A pesar de sus reservas iniciales, la conexión emocional y la química entre Nick Evans y Dayanne Wilson, es tan poderosa que los lleva a experimentar un deseo incontrolable de estar juntos. Esta sensación de atracción abrumadora los impulsa a explorar sus sentimientos y a desafiar sus creencias previas sobre el amor. Pero la situación entre ambos, se complicará por las propias inseguridades de Dayanne relacionadas con la intimidad, lo cual le impide entregarse por completo, aún cuando siente un deseo irrefrenable por Nick. A pesar de la intensa atracción que ambos experimentan, Dayanne lucha internamente contra sus propios temores y barreras emocionales que le impiden abrirse completamente a Nick y a la posibilidad de una relación significativa. Esta dicotomía entre el deseo abrumador y las inseguridades personales de Dayanne crea una tensión emocional que será crucial para el desarrollo de su historia juntos.
Los invito a leer esta hermosa historia de amor y superación ¡Disfrutenla!
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CAPÍTULO XI SALVADA POR LA CAMPANA
Dayanne despertó en la madrugada mirando a su alrededor para encontrarse con un Nick Evans dormido de la manera más incómoda en el pequeño sofá que tenía allí en su habitación… Sintió pesar por él, pues de un modo u otro, él se ha esmerado con indiscutible preocupación y cuidado a hacerla sentir cómoda.
. – Evans – Lo llamó cuando lo sintió moverse, y él al escucharla rápidamente se puso en pie, agitado pensando que algo le había pasado mientras él dormía… bordeando la cama de tres grandes zancadas llegó hasta ella, que lo siguió en todo el recorrido asombrada de su actitud. Pensaba en lo serio que se estaba tomando su papel de enfermero de cabecera…
. - ¿Qué ocurre? ¿Te duele algo? ¿Deseas ir al baño? Dime, no dudes ocuparme, me quedé dormido...– Le dijo, especulando que ella antes no lo quiso hacer…
. – Estoy bien… pero veo que usted no – Él la miró sin entender – Ese mueble es muy chico para usted…
Tal vez no lo había considerado del todo, pero a su parecer, sería egoísta no ofrecerle al menos un buen descanso al hombre que la estaba cuidando…
. - ¿Y su propuesta sería? Porque claramente no la dejaré nuevamente sola…
. – Bueno tampoco estoy invalida… - Le aclaró – Pero está bien, no puedo negar que lo necesito cerca – Nick elevó una ceja haciéndola sonrojar por el tinte que estaba pretendiendo darle a sus palabras - Para que me ayude a levantar si lo requiero…
. – Por supuesto – Coincidió con burla y Dayanne volteó los ojos…
. – Si no quiere volver a sofá, compórtese… - Nick sonrió y negó, porque vio en sus ojos que ya estaba considerando la posibilidad de volverlo a enviar allí – Bien, bueno, puede recostarse ahí – Le señaló el lado de la cama vacío – Si no mañana será usted quien necesitará atención…
. - ¿Está segura? Quiero decir, gracias por la consideración – Se apresuró a decir cuando ella volvió a resoplar – Lo aprecio porque sí en efecto, ya mi espalda me está pasando factura…
Dayanne asintió estando de acuerdo, él era grande y fornido para un espacio tan reducido, apartó la mirada de su cuerpo…
. – En el closet hay colchas, tome una – Le pidió antes de que él se recostara, tampoco era que iba a compartir su edredón porque pues, no le pareció prudente para ninguno de los dos… Nick sonrió mientras buscaba el encargo “¿Acaso temes que nuestros cuerpos se toquen a mitad de la noche señorita?” Jajaja, “Sería sin intención” completó sus pensamientos irónicos para adoptar una actitud seria, tomó la colcha y volvió a la cama…
. – ¿Le molesta si me quito la camisa? – No existía malicia en su pedido, solo que realmente le incomodaba dormir así – Es que me fastidia dormir con ella… - Claramente Nick observó cuando Dayanne miró al techo razonando en la mala idea que se estaba convirtiendo su buena intención, y él solo sonrió internamente, sin intento alguno de quitarle ese peso de encima…
. – Si es necesario para usted… - Dijo nada convencida, en tanto él comenzó a soltar los botones bajo su mirada, que luego rápidamente desvió volteando la cara en la otra dirección, pues sintió un inquietante escalofrío recorrer su cuerpo… y Nick consciente de su perturbación, solo mordía su labio inferior contento del efecto que también él tenía en ella…
Cuando Dayanne sintió que él se recostaba en la cama, botando el aire acumulado y aun sin mirarlo le deseo un buen descanso, en lo que quedaba de tiempo, que rogaba pasara rápido o que al menos ella se durmiera pronto…
. – Espero pueda descansar – “Lo dudo teniéndote así de cerca, pero gracias por la intención”
. – Igualmente usted…
Ambos guardaron silencio, pero obviamente la tensión se podía sentir en toda la habitación, como si el aire se hubiera vuelto denso y difícil de respirar, pero ambos se esforzaban por parecer cómodos, intentando ignorar sus pensamientos, más era una misión imposible… Ciertamente la atracción que ambos sentían era muy difícil de ignorar.
