Dos corazones y una historia
La felicidad siempre incomoda a quienes son infelices. Un gran amor es interrumpido por la envidia y las intrigas. Ayla guarda secretos del pasado; su corazón insiste en proteger un amor que resiste al tiempo. Yuri, un atleta famoso y riquísimo, no entrega su corazón a ninguna mujer. Ambos se reencuentran años después, pero el orgullo, el dolor, los secretos y los resentimientos... causados por la supuesta traición e injusticia, ¿lograrán superar el amor? Ven conmigo, descubrámoslo juntos.
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Capítulo 11
Ayla
Dejo a Ryan en la sala que usamos para almorzar, merendar y descansar un poco cuando se puede.
Lo dejo sentado jugando en el teléfono, lo detesto, pero necesito que esté quieto y fuera de la vista de Yuri.
Regreso y por la cara de Constanza hasta imagino
- puedes contarme qué está pasando, doña Ayla – dice Constanza
- no está pasando nada – dice Ayla
- no me mientas, niña, aún más después de que saliste corriendo con Ryan, tuve que decirle al niño que Ryan estaba apurado, ¡pues se le notó claramente que escapó de él!
¡Dios mío! Ayla, me hiciste mentir y ahora me debes.
Puedes contar la verdad. Te juro que no voy a comentar con nadie, sabes que puedes confiar en mí – dice Constanza
- está bien, es que yo y Yuri salimos en el pasado, antes de que él fuera famoso – dice Ayla
- ¡ay, ay, ay...! ¡Dios mío! ¡él es el padre de Ryan! – dice Constanza
- ¡no! no dije eso, solo salí con él en el pasado – dice Ayla
- no sirve de nada, ya he conectado las cosas, el cabello de Ryan, los ojos, el gusto y talento inexplicable por el fútbol, ¡siendo que nunca tuvo influencia de padre, abuelo, hermano o sea de un hombre!
Y por eso casi se muere cuando lo vio; después, cuando él llegó con Ryan en el elevador, se puso tan pálido que pensé que esta vez iba a desmayarse.
Y claro, él no lo sabe. ¡Los hombres son desconectados y tardan en notar ciertas cosas!
Tienes que contárselo. Imagina, ¡su hijo es rico de verdad, niña! – dice Constanza
- dos cosas: no he dicho nada. Usted está deduciendo y sabe que no me importa el dinero, no tanto así. Me gusta, pero tengo condiciones, gano bien, trabajo – dice Ayla
- ni lo intentes, sé que es verdad. Puedo haber deducido, pero niña, como te he dicho, ¡voy a casarme por cuarta vez! Tengo 52 años y soy muy, muy buena en observar y en los detalles. Así que puedes parar, no voy a contar a nadie, pero está siendo una locura. ¡Mira los privilegios que Ryan y tú pueden tener! – dice Constanza
- yo no quiero nada de Yuri, nada en absoluto – dice Ayla
- si es por mí, él vería el valor de la pensión – dice Constanza
Ayla no aguanta y se ríe de ella.
Constanza
Soy así, me gusta bromear. Ayla estaba demasiado seria, a pesar de ser bastante torpe, juguetona, graciosa, esto realmente la afecta mucho y no es para menos.
Amo a Ayla, ella es esforzada, inteligente, cría a este niño con amor, cariño y mucha responsabilidad, estoy tratando de llevar las cosas con ligereza. Sin embargo, sé que la situación no es tan simple.
- mejor ahora con esa sonrisa. Ayla sabe que bromeo, soy loca... solo quiero que sepas que puedes contar conmigo. ¡Y no te preocupes! Cuando creas que deben saberlo, tú cuentas. – dice Constanza
- gracias, Constanza – dice Ayla
- toma (entregando algunos informes), termina allá en la sala con Ryan – dice Constanza
- gracias – Ayla le da un beso y un abrazo.
Yuri
Bruno habla y habla; para ser sincero, ni estoy prestando atención a él, mis pensamientos están en Ayla. ¿Ella tiene un hijo? Sí, lo tiene... Debe ser de Pietro y qué inmaduro fui. ¡Debería ser mi hijo! Ella debería ser mía, pero ni siquiera volví para saber la verdad. ¡Qué idiota y burro fui!
Independientemente de que tenga un hijo o no, eso aún me afecta.
- ¡eh, eh, YURI! – Bruno habla fuerte, casi gritando.
- ¡opa! Disculpa, hermano, estaba pensando en algunas cosas de la empresa y me perdí – dice Yuri.
- ¿Empresa? Bueno, voy a fingir que creo. Vamos a esto – dice Bruno riendo.
- demoró – dice Yuri saliendo con Bruno.
Yuri
Salimos de la sala; solo estaba la señora que me atendió. Ella fue simpática conmigo, pero Ayla y el niño no están.
Bruno fue hasta ella, conversó un poco, no quise acercarme, porque son cosas de él, de la empresa, y no me gusta entrometerme. Creo que Ayla ya salió.
Pronto viene, le hago un gesto y nos vamos.
Hemos planeado un happy hour y después vamos a jugar cartas entre amigos.
Ayla
Salgo casi a las ocho. Ryan estaba cansado de esperarme y lo entiendo. ¡Llegamos a casa y atiendo a mi hijo! Mientras él se baña, voy a hacer la cena.
Pronto él sale, le doy de cenar, conversamos sobre la escuela y un evento que habrá en el fútbol, ¡otro problema para la cuenta!
é com el padre, hermano, padrino... lamentablemente no sé si podré dejarlo ir, mi corazón sangra en esos momentos. A pesar de querer contar la verdad, necesito más tiempo; será la próxima semana y hasta entonces no estaré preparada, ni el Ryan.
Necesito hablar con él primero, no puedo simplemente decirle que su padre volvió. ¡Apareció o ese es su padre! Debo pensar bien cómo hablar con Ryan, ¡él es mi vida!
Pronto veo a Ryan durmiendo en el sofá, no pesa mucho y puedo llevarlo a su camita.
El timbre suena y estoy segura de que es Livi, y ahora tendrá que explicarme cómo dejó que Ryan subiera con Yuri. ¡Dijo que él estaba subiendo con Camila, la voy a matar!
- Hola, mi hermana amiga – dice Livia sonriendo.
- ¿Hola? Livi, ¿por qué hiciste eso? – pregunta Ayla.
- ¿Eso, qué? – pregunta Livia asustada.
- ¿Y todavía me preguntas qué? Amiga, ¿cómo pudiste dejar que Ryan subiera con el YURI? – dice Ayla, tensa al recordar la situación.
- ¿Subió con el YURI???? ¡Ay, Dios! ¡Cuéntame todo! – dice Livia.
- ¿Cómo así? Fuiste tú quien lo metió en el elevador con Yuri – dice Ayla.
- ¡No! ¡No en serio! Te llamé y te dije que estaba con Camila. ¡Lo dejé con ella! Estaba yendo al elevador con él cuando salí… debe haber pasado algo. Voy a llamar ahora a Camila, tengo su número... – dice Livia, ya marcando.
Ayla
Realmente, Livia no había puesto a Ryan en el elevador con Yuri, inmediatamente llamó a Camila, quien le contó cómo sucedió todo...
- Perdona por pensar que me habías traicionado – dice Ayla.
- A pesar de que quisiera decirle al tonto de Yuri que el hijo es suyo, no haría algo así. ¡Soy tu amiga! ¡Tu hermana del corazón!
Y vengo a recordarte que mañana no acepto excusas, tendrás que ir a la fiesta conmigo – dice Livia.
Ellas siguen conversando.