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Mrs. Handford

Mrs. Handford

Status: Terminada
Genre:Completas / Casos sin resolver / Secuestro y encarcelamiento / Melodrama
Popularitas:2.4k
Nilai: 5
nombre de autor: B. J. WINTER

Elizabeth Handford vive en la casa del frente, es una mujer amable, elegante, pero sobre todo muy hermosa.

La señora Handford ha estado casada dos veces, pero sus dos esposos ahora están muertos.

Sé que oculta algo, y tengo que descubrir qué es, especialmente ahora que está a punto de casarse de nuevo.

NovelToon tiene autorización de B. J. WINTER para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

11: Festín de engaños

Ha pasado un mes desde que las vacaciones terminaron; un mes desde que la doctora Catlett fue asesinada, aunque muchos piensen que se trata de un accidente. Los papeles y carpetas ensangrentadas que encontré bajo mi colchón fueron quemadas en el jardín trasero de mi casa. No podía ni siquiera verlas por un segundo más. Antes de deshacerme de aquellos papeles, leí por encima algunos párrafos, donde me quedó claro que toda esa información era sobre mí. Mi historial médico, registros de mis sesiones de terapia, y apuntes que la doctora Catlett había tomado durante nuestras conversaciones. Además, también estaba allí escrito todo lo que yo le había contado días atrás sobre la señora Handford y una lista de los motivos por los que realmente podría ser peligrosa. Toda esa información había sido robada de su oficina y estaba dentro de mi cuarto.

Tuve que investigar exhaustivamente en internet sobre mi sonambulismo, pues no me atrevía a ver otro médico después de lo sucedido. Según lo que pude consultar, se han presentado muchos casos de personas con trastornos mentales cuyos primeros síntomas son las caminatas mientras duermen. Aparentemente, la situación comienza a empeorar con el tiempo hasta un punto en el que la persona pierde la cordura completamente. En general, es una situación que puede evitarse si se recurre a un profesional, y normalmente las personas que sufren sonambulismo no corren un gran riesgo, pero algunos casos… Son la excepción.

Y tal vez yo soy uno de esos casos.

Tal vez mi sonambulismo ha avanzado a un nivel en el que ya no puede ser controlado. Tal vez una doble personalidad dentro de mí toma el control de mi cuerpo mientras duermo, y se encarga de hacer aquello que no me atrevo. Sabía que la doctora Catlett representaba un peligro para mí y mis planes por salvar al señor Perlman, así que, mientras dormía, salí de mi casa, fui a la oficina de mi psicóloga, la ataqué y después la lancé por la ventana, robando mi expediente antes de escapar. Los papeles desordenados y la oficina destruida podrían aparentar que aquella mujer había tenido un ataque psicótico, y así yo saldría invicta. Asesiné a una mujer y ni la policía ni yo misma tenemos algo con lo que pueda comprobarlo.

Por otro lado, mi amistad con la señora Handford ha comenzado a tomar mucha más fuerza que antes. Constantemente me llama para pedirme consejos sobre el señor Perlman, sobre cómo actuar, qué ropa ponerse, qué escribirle por mensaje. Es casi como una adolescente disfrutando de su primer noviazgo, y precisamente por eso siento que su comportamiento es falso. Siento que sólo busca pretextos para acercarse a mí. Tal vez quiere saber qué tan peligrosa es la información que tengo de ella, y por eso demuestra tanto interés en nuestra amistad.

Ahora que es fin de semana, me ha enviado un mensaje de texto pidiéndome que vaya esta noche a cenar a su casa. Al principio pensé en negarme, mintiendo sobre tener planes importantes por la universidad, pero después un pensamiento inquietante llegó a mi mente… Tal vez el señor Perlman estará ahí. Aunque no quiera admitirlo, ese hombre ha provocado en mí un interés que no puedo explicar, y aunque sé que no es correcto, no puedo resistirme a mis impulsos. Durante el último mes, acercarme a la señora Handford también me ha permitido acercarme a Joe. Nuestras conversaciones siempre son cortas, durante los breves instantes en los que Liz nos deja solos, pero son minutos suficientes para dejarme anonadada por el resto del día. Si él estará en esa cena, entonces yo también.

Cuando llegan las ocho de la noche, salgo de mi casa luciendo un vestido negro que llega hasta un par de centímetros por encima de mis rodillas y que deja mis hombros al descubierto. Cubriendo mi espalda me pongo un pequeño abrigo del mismo color, únicamente para el camino debido al viento frío de la noche. Camino hacia la casa del frente, y en el recorrido intento mantener mi cabello perfectamente peinado incluso cuando las corrientes de aire parecen querer convertirlo en un caos. Me acerco al umbral de la casa de la señora Handford, y al llegar a su puerta doy tres suaves golpes.

...***...

