Un Juego Peligroso

— Es muy simple, Gianluca es un grano en el culo. Pero no lo hago solo por eso. Si él toma las riendas de la empresa, esta desaparecerá. No quiero que el patrimonio que fundaron mis padres y abuelos termine en manos de ese bobazo —le