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Estirpe Del Corazón

Estirpe Del Corazón

Status: En proceso
Genre:Romance / Amor tras matrimonio / Matrimonio arreglado
Popularitas:2.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Perla Sofía García

En un reino deslumbrante, la princesa Ailén se encuentra atrapada entre el deber y el deseo. Casada con Elian, el príncipe de un corazón frío, descubre la traición en su matrimonio mientras su corazón se inclina hacia Kael, un hombre sin títulos pero de fervor inigualable. En un palacio lleno de intrigas y secretos, Ailén debe elegir entre mantener la estabilidad del reino y seguir el anhelo que desafía todas las normas.

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Capitulo 11

El palacio seguía siendo un laberinto de opulencia y solemnidad, pero esa mañana, algo inusual había perturbado la rutina. El eco de pasos distintos resonaba en los corredores, y la sensación de intriga se instaló en el aire. El mercader que solía visitar el palacio había llegado con un grupo de mercancías que incluían algunas joyas que, según se decía, eran verdaderas maravillas.

Me encontraba en el salón principal, rodeada de mis sirvientes y de los presentes para una conversación de negocios con el mercader. La luz de los candelabros dorados iluminaba las mesas dispuestas con joyas brillantes y elaboradas, creando un espectáculo de color y destellos. Intentaba concentrarme en la negociación, pero mi mente no podía apartarse de una figura que estaba en la sala.

Kael, el hombre de piel morena y presencia imponente que había visto en la ciudad, estaba allí. Mi corazón dio un vuelco al reconocerlo entre los asistentes del mercader. La forma en que se movía, su postura relajada pero alerta, me hizo sentir un torbellino de emociones que no pude ignorar. Aunque no lo reconocía oficialmente, su presencia en el palacio era un misterio que me intrigaba profundamente.

Kael estaba de pie en un rincón de la sala, observando el proceso de la transacción con una calma enigmática. Tenía una postura casual, pero su mirada era atenta y escrutadora. Llevaba un atuendo que, aunque no tan elegante como el de los nobles. Los destellos de la luz en las joyas resaltaban en sus ojos, dándole un aire de misterio que no podía dejar de admirar.

A lo largo de la conversación con el mercader, me encontraba constantemente distraída. Mi atención se desviaba hacia Kael una y otra vez, notando cómo sus ojos se encontraban con los míos en varias ocasiones. Cada mirada suya me hacía sentir un cosquilleo en el estómago, y aunque trataba de concentrarme en los detalles del negocio, no podía evitar la inquietud que me provocaba su presencia.

El mercader, un hombre de aspecto robusto y cara surcada por las arrugas de años de trabajo, continuaba explicando las características de las joyas expuestas. Sus palabras eran casi secundarias en mi mente. Me encontraba absorta en la forma en que Kael se movía entre la multitud, su presencia llamativa pero sutil.

“Estos son los últimos modelos que he recibido,” dijo el mercader, señalando unas piedras preciosas en particular. “Son bastante raros y únicos. Podrían interesarle para su colección.”

Mientras el mercader continuaba su exposición, Kael se acercó a la mesa con las joyas, examinando las piezas con interés. Mi corazón se aceleró al verlo más cerca, y no pude evitar mirarlo con más intensidad. Él también me observó, sus ojos encontrándose con los míos de nuevo. El contacto visual fue breve, pero cargado de una tensión que parecía llenar el espacio entre nosotros.

Finalmente, me armé de valor y me acerqué al mercader, tratando de mantener mi voz firme a pesar del nerviosismo que sentía. “Este negocio es fascinante,” comencé, intentando desviar mi atención hacia las joyas. “Sin embargo, creo que hay algo más que me gustaría discutir con usted en privado. Me parece que podría haber una oportunidad interesante para ambas partes.”

El mercader asintió con una sonrisa complacida. “Claro, Princesa Ailén. Estaré encantado de conversar sobre ello en otro momento.”

Mientras me alejaba del mercader, noté que Kael se mantenía cerca, como si también esperara algo. Sus miradas continuaron cruzándose con las mías, y aunque las palabras entre nosotros eran inexistentes, el silencio estaba cargado de significado. La tensión en el aire era palpable, y cada segundo que pasaba me hacía sentir más ansiosa y curiosa.

El día avanzaba lentamente, y a medida que las horas transcurrían, la inquietud crecía en mi interior. Después de la conversación con el mercader y los intensos intercambios de miradas con Kael, sentí la necesidad de encontrarme con alguien cercano, alguien en quien pudiera confiar. Mis pensamientos volaron hacia Elara y Eden, las únicas personas en este palacio que me brindaban un respiro de la frialdad de mi vida cotidiana.

Sin embargo, cuando regresé a mis aposentos, ni Elara ni Eden estaban allí. La ausencia de sus risas y la familiar sensación de su compañía hicieron que una ligera preocupación se instalara en mi pecho. Comencé a buscarlas por los corredores, mi mente recreando posibles escenarios. ¿Dónde podían estar? Mi respiración se volvió un poco más rápida, intentando no mostrar la preocupación que se apoderaba de mí.

Finalmente, me encontré con una de las sirvientas, una joven con la que había cruzado palabras en varias ocasiones. Con una inclinación de cabeza, me acerqué a ella y le pregunté con voz tranquila: “¿Has visto a Elara y a Eden? No las encuentro por ningún lado.”

La joven sirvienta levantó la vista, sus ojos llenos de respeto y un toque de nerviosismo. “Creo que las vi dirigirse hacia la zona donde están exponiendo las nuevas cosas que llegaron al palacio, mi señora. Tal vez estén allí. Si gusta, puedo acompañarla.”

Asentí con gratitud, permitiendo que me guiara a través del palacio hasta el lugar indicado. A medida que nos acercábamos, el bullicio de la gente y el susurro de voces se hacían más fuertes. A través de los grandes ventanales, la luz del sol iluminaba los pasillos, haciendo que las superficies de mármol brillaran con un resplandor casi cegador.

Cuando llegamos, mis ojos recorrieron la multitud hasta que se detuvieron en una figura conocida. Mi corazón dio un vuelco al reconocer a Dorian, el amigo de Kael, que estaba de pie en un rincón. Su presencia aquí me sorprendió, y aunque nunca había sentido algo particularmente profundo hacia él, su cercanía con Kael ahora lo hacía notable a mis ojos. Había algo en la forma en que se movía, en cómo sus ojos se iluminaban al hablar, que me hizo sentir una extraña conmoción.

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Jenny🌺🌺🌺
Ya quiero leer donde ella deja a su esposo y no este aguantando sus desplantes.merece ser feliz.
y que Elián se arrepienta de averla tratado mal.
y como en toda novela todo puede pasar,espero que ella tenga unos hijos hermosos.
y Elián sea que no puede dar hijos.
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