misma podría evitarlo.
Dejamos de lado el tema de mi Tribu y todo lo demás, ya no quería saber nada y sinceramente ya no soportaba ser la bruja de Arendelle a ese precio, amaba ayudar a otros con mis conocimientos en medicinas, pero en cuanto a decirles a los licántropos sobre sus Mates era algo completamente diferente, porque era una obligación que en cierta manera debía suceder de forma natural y no apresurada. Pero hacerle entender eso a un licántropo era prácticamente imposible. Es más es... IMPOSIBLE.
Pero para mi fortuna no tuve que hacer ese trabajo para el Rey Alfa, ya que él fue quien me encontró sin esperarlo.