Josiane no quería estar allí, pero se vio obligada a ir a terapia debido a las reglas del refugio en el que vive.
Patrícia, su psicóloga, estaba acostumbrada a tratar casos difíciles, pero nada la preparó para Josiane.
Entre la ética y el amor ¿cuál prevalecerá?
NovelToon tiene autorización de Joy campos para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 20
Patricia bajó del ascensor con pasos apresurados, tratando de alejar los pensamientos que le rondaban la cabeza sin cesar desde la conversación con Caroline. La conversación sobre Josiane aún pesaba en su mente, pero la exigencia profesional y el consejo claro de la supervisora la hicieron respirar hondo y tratar de recuperar el enfoque.
Cuando llegó al estacionamiento, se detuvo abruptamente. Allí, apoyada en uno de los pilares, estaba Josiane. Su mirada la alcanzó de lleno, una mezcla de culpa, nerviosismo y algo que Patricia prefirió no interpretar.
— ¿Josiane? — Patricia frunció el ceño, acercándose. — ¿Qué haces aquí?
Josiane se enderezó rápidamente, sus dedos temblorosos traicionando el control que intentaba demostrar.
— Yo... necesitaba hablar contigo.
Patricia miró a su alrededor, comprobando que no hubiera nadie de su trabajo.
— Sabes que esto no es apropiado, ¿verdad? — Su voz era firme, pero no brusca. — No podemos mezclar las cosas así.
Josiane bajó la mirada, mordiéndose levemente el labio inferior antes de murmurar:
— Lo sé. Yo solo... quería pedirte disculpas.
Patricia enarcó una ceja, cruzando los brazos.
— ¿Pedir disculpas? ¿Por qué?
Josiane respiró hondo, mirándola directamente.
— Por lo que pasó en la sala. Me pasé de la raya. No quería hacerte sentir incómoda, y...
Antes de que pudiera terminar, Patricia levantó una mano, interrumpiéndola.
— Josiane, yo... — Titubeó, buscando las palabras adecuadas. — Lo que pasó fue un error. Un error grave. No debería haber ocurrido.
Josiane asintió lentamente, como si esperara esa respuesta.
— Lo entiendo. — Su voz era baja, pero cargada de emoción. — Solo quería que lo supieras, que lo siento mucho.
— ¿Vas de regreso al refugio ahora? — preguntó Patricia, tratando de cambiar de tema.
Josiane asintió, empezando a alejarse.
— Espera. — Patricia la llamó, sorprendiéndose a sí misma. — Deja que te lleve.
Josiane abrió mucho los ojos por un instante, pero asintió, sin decir nada. Ambas caminaron en silencio hasta el coche, donde Patricia quitó el seguro de las puertas con un toque vacilante.
El viaje transcurrió en silencio, la tensión en el aire casi palpable. Patricia se centraba en el tráfico, mientras que Josiane mantenía la mirada fija en el paisaje, como si evitara cualquier contacto visual.
Cuando el coche finalmente se detuvo frente al refugio, Patricia apagó el motor.
— Gracias por traerme. — La voz de Josiane era suave, pero había algo más en ella, algo que Patricia no pudo ignorar.
Antes de que Josiane pudiera salir, Patricia la sujetó por el brazo, con delicadeza. El contacto hizo que Josiane se girara, y sus miradas se encontraron de nuevo. Y entonces Patricia la besó, con una mezcla de deseo y ternura. Patricia saboreaba los labios húmedos de Josiane, y trazaba un recorrido sobre su lengua, que correspondía con la misma intensidad. Por un instante, el tiempo pareció detenerse. Pero pronto Patricia se apartó.
— Josiane... — empezó Patricia, pero su voz falló. Tragó saliva antes de continuar: — Esto tiene que parar.
Josiane frunció el ceño, confundida.
— ¿Qué?
Patricia suspiró, soltando lentamente su brazo.
— Lo que está pasando entre nosotras. Esto no puede seguir. Es incorrecto, y... y perjudicial para ti, para mí... para la clínica.
Josiane inclinó levemente la cabeza, como si quisiera descifrar lo que Patricia realmente estaba diciendo.
— No sé lo que estás sintiendo, pero... — empezó a decir Josiane, pero Patricia la interrumpió.
— La próxima sesión será decisiva. — Su voz sonó más firme de lo que esperaba. — Será un punto de inflexión, Josiane.
Josiane parpadeó un par de veces, procesando las palabras.
— ¿Me estás dando de baja?
Patricia sintió un nudo en el corazón, pero mantuvo la compostura.
— No, no, solo necesito buscar una manera de arreglar lo que hice. Solo quiero lo mejor para ti.
Josiane bajó la mirada, mordiéndose el labio de nuevo, pero esta vez con fuerza, como si tratara de contener una respuesta.
— Entiendo. — Abrió la puerta y salió del coche, cerrándola con rabia. Antes de entrar en el refugio, se giró una última vez hacia Patricia.