Yura Pregonas es una mujer muy distinta a las que comúnmente se ven en la calle, ya que su piel, su pelo y sus ojos la hacen única entre tantas.
Con sus rasgos delicados, su altura y cuerpo dignos de una modelo, se siente de otro planeta, pero en el mal sentido de la palabra, ya que en su adolescencia todo eso la ha mantenido catalogada como la rara del local estudiantil, hasta que conoció a alguien casi tan exótico como ella, quien más tarde se convirtió en su mejor amigo y por el cual tuvo sentimientos silenciosos para no romper el vínculo de protección que ambos conllevaron con el otro. Sin embargo, no supo más de él luego de su graduación porque su familia se mudó.
Recientemente divorciada y escapando del poder de su exmarido, viajará en busca de una nueva vida.
¿Qué pasará con su mejor amigo cuando se reencuentren?
¿Será que, nuevamente, sus corazones estarán dispuestos a proteger al otro?
¿Su ex esposo le dejará el camino libre sin causar problemas?
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Otra noche
En la empresa, el ambiente es muy tranquilo, hasta parece raro que sea un área de trabajo, siendo que no hay tantos inconvenientes.
En particular, Yura quiere comprar un edificio o terreno en Francia para ser reconocida internacionalmente, sumando los tantos que tiene en Italia, Estados Unidos y obviamente, España.
Absolutamente todos tienen el mismo diseño, por lo que toda persona que reserve en ellos, sabe a quién pertenece.
Tiene un contrato exclusivo con cierta empresa de construcción y arquitecto, pero personalmente, para sus habitaciones secretas, quiso a otra persona así no mezclan el trabajo con su intimidad.
Luego de algunas horas, su secretaria le avisa que tiene visita sin cita previa, pero acepta de igual manera.
—Escapar es lo tuyo— menciona Aarón, sorprendiéndola.
—Digamos que estabas durmiendo cómodamente y tenía que venir a trabajar.— responde todavía desde su lugar.
—Prefiero que me despiertes y te despidas como se debe.— dice coqueto, parado en medio de la oficina.
—¿Y eso cómo sería?— cuestiona confundida.
El pelirrojo rodea el escritorio y se coloca frente a ella, inclinándose y dejando sus manos en el posabrazos de la silla para quedar a la altura de sus labios.
—Te demostraré— susurra segundos antes de unirse en un tierno beso.
Al separarse, ella se queda con los ojos cerrados y él sonríe ante esa acción, pensando todo lo que disfrutaría en otra oportunidad.
—Así debías despedirte— la regaña y Yura asiente como niña buena.
—Supongo que lo haré la próxima vez.
—¿Existirá una ‘’próxima’’ cercana o lejana?— cuestiona todavía a centímetrosde su cara.
—No lo sé— obviamente duda porque ni siquiera se acordó de traer el bendito documento de divorcio y hoy, claramente, no podrá pedirle a nadie que lo revise.
—Quiero estar despierto cuando te metas a dormir conmigo y despertar a tu lado— se podría decir que casi ruega, aunque también lo dice con un mínimo toque de regaño porque él no la sintió en el sofá y no la vio al despertar.
¿Quién lo diría? Durmió con su entero amor y no se enteró. Si no fuese por la foto que le mostró Aldana, hubiese reído por la "broma" que ella le comunicó mientras tomaba café.
La verdad es que, en la imagen se veían tan lindos que pidió la foto y la colocó de fondo de pantalla, aunque previamente la ajusto para que no se vieran sus caras, por las dudas de que existiera algún chismoso.
No es muy difícil relacionarlos, si es que ven al pelirrojo con la albina cerca, pero puede justificar el pelo de la ‘’mujer desconocida’’ como una chica que solamente se tinturó el pelo porque le gusta jugar con su estilo, así no la involucran, ni manchan su nombre.
—¿Esta noche?— consulta Yura con la típica sonrisita de niña buena que encantaría a cualquier hombre. Sin embargo, el pelirrojo no necesita eso.
Podría ahorrarse el ‘’método’’ de manipulación e inocencia, pero no lo desea.
—Me encantaría— responde para luego besarla nuevamente.— ¿Quieres que venga a buscarte?
