Anabel es una joven hermosa y feliz , llena de esperanzas y sueños que se verán truncados , al verse obligada a contraer matrimonio con un desconocido.
Sumérgete en la maravillosa historia de Anabel , vive con ella sus alegrías y desdichas ...
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La boda .
Manuel llegó a su casa con Margarita, que fue todo el camino maldiciendo. Rafaela, la hermana de Manuel abrió la puerta, quedándose sorprendida al ver a la acompañante que traía su hermano .
Rafaela - Hola¿Quién es ella?
Manuel - Ella es Margarita mi futura esposa. Se quedará aquí hasta que nos casemos.
Rafaela - Me dijiste que era demasiado joven , pero no imaginé que lo fuera tanto.
Margarita - Eso señora , digaselo a este baboso estúpido, soy muy joven y bella para un viejo idiota.
Rafaela - No estoy hablando contigo y cuida ese vocabulario en mi presencia, no voy a permitir que insultes a mi hermano, quedas avisada.
Manuel - Lleva tus cosas a la habitación de enfrente y quédate allí.
La chica entró en la habitación que le dijo y cerró la puerta de un portazo.
Rafaela - Esto me parece una locura , a parte de que es una niña , no me gusta nada , se ve a la legua que es una arpía de cuidado.
Manuel - Si que lo es. En principio era Anabel la que se casaría conmigo, pero lo hará con un buen hombre de la ciudad , mañana es su boda. Que Margarita haya ocupado el lugar de su hermana es una venganza por parte de su familia. Yo tampoco me fío de ella.
Rafaela - Pues déjamela a mi. Si se intenta pasar de lista , yo sabré lo que hacer , en mi vida he tratado con demasiadas víboras.
Manuel meneó la cabeza sonriendo - Me quejaba de lo solitaria y tranquila que era mi vida , pero ahora estoy seguro de que voy a desear un poco de paz. ¡ Qué miedo dais las mujeres!
Rafaela - En fin, espero que no de guerra. Ve a llamarla, dile que la cena está lista, yo voy a poner la mesa.
Los tres se sentaron a cenar.
Margarita - No me gusta nada esta comida.
Rafaela sonrió con dulzura- No pasa nada querida, no comas., vete a dormir si quieres.
Manuel esbozó una sonrisa. Su hermana podía ser muy fastidiosa, cuando alguien le toca las narices.
Rafaela estaba convencida de que se levantaría de la mesa y volvería a dar otro portazo, pero la chica no era tan orgullosa.
Agachó la cabeza y comió en silencio.
Anabel no pudo pegar ojo por los nervios. Tenía remordimientos por haber incitado a sus padres a entregar a Margarita, pero cuando todas esas cosas horribles que le dijo, volvían a resonar en su cabeza, la culpa disminuía. Además, no iba a permitir que su hermana ensombreciera su gran día con sus maldiciones y malos augurios.
María llegó temprano con su cuñado y su hermana, trajo todo lo que había prometido. Incluso unas guirnaldas de flores y un mantel para la mesa donde iría la tarta nupcial.
Ella, su hermana y Rosaura decoraron el lugar, para dejarlo presentable. Pronto llegaría el novio, acompañado por el juez y el fotógrafo.
María le mostró a Anabel el vestido, la chica se quedó embelesada, era perfecto, ni en sus sueños lo hubiera imaginado así.
Era la hora de vestirse, se puso la lencería fina de color blanco que trajo su suegra. Su madre la ayudó a cerrarse el vestido y a colocarse el collar y los pendientes. Cepilló su largo cabello y se hizo un recogido al que añadió algunas flores.
En lugar de usar alguno de los perfumes que había entre los regalos que le trajeron, prefirió usar la esencia que ella misma crea con sus propias manos.
Tampoco quiso usar maquillaje, solo un poco de brillo labial. En realidad no le hacía falta, sus mejillas ya tenían el rubor natural y sus pestañas ya eran suficientemente largas, siendo el marco perfecto para unos ojos hechizantes.
Anabel se quedó sentada en la habitación, saldría cuando llegue Fran.
Nadie más que su madre la había visto vestida de novia.
El novio llegó rápido. María salió a recibirlos, sobre todo al juez, sentía un poco de vergüenza por haber hecho venir a ese respetable hombre a un lugar como este.
El hombre tomó asiento y le ofrecieron algunos tentempiés. Mientras el nervioso e impaciente novio esperaba de pie, solemnemente erguido a su futura esposa.
Cuando la vio salir vestida de blanco, sintió que el corazón se le iba a salir del pecho. Su belleza era algo de otro mundo. El juez estaba entretenido hablando con Andrés, cuando de repente se hizo un silencio total, la belleza de la novia los enmudeció a todos.
Fran le dio un tierno beso en la mejilla, tomó su mano y le retiró una silla para que tomara asiento a su lado.
Todos esperaban que comenzara la ceremonia, pero el hombre se había olvidado hasta de lo que tenía que hacer y decir. Maria carraspeó varias veces para sacarlo de su estado. Él solo miraba a la novia olvidando, donde estaba y que había venido a hacer.
Juez - Madre mía, discúlpenme todos. Nunca había visto tanta belleza junta en una sola persona.
El hombre hizo la pregunta de rigor, el novio firmó y Anabel hizo un garabato. Su suegra le insinuó que era mejor no mencionar que no sabe escribir e hiciera cualquier raya o dibujo. La mujer moriría de vergüenza si se corriera la voz de que su nuera es una campesina y además analfabeta, sería una humillación.
Pero al juez no le hubiera importado en absoluto, ya que la consideraba la criatura más bella y única de la tierra y eso que no sabe nada de ella , de lo contrario su admiración sería infinita.
Con su certificado de matrimonio en las manos, los nuevos esposos podían comenzar con la sesión fotográfica.
Era la primera vez que el fotógrafo no tenía que estar buscando el lado bueno de la chica. La cámara adoraba a Anabel y cualquier perfil de ella era bueno. Su espontaneidad y esa mirada pura y sonrisa cálida, eran hechizantes.
Llegó el momento de la despedida, los padres de Anabel sentían que eran los corazones los que se iban y no solo su hija. Los pequeños estaban contentos porque no entendían nada y además quedaba mucho pastel, querían que los invitados se fueran, para darse el festín. Fue hasta este momento que Rocío recordó a Margarita y preguntó por ella.
Rosaura- Margarita es muy sensible y no soporta la idea de separarse de su hermana, por eso ha preferido no estar aquí hoy. No quería empañar la felicidad de Anabel.
Anabel miró a su familia, su cabaña y todo lo que dejaría atrás, una gran tristeza se apoderó de su corazón. Su padre se dio cuenta y la abrazó - Hija, siempre seremos tu familia y aquí tienes tu hogar. No quiero que te sientas triste, disfruta de esta nueva etapa de tu vida y se feliz, muy feliz, hazlo por ti misma y por nosotros. Te amo, mi pequeña niña.
Esto último lo dijo llorando, abrazado a su hija.
Fue una boda perfecta y emotiva que quedaría grabada para siempre en sus memorias.