Abriella, una princesa es obligada a escapar de su hogar, teniendo que aprender a sobrevivir fuera de este. En el camino se encontrará con personas que la ayudarán a recuperar lo que le robaron. ¿Será capaz de conseguirlo?
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Preparando
Llegué a la casa en donde le conté a Elo que nos invitaron en la tarde a tomar té donde la Margarita.
Empezamos a preparar el almuerzo. Como Elo no quería llegar sin nada al té salió a cosechar frutos y hierbas que sirven para hacer infusiones. Elo, durante todo este tiempo ha estado escribiendo un libro de recetas. Lo tomé para poder ver que puedo preparar hoy para almorzar.
Una receta de fideos con salsa roja. Una receta sencilla y rápida para momentos como este, esta es la típica receta que salva en cualquier momento.
La receta decía que cortara la cebolla, zanahoria, pimentón para que luego, en una sartén conga a cocinar carne, es una carne molida que vende el carnicero. No sabía por cuánto tiempo tenía que estar eso ahí así que supuse que cuando se viera un poco cocido se ponía la verdura cortada anteriormente.
Eso lo dejé tapado mientras que el agua que había dejado antes había empezado a hervir. Puse los fideos y sal. Ya que una vez que cociné se me olvidó prepararla con sal y quedó desabrido.
Miré la carne. Supuse que ya estaba lista, la saqué del fuego para que no se recociera y luego de dejar el sartén lejos le puse salsa roja.
Luego probé un fideo. Estaba en el punto perfecto, le saqué el agua. El agua li dejamos en un balde para luego usar esa agua para regar las plantas.
Ordene la mesa y salí al patio donde Elo seguía recolectando cosas.
— Elo, la comida ya está lista, voy a servirla ahora — Ella se dio media vuelta para verme, no se como hizo para que con el poco tiempo que estuvo recolectando haya quedado tan sucia.
Tenía tierra por toda la cara y su vestido estaba peor.
— Claro, voy al instante. Deja que voy a lavarme y cambiarme de ropa para que comamos.
Entramos a la casa y ella se dirigió al baño, yo fui a su pieza porque al momento de comer siempre lo hacemos los tres juntos. Erik come con las manos lo poco que le entregamos, el otro día le dimos pedazos de plátano, lo molió con sus manos, fue todo un desastre pero al mismo tiempo eso fue súper tierno.
Erik ahora tiene nueve meses, nunca pensé que un bebé crecía tan rápido, en un solo mes ya cambió bastante. Ahora ha empezado a comer más sólidos.
Serví los platos justo cuando vi que Elo estaba saliendo del baño.
Nos sentamos en los puestos de siempre y probamos mi comida. Sorprendentemente me quedó bastante bien, recuerdo la primera vez que traté de cocinar. No fue una buena experiencia, lo bueno que con el tiempo uno mejora.
— Gaby, te quedó demasiado bueno ¿Se entendió bien la receta? Quizá ahora puedas hacer otra más complicada. Tengo una que es de un pastel de papas. Es muy buena, trata de hacerla la próxima vez — Me tiene bastante fe pero lo voy a intentar, no pierdo nada al intentar nuevas receta.
— ¡Ya! ¿En qué página está esa receta?
— En la cincuenta y dos si no me equivoco. No se si viste, pero también tengo recetas dulces ¿Probemos hacer una mañana?
— ¡Ya! Pero no me tengas tanta fé. Yo puedo ser tú degsutadora o sirvienta para hacer lo que quieras.
— Jajaja — Se rio Elo — Esa no es la idea. Para que aprendas a hacerla yo voy a ser quien te lo lea, tú hace el resto, así aprendes.
— Pero la idea también es que quede rico, yo lo voy a terminar quemando.
— Yo me encargo del horno, tú tranquila.
Elo lavo los platos y yo fui a cambiar de ropa a Erik.
Mi amiga se asomó por la puerta mirado como cambiaba de ropa a Erik.
— Sabes Gaby — La miré ¿Era algo mal? ¿Por qué está tan seria? — Supongo que lo sabes, pero nosotros, los plebeyos, somos gente sin apellido, solo la gente que logra sobresalir o es noble tiene un apellido. Ellos tienen uno ¿Qué pasa si llegan a ser hostiles con nosotros por lo tener uno?.
— Ay Elo, esos son solamente prejuicios que tiene la gente, puede que los nobles sean hostiles con nosotros pero te aseguro que Marcos con Margarita no son así. Son buenas personas, estan emocionados por conocerte a ti y a tu hijo. — Sabía a lo que se refería.
Viví toda mi vida como la heredera a un trono, por lo que siempre vi como la gente era doble cara, se mostraban amables y respetuosos frente mío y de mi familia, pero cuando estos estaban en un lugar junto con un plebeyo se veía el disgusto que estos tenían en su cara.
Para un noble el hecho que un plebeyo tenga un apellido no es nada. Ellos no le ven el valor que le ven los otros, ya que el apellido de ellos normalmente aparece en los libros de historia, o por lo menos los más importantes.
Se ve la gran división que hay entre nobles y plebeyos. Es una pena, pero así es la vida. Lamentablemente.
El apellido de la familia que vamos a visitar es Crustwood. No muy sofisticado como otros, pero tiene mucho sentido con el trabajo que tienen, panaderos.
Elo, por lo nerviosa que estaba, decidió preparar un postre con los frutos que recogió. Ella es muy buena cocinera, más bien, ella es la mejor repostera que conozco. Es mucho más buena que cualquiera que haya estado en mi palacio.
Preparó un cheesecake se veía demasiado apetitoso, pero no lo podía probar ahora. Solo tenía que apurar a Elo así podríamos llegar antes y podría probar este exquisito postre.
Me encargó de llevar a Erik, ella dijo que se encargaría de llevar las hierbas y el postre.
Como entreno casi a diario mi estado físico mejora de apoco, ya no me veo tan delicada como antes. También he aprendido a ser autónoma. Las cosas paran por algo, probablemente esto pasó porque el destino espera que sea una líder confiable. Prefiero pensar en eso, hay que pensar en positivo.
Ya entramos al pueblo ¡Qué emoción poder compartir todos juntos hoy! Va a ser una experiencia súper linda.