Durante toda la cena sólo estuve agradeciendo al universo por permitirme estar cerca del señor Perlman otra vez. Verlo sentado junto a la mesa al entrar a la casa provocó un estallido de emociones en mi interior. Su ropa elegante, su cabello perfectamente peinado hacia atrás, su cuerpo musculoso, su aroma que impregna toda la sala sin resultar para nada molesto… Todo de él es perfecto. Lo único imperfecto es su pareja.

–¿Cómo empezaste el semestre? –me pregunta él con su imponente voz grave. Me causa cierta emoción que recordara ese detalle. Desde que empezaron las clases hemos tenido breves conversaciones, pero nunca me había preguntado sobre la universidad.

–Muy bien. De hecho… Parece que será más sencillo que el anterior, o eso espero –contesto mientras llevo una cucharada de la exquisita comida a mi boca. Debo admitir que en cuanto a cocinar, la señora Handford debería llevarse un premio.

–¿Y tu amigo? ¿Lograste orientarlo?

Había olvidado completamente que ya les había mencionado a Henry.

–Él… Al parecer abandonará la carrera. Creo que no quiere continuar.

–Por eso siempre digo –habló la señora Handford, sentada frente a mí–... Si vas a elegir una carrera, no pienses únicamente en el dinero. Al final… Si es algo que te apasiona, encontrarás la manera de hacerlo bien.

–¿Hiciste alguna carrera? –le pregunto. Liz levanta la mirada y me sonríe con lástima.

–No tuve esa oportunidad.

–¿Por qué no?

–Ni siquiera terminé la escuela. Me las arreglé para sobrevivir yo sola, y al final pude hacerlo. Aquí el profesional es Joe.

Veo cómo estira su mano hacia la de él, tomándola encima de la mesa, frente a mí. Ambos se sonríen mutuamente con confidencialidad. La situación me asquea por completo.

–Nunca pregunté, pero… –mi mirada se encuentra con la de Joe–. ¿A qué te dedicas?

–Soy el dueño de una empresa. Realmente no es la gran cosa.

–Ésa es precisamente la definición de gran cosa –respondo dejando salir una risa–. ¿Empresa de qué?

–Transporte de mercancías. Operamos a nivel internacional para grandes compañías.

–Básicamente está nadando en dinero –bromea Liz, dejando salir una sonora carcajada. Río también con cierta incomodidad, intentando ignorar el hecho de que todo ese dinero es la causa por la que la vida de Joe corre peligro.

–Espero algún día poder decir lo mismo –musito manteniendo una sonrisa.

–Brindemos por eso, entonces –Joe levanta su copa hacia nosotras, por lo que imitamos su acción–. Por un futuro exitoso para todos nosotros.

–¡Salud! –decimos al unísono, chocando las tres copas.

–¡El postre! –grita la señora Handford de repente, poniéndose de pie a toda prisa–. Vuelvo en un segundo.

Y entonces desaparece entre el pasillo que conduce a la cocina, dejándome a solas con el hombre que acelera mi corazón al pronunciar cualquier palabra, por más simple que sea.

–Te traje algo, Grace –murmura repentinamente, provocando que casi me ahogue con mi propia saliva. Logro mantenerme tranquila, y simplemente lo miro expectante–. Liz me dijo que eres una fanática del terror y el misterio, así que…

Veo cómo se agacha para acercarse a un maletín negro que se encuentra en el suelo, junto a una de las patas de la mesa. Lo abre con cautela, y posteriormente saca un libro de allí. En cuanto se incorpora sobre la silla y gira el objeto hacia mí, puedo ver la portada, notando que es el último libro que ha publicado una de mis escritoras favoritas, y que hasta el momento es extremadamente difícil de conseguir.

–Es… ¿Un chiste? –pregunto, intentando disimular mis nervios–. Ella es… Mi escritora favorita. ¿Cómo…?

–Liz dijo que cuando fue a tu casa vio un estante en la sala, con varios libros de la misma escritora –responde con tranquilidad. Me parece sorprendente que la señora Handford recuerde eso después de haber estado en mi hogar una única vez–. Esa parte se la debo a ella, honestamente.

–¿Ella te pidió que lo compraras para mí?

–No, no… Sólo me dijo que era tu escritora favorita, y… Quise comprarlo. Me pareció que sería un detalle agradable.

–Aún no está disponible para la venta aquí en el país… Debió costarte muchísimo. Si me das un par de meses podré pagar lo que…

–No sé si sabes el significado de la palabra regalo, Grace.

–No es mi cumpleaños, señor Perlman.

–De nuevo, dime Joe, y lo sé. Sé que no es tu cumpleaños.

–¿Por qué, entonces?

–Porque somos amigos… ¿Verdad?

Asiento inmediatamente, pero aún no me atrevo a recibir el libro que sigue en sus manos. Lo pone sobre la mesa, y después sujeta mis nudillos con firmeza pero, al mismo tiempo, con un tacto suave que me provoca escalofríos. Arrastra mis manos sobre la madera hasta que finalmente las pone sobre la portada del libro cubierto por papel plástico que lo protege de cualquier daño.