Largas se hicieron las horas en que por fin ambos pudieron dormir. Cada uno por su lado, soñó con el otro, despertando más inquietos que cuando lograron dormirse… Como era sábado, la alarma de Dayanne no sonó, y el cansancio que ambos sentían los dominó, haciéndolos dormir hasta tarde…
El sol comenzó a asomarse por la ventana, iluminando la habitación con una luz cálida. Dayanne fue la primera en despertar y de una vez miró en dirección opuesta, recordando que tenía compañía real en su cama. “Y qué compañía” se dijo observando al atractivo hombre sin camisa que dormía a su lado. La colcha que cubría el cuerpo de Nick había rodado de su lugar al cambiar de posición, dejando su amplio pecho velludo desnudo, pidiendo a grito ser acariciado “Dios mío” Dayanne apartó la mirada, subiendo su mano a la frente, y bajándola luego hasta la nuca. Se removió inquieta en la cama, sintiendo esa agitación que hace mucho se negaba a sentir.
. - ¿Esta despierta? – Preguntó Nick, sabiendo que lo estaba, pues pudo sentirla al despertar solo que se hizo el dormido para advertir su reacción… Dayanne apretó los ojos evitando respirar y menos responder… - Sé que está despierta… - La acusó Nick anulando cualquier intención de ella de hacerle creer lo contrario.
. – Umju… - Fue lo que pudo decirle, no quería voltear y mirarlo tan tentador que era un insulto a su incapacidad de poder siguiera imaginarse poder tener un hombre como él… - ¿Me puede llevar al baño… por favor? – Pidió, rogando que él tuviera la decencia de colocarse la camisa antes de, pero esa era una idea que no compartía Nick, que se levantó y caminó hasta su lado, mientras ella intentaba sentarse…
. – Déjeme ayudarla – Le dijo parándose frente a ella que al levantar la mirada se topó con su perturbador pecho y blasfemó para sí misma… Nick la ayudó a ponerse de pie sosteniéndola de la cintura y literalmente pegándola a su cuerpo.
. – ¡Ejem, ah, podría, podría ponerse la camisa…! - Dayanne se sentía demasiado afectada por su cercanía, lo mismo le pasaba a Nick.
. - ¿Por qué? – Le preguntó con voz ronca por la excitación que sentía de tenerla pegada a él, provocando que ante su tono, ella lo mirara - ¿Qué diferencia haría?
Él tenía razón, pues los dos estaban presos de la innegable e intensa conexión que sentían, así como Nick podía sentir el temblor del cuerpo de Dayanne, ella también pudo sentir la reacción de él e incluso pudo sentir con su mano sana apoyada en su musculoso brazo, su piel erizada… Sus miradas permanecieron conectadas, en la medida que Nick bajaba su cabeza buscando encontrarse con sus labios, y ella lo esperaba ansiosa sintiendo esa corriente eléctrica recorrer su cuerpo ante la anticipación del beso que se acercaba…
Sin embargo, el celular de Dayanne comenzó a sonar rompiendo el silencio de la habitación, y la pasión que envolvía el lugar, y gracias a ese sonido insistente y que ambos pudieron no ceder a la tentación, se separaron rápidamente, ella se sentó, y él caminó hasta el sofá en busca del aparato que cuando tuvo en la mano, le provocó estrellar en la pared…
. – Hola… - Contestó sin embargo, antes de que los señores Wilson se volvieran a preocupar innecesariamente. Fue inevitable que Bárbara Wilson no se fijara en el dorso desnudo de Nick, y menos que estuviera en la habitación de su hija, la travesura y complicidad fue evidente en sus ojos…
Gracias y bendiciones.
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