Bajo La Sombra Del Miedo

Capitulo 15

Henry Walsh Parte 3

Cuando yo regresé a Canadá, era un hombre nuevo y renovado, no le tenía miedo al señor Moloney y si no me dejaba estar con Margaret estaba dispuesto a llevarla conmigo. Los años de trabajo duro y sacrificio en Inglaterra me habían transformado. Había aprendido mucho sobre la vida, sobre mí mismo y sobre lo que realmente importaba. Estaba decidido a hacer las cosas bien esta vez y a cumplir la promesa que le había hecho a Margaret.

Sabía que debía enfrentar al padre de Margaret y demostrarle que era digno de su hija. Con el corazón latiendo con fuerza, escuché sus pasos bajado las escaleras cuando lo ví lo detalle cuidadosamente, había envejeciendo mucho para los pocos años que habían pasado, tenia el rostro marcado por los años y el cabello blanco, caminaba lentamente con un bastón. Al verme su impresión fue notable.

—¿Qué haces aquí? —preguntó, frunciendo el ceño.

—He regresado para cumplir mi promesa —respondí, con firmeza. — He trabajado duro y he ganado suficiente dinero para asegurar un futuro para Margaret y para mí. Estoy aquí para pedir su bendición.—

Moloney me miró en silencio durante lo que pareció una eternidad. Finalmente, asintió lentamente.

—Muy bien — dijo —Te daré una oportunidad. Pero debes demostrarme que realmente puedes hacer feliz a mi hija.—

—Estoy dispuesto a hacer lo que me pida señor—

—Asi me gusta muchacho, eso es lo que espero de mi futuro nuero—

—¿Donde está Margaret, puedo verla?—

—Ella ahora no se encuentra regresa en la noche ya que anda de viaje ven esta noche para que la veas—

Me sentía muy agradecido, todo por lo que había luchado ahora había dado sus frutos el padre de Margaret me había dicho que fuera en la noche, que allí me daría su bendición. Así que esa noche, volví el me estaba esperando frente a la casa y me llevo al jardín trasero, el lugar donde tantas veces había esperado por Margaret. La luna llena iluminaba tenuemente el camino, y el viento susurraba entre los árboles, creando una atmósfera casi mágica. Podía imaginarla allí conmigo, su risa suave resonando en mis oídos, su presencia llenando el aire con una calidez que solo ella podía traer.

Sin embargo, algo extraño sucedió. No sé qué pasó después de eso. Lo siguiente que recuerdo es despertar en el mismo jardín, pero todo había cambiado. Nadie podía verme, todos me ignoraban. Intenté hablar con ellos, tocar sus hombros, pero era como si no existiera. Por fin pude ver a Margaret y se veia exactamente como la recordaba, salió de la casa a llorar en el jardín, corrí para abrazarla pero no pude hacerlo, sentí que estaba en una pesadilla, perdí la noción del tiempo vagando por el jardín y la casa, tratando de entender qué había ocurrido.

Fue entonces cuando comprendí la verdad: había muerto de una forma inexplicable. No sabía dónde estaba mi cuerpo, ni cómo había llegado a este estado. Podía ver a Margaret, verla casarse, tener hijos, sufrir y llorar. La vi envejecer y, finalmente, morir.

Mi existencia se convirtió en una sombra, un espectador silencioso de la vida que una vez conocí. Y así, en la soledad de mi nueva realidad, me pregunté si alguna vez encontraría la paz o si estaría destinado a vagar eternamente, buscando respuestas que quizás nunca lleguen. Ese último día de mi vida lo recuerdo claramente y lo repetia cada día, buscando alguna señal que me diga como morí. Un día llegó a una pequeña Margaret que me hizo recordar la vida que había dejado atrás, esa niña eras tu. Luego te también te fuiste pero mayor fue mi sorpresa cuando al poco tiempo ví que Margaret joven tal como la había conocido había vuelto nuevamente dude si estaba soñando o tal vez era una nueva oportunidad de estar con ella hasta que me di cuenta que eras tu.