–Creo que será mejor si ella no lo sabe, no quiero provocar malentendidos –Joe me dirige una sonrisa ladeada, mientras yo sujeto el libro con dedos temblorosos e intento guardarlo en el pequeño bolso de mano que llevo conmigo. Una esquina del libro sobresale del bolso, pero no creo que se note mucho.

–Muchas gracias –susurro, al mismo tiempo que la señora Handford regresa al lugar con un enorme platillo. Al ponerlo sobre la mesa, veo que es un postre de limón. También es uno de mis sabores favoritos, y recuerdo habérselo dicho en una conversación que tuvimos hace meses. Es como si ella lograra memorizar cada una de las cosas que me gustan.

Con un gran cuchillo corta una porción del postre, y después lo sirve frente a mí. Hace lo mismo para Joe y finalmente para su propia porción, y después comenzamos a comer. Siento que mis nervios aumentan cuando noto que Joe me mira durante varios segundos, cada vez que Liz aparta la mirada. No quiero hacerme ilusiones, ni malinterpretar la situación… Pero sé que algo está pasando aquí.

–Grace, quería contarte algo… –dice Liz, con una enorme sonrisa en sus labios que pocas veces había visto. Yo termino con el resto de la porción, y después la observo fijamente–. Joe y yo tomamos una decisión reciente… Una decisión que es muy importante, y quiero contártela.

–Cariño, no creo que… –Joe no parece querer que ella hable, pero Liz lo ignora.

–¡Vamos a casarnos!

Y las pocas ilusiones que se habían formado dentro de mí desaparecen al instante. Incrédula, mi mirada viaja desde el postre hasta el rostro de Joe, que observa fijamente la mesa de madera sin atreverse a levantar la cabeza. Él no quería que yo me enterara, al menos no por ahora. Su semblante es serio, y puedo notar cierta angustia. Nuevamente miro a la señora Handford, que me examina mientras sostiene una sonrisa de emoción. Yo intento imitar el gesto.

–No… No puede ser –murmuro torpemente. Liz asiente con euforia.

–Es una locura. Lo estamos planeando desde hace algunas semanas. Todo ha sido un poco rápido, pero el padre de la iglesia no tiene problemas con acelerar el proceso. También estamos planeando la celebración. Será en un salón que está en las afueras del pueblo, bastante hermoso. También estamos planeando la luna de miel, todo… ¡Todo es increíble!

–Los felicito –logro decir, ahora con más firmeza–. Es un gran paso. Me alegro mucho por ambos.

–Lamento decirte tan tarde. No estaba segura de tu reacción, Grace. Eres mi única amiga en este pueblo, y… No soportaría que te molestes conmigo. Joe ya sabe sobre mi esposo anterior, y sobre los rumores que hay sobre mí. Él me ama, a pesar de todo eso.

–Y mereces que te amen –estiro mi mano hacia el frente, y ella la toma con una sonrisa. Sus ojos, fijos en mí, reflejan una emoción que por primera vez parece ser sincera. Ella… parece estar feliz.

–Queremos que vengas a la boda –habla Joe finalmente, con un tono de voz muy diferente al que había usado durante la conversación los últimos minutos.

–Por supuesto –respondo, soltando la mano de Liz y girándome para ver al hombre a mi lado en la mesa–. No me la perdería.

–La ceremonia en la iglesia será algo privado, Grace, y será en la tarde. Creo que estarás en la universidad ese día, pero… Al día siguiente será la celebración, y es un fin de semana en la noche. A ésa sí podrás asistir –me explica Liz amablemente.

–Cuenten conmigo.

Liz se levanta de su asiento y camina hasta mí para brindarme un fuerte abrazo. Mientras rodeo su cuerpo con mis manos, logro ver por encima de su hombro cómo Joe nos observa fijamente. En realidad, sólo me está mirando a mí. No quiero malinterpretar su comportamiento, ni tomar conclusiones que puedan provocar que me ilusione de más, pero…

Creo que Joe Perlman no está muy convencido de llevar a cabo esta boda.

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Paula Merdech
excelente novela increíble la narración y objetividad te transporta a momentos impensados es increíble como uno se adentra en la lectura hasta sentir el olor a sangre y sin pensar en lo que seguirá! gracias autora por esta novela parece un Best sellar....increíblemente buena!la mejor
B. J. Winter: Muchas gracias! Aprecio bastante tu comentario 🫶🏻
total 1 replies
Lia_Vicuña
Hola, para cuando el prox cap, es que me quedé picada con la historia y me gustó
not
¡Me encantó tu novela! Gracias por hacer mi día mejor 😊📖
Kumo
Bravo, me gusto la idea
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