Cupido, el dios del amor, un ser noble, confiado y con un corazón puro; se verá envuelto en los encantos de una joven y hermosa hechicera, quien logrará con sus intrigas y mentiras separarlo de sus amigos y de su único amor, con tal de salvar su vida y pertenecer al Olimpo. A Centella no le importa utilizar al joven dios con tal de conseguir su propósito; pero su poder … ¿será lo suficientemente fuerte para engañarlo por siempre? o el dios... ¿recapacitara con el tiempo y recuperara su vida y a su verdadero amor?
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Capítulo N°10
Cupido ve por la ventana como el carruaje lentamente se aleja de su hogar, por impulso y siguiendo una corazonada sale corriendo de su despacho y trata de alcanzarlo, antes de que sea demasiado tarde. Una vez que baja las escalinatas de la entrada principal, el polvo suspendido en el aire le dificulta la visión y el ruido de los herrajes y cadenas de la carroza es ensordecedor. Cupido pierde las esperanzas, agitado descansa a mitad del camino llevando su mano al pecho para controlar su respiración y toma un poco de aire, una vez que se recupera grita con todas sus fuerzas.
⎯ ¡Venus! Detente por favor, iré contigo. No te vayas…⎯ cae de rodillas al piso, derrotado y ve como simplemente la diosa se aleja.
El carruaje continúa su marcha sin detenerse, el sonido de los casquillos de los caballos hacen imposible que el chofer lo escuche o que su voz llegue a los oídos de la diosa. En el interior de la carroza Venus ignora por completo lo que pasa a su alrededor y deja caer sus lágrimas con desesperación, su plan era sencillo pero efectivo y estaba segura que tendría buenos resultados; sin embargo Cupido no quiere su ayuda o la de ninguna otra persona, ella no lo puede obligar a que confíe en sus amigos.
Cupido ingresa al palacio y un sentimiento de soledad y desolación se apodera de todo su ser, entonces lo relaciona a que extraña a Centella, no puede ser otra cosa. De repente lleva su mano a la herida que sangra en su pecho y pide ayuda a sus ancestros para que Centella pueda pasar la prueba y volver a su lado. Aunque es muy poco lo que recuerda de ella sabe que es su mujer y como tal le debe desear lo mejor.
Con el transcurso de los días, el encierro y la soledad provocaron la irritación del dios del amor. Ya no era el mismo y no permitía que nadie se acercara a él o a su hogar. Los sirvientes estaban preocupados porque su amo casi no comía y no quería salir de su habitación.
⎯ Señor, Dulcinea está en la sala. Quiere revisar su herida.
⎯ Estoy bien, que se retire.
⎯ Señor, hace días que no vemos su rostro. Por favor reciba a la curandera, ella solo quiere ayudarlo. Estamos preocupados.
Luego de un largo silencio y de esperar detrás de la puerta, Aldo siente como el pestillo de seguridad se abre y Cupido le ordena.
⎯ Que pasé únicamente ella. No quiere ver a nadie más.
⎯ Muy bien señor.⎯ responde el sirviente con alegría.⎯ Como usted ordene.
Aldo baja feliz las escaleras y le informa a la hechicera que puede pasar. Dulcinea recoge su bolso y sube con dificultad la escalera que ya conoce a la perfección, ella va detrás del hombre y puede distinguir la espalda curvada de Aldo, él se ve agotado pero le es muy fiel a su amo y continua con todas las tareas del hogar. Al llegar a la puerta le indica que pase y él se retira. Dulcinea ingresa a la habitación y todo está a oscuras, y el aire se siente pesado, señal que hace días que no se ventila el lugar. Con paciencia se acerca al dios que se encuentra sentado en una silla y con la mirada perdida.
⎯ Mi amo, ¿cómo se encuentra?
⎯ Bien.⎯ responde cortante.⎯ No necesito nada.
⎯ Señor, necesito curar su pecho y para eso voy a abrir las cortinas para que ingrese la luz del sol.
⎯ Está bien. Haz rápido tu trabajo. Quiero estar solo.
Dulcinea asiente con la cabeza para luego acercarse a todos los ventanales y comenzar a abrir no solo las cortinas sino que las puertas de los balcones para que ingrese aire puro. Cuando termina con su tarea se gira y se encuentra con un dios sumamente demacrado, su piel está pálida, su cuerpo mucho más delgado, sus músculos están desapareciendo y su mirada está completamente perdida y vacía.
⎯ Mi señor será mejor que se recueste, vamos a la cama. Usted necesita ayuda.
⎯ ¡No! ⎯ grita y apoya su cabeza en el respaldo de la silla y suspira.⎯ Aquí estoy bien.
⎯ No discuta conmigo sino quiere morir.
⎯ ¡Soy un dios, soy inmortal!
⎯ Lamentablemente su herida lo está consumiendo y a este ritmo no podré salvarlo.⎯ la hechicera baja su rostro con pesar y él comprende que le habla en serio.
⎯ ¿Qué quieres decir?
⎯ Que su vida corre peligro. Esto es un maleficio mortal.
⎯ ¿Puedes ayudarme?⎯ pregunta asustado.
⎯ Lo intentaré.
Dulcinea limpia su herida, que no se ve para nada bien, ya que se estaba infectando por la falta de atención y emana un olor nauseabundo, ella por instinto lleva un pañuelo a su rostro y cubre su nariz y boca para continuar trabajando. Lentamente le coloca un ungüento para evitar más complicaciones y cubre la herida con una venda. Una vez terminado su trabajo sale de la habitación y se dirige a la cocina y le prepara una bandeja con un poco de caldo, pan, frutas y agua fresca. Cuando regresa junto al dios lo obliga a comer en el balcón para que tome un poco de aire fresco y el sol tiña sus mejillas con un poco de color.
⎯ Señor sé que no es de mi incumbencia pero necesito que me diga si ya recuerda algo.
⎯ Dulcinea por más que lo intento no recuerdo nada. Solo sé que necesito a mi lado a Centella, ella es la razón de mi existir.
⎯ ¿Está seguro que es ella?
⎯ Por supuesto.
⎯ Señor, lo siento pero no confío en esa mujer.
⎯ ¿Tú también dudas de ella? ⎯ Cupido se levanta enojado ⎯ No puedo creer que todo el mundo dude de nuestro amor.
⎯ Señor lo siento, no debí mencionar nada.
⎯ Será mejor que te marches, ya has hecho más que suficiente.
⎯ Disculpe señor, no lo quise ofender.
⎯ Vete quiero estar solo.
⎯ De acuerdo. Solo quiero que piense con quien se siente feliz y busque su ayuda. Ella está esperando por usted.
Dichas esas palabras, Dulcinea recoge sus cosas ante un joven confundido y pensativo, cuando tiene todo en su bolso se acerca con disimulo a la cama y le coloca un amuleto en la almohada del dios. Sí todo sale bien, Morfeo podrá entrar en sus sueños y descubrir la verdad o al menos saber si su mente está siendo controlada. Es la única esperanza que tienen de recuperar a su querido amigo.
Me deleite leyendo cada capítulo
Las 3 parejas están felizmente casados
y su amistad es más fuerte que nunca.
Gracias y que Dios la bendiga siempre 🙏