El Último Cliente

El Último Cliente

Prólogo

Yo creo que no se puede juzgar a las personas con solo verlas. Antes debemos de conocerlas para poder crear algún juicio. Aunque el único que puede juzgar es Dios.

La situación precaria en la que vivía Violeta la obligó a tomar decisiones tal vez erróneas, pero llenas de un amor infinito hacia sus padres.

Cosa que los padres no le agradecieron y en un arranque de cólera Violeta fue expulsada de su casa, obligándola a trabajar en cualquier cosa con tal de salir adelante.

Violeta comprobó que la calle no le dejaba nada bueno. Solo tenía 17 años, pero ella aprendería a valerse por sí misma.

Me hubiera gustado que esta historia fuera real, para poder agregarle un poco de dramatismo, pero por fortuna fue sacada de la mente de la autora.

Como fue sacada de la mente de la autora, no hubo ningún testigo de esto que les voy a contar.

Este es un relato interesante y completo.

Ernesto, un hombre maduro pasaba por una casa que parecía abandonada.

En ella se subastaban muebles de inmenso valor. Algunos eran antigüedades y objetos curiosos que valían una fortuna.

En un anuncio que estaba en la ventana de esa casa, Ernesto pudo comprobar que la subasta era debido a que la dueña de todo eso había fallecido. Ahí no decía el nombre, pero Ernesto asumió que se trataba de Violeta, ya que ella se cotizaba por ser una dama muy cara en sus gustos.

Sintió una gran tristeza por esa mujer que era toda una belleza venida a menos.

La subasta empezaría desde la 1 de la tarde a las 8 de la noche, a la que fueron invitados personajes de todas las comunidades cercanas que podían darse el lujo de comprar cualquier pieza por más cara que estuviera.

Puras personas que gozaban de gran personalidad y dinero.

Además, el anuncio decía que podían visitar la casa después de que terminara la subasta.

Dicha subasta terminaría hasta que las existencias fueran agotadas.

Y una pregunta muy importante: ¿A manos de quién pasaría todo el dinero recaudado de dicha subasta?

Eso no lo sabía nadie, pero Ernesto pensó que todo se quedaría en el gobierno.

Esa pregunta quedaría en el aire y no sé si se pudiera resolver más adelante.

Ernesto se decía que él quería entrar si no para comprar, aunque sea para ver las cosas.

Ya que él no contaba con capital suficiente para hacerse siquiera del más pequeño de los objetos.

Ese día, la casa estaba abarrotada, había gente de todas las edades, hombres y mujeres. Solo los niños hacían acto de ausencia al no encontrar uno solo.

Las mujeres se veían bien elegantes con sus vestidos largos escotados acompañados de sus respectivas estolas. Vestidos de todos colores lucían las damas que visitaban esa casa.

Ellas se quedaban maravilladas de toda la riqueza que veían. No comprendían por qué una mujer había logrado hacerse de todas las cosas tan fantásticas. A menos que fuera una mujer de "esas".

Esas mujeres admiradas deseaban ver cómo viven las mujeres "galantes", en el fondo las envidiaban porque eran bellas, y tenían más riquezas que ellas. Nunca soñaban con algo así.

Las mujeres de la vida fácil, ostentaban las joyas ganadas con su cuerpo, tenían casas muy elegantes. Vestidos lujosos de los mejores diseñadores. Todo eso les llamaba poderosamente la atención.

Esa casa donde estaba la subasta era muy hermosa, una de las más caras del lugar. La mujer que vivía ahí, la sabía tener de lo más cuidada.

Sabía que la dueña de esa casa estaba muerta, por eso las mujeres que se decían "decentes" entraban hasta la alcoba, el lugar más íntimo de una casa.

Ernesto sabía que esas mujeres que se decían "decentes", tenían su propia historia.

Algunas engañaban a sus esposos sin que ellos se dieran cuenta.

A pesar de que sabían que la dama de esa casa había muerto, no lograron saber más de lo que estaba expuesto.

Su vida fue todo un misterio. En realidad, nunca supieron más de lo que los dueños de la subasta querían exponer. Su vida fue protegida de manera que no estuviera de boca, en boca. Los mismos subastadores trataban de que las damas que asistieron, no supieran más de lo que ellos mismos les quisieran enseñar.

De esa manera cuidaban la reputación de esa mujer marcada por la vida.

Afortunadamente, la dueña de todas esas riquezas estaba muerta y jamás nadie lograría descubrir su vida íntima, todos esos secretos se habían ido con ella.

Aunque no era difícil de saber. Ya que era una cortesana. De esas mujeres que venden su cuerpo con tal de obtener algunos pesos. Pero en el caso de esta mujer, eran muchos miles de pesos los que recibía por sus "favores".

La mayoría creía conocer su vida, más no conocían lo que había dentro de su alma. No sabían todo lo que ella sufría por las circunstancias y situaciones que, desgraciadamente, no eran problemas de ella, sino de sus padres.

Esta historia se remonta a años atrás, cuando aún no había muchas facilidades para vivir bien.

Sin embargo, las personas que visitaban esa casa, parecía no importarles nada, pensaban que esa mujer era de lo peor, aunque disfrutaba de una vida sin sobresaltos. Llena de lujos, cosa que ya quisieran tener muchas mujeres "decentes".

*Autora*, esta historia es completamente ficticia, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Gracias por leer mis historias, espero sus regalos y comentarios. Les mando saludos a todas partes de donde nos leen.

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