—Si sigues así, me acostumbraré –lo menciona por los ricos besos que desea continuar— Salgo a las seis, pero tengo que ir por la mansión, así que mejor espérame en tu casa.
No es algo de lo que deba renegar porque le fascina la simple interacción, más que nada porque nunca lo había sentido y para ella, se siente demasiado bien.
—No me gusta la idea, pero la respeto— suspira un poquito celoso por saber que en la mansión se encuentra David— ¿Has hablado con algún abogado?
—Todavía no y olvidé los papeles— responde con pesadez.
Odia la idea de que un documento así de importante, se haya quedado en su habitación, pero está claro que la visita de Marta y las palabras dichas, hicieron en ella un cortocircuito que no la dejó pensar con claridad.
Solamente quería huir de esa mansión porque la sola presencia de la pelinegra, la asfixia y no puede disimularlo.
Nunca se sintió así con Sandra, ya que a pesar de aguantar algunas frases sarcásticas o burlas por las constantes negaciones a la solicitud de divorcio, jamás le dio malas vibras, ni intentó meterle mierda en la cabeza. Pero Marta, es diferente; siempre ha querido molestarla y no entiende por qué.
—¿Qué piensas?— consulta Aarón acariciando su mejilla mientras le habla con un tono muy amoroso.
Ella suspira al darse cuenta de que no le ha dado la importancia que merece su visita, además, desea derretirse en esos brazos que marcan sus músculos a través del traje azul.
¿Cómo carajos es que se le puede ver tan bien?— Se pregunta a sí misma, mentalmente.
—Debí guardar los papeles en la habitación secreta— responde en automático, sin darse cuenta de que su ex mejor amigo, no sabía de eso, por lo que la mira sorprendido.
—¿Por qué la tienes?— cuestiona con el ceño fruncido, mientras se sienta en el escritorio, a menos de un metro de Yura.
Según entiende, a veces los millonarios esconden las cajas fuertes en las paredes, debajo de las camas (en algo parecido a un subsuelo) o algo así, pero Yura parece hablar de una ‘’habitación secreta’’ o más conocidas como las habitaciones de pánico.
Entonces, quiere saber por qué tiene una. ¿Será que ya venía integrada en la casa o ella la remodeló? Pero, de ser así, ¿por qué o para qué lo hizo?
Ella siempre fue sincera con sus asuntos, o por lo menos era así en la adolescencia, hasta podría decir que fue igual ayer en su casa, confesando que quería besarlo desde que son chicos, pero, ¿le dirá la verdad ahora?
—No quería lidiar con David borracho— confiesa.
—¿Hizo algo que no debía anteriormente?— arruga el ceño tratando de no pensar negativamente, pero ese Senador hijoderemilp*** es capaz de cualquier cosa.
Aunque ella no lo nota, las manos de Aarón están en el filo del escritorio, presionando la superficie con temor de saber que ella ha sufrido y no pudo cuidarla.
Yura empieza a pensar que no es buena idea decir todo en pocos días, sino que tendría que analizarlo mejor, ya que no quiere sentir rechazo de su parte.
—No importa— responde después de unos segundos en silencio.
—Puedes decirme lo que quieras, ¿Lo sabes? – menciona él logrando que asienta— Confía en mí, sigo siendo el mismo que guardaba tus secretitos— bromea para aligerar el ambiente, sabiendo que ha cambiado.
—Otro día— avisa levantándose de si silla y tomándolo de las mejillas para unirse en un beso que los hace olvidar absolutamente todo.
—Me has convencido— sonríe disimulando la curiosidad que le da ese dichoso secreto, pero obviamente, sabrá esperar para que lo cuente sin presiones. —Entonces, hoy dormiremos juntos— cambia al tema anterior con ilusión, mientras ella asiente con una sonrisa.
Yura y Aaron se enamoraron en su adolescencia y nunca se abrieron a contárselo, después de 9 años se reencuentran más maduros y cada uno con sus vivencias a cuestas, pero no se olvidan de lo que sintieron y que ahora cambió aceptando que el amor 💘 siempre estuvo allí 😉 entre la albinita y el rojito; ahora voy por la historia de Gonzalo y Aldana, gracias escritora la disfrute un montón
Imagínate que sea con el bombón 🤤 que chocaste 😉🙃🙈👍🏻
Y Yura, no se dio cuenta que el había trancado la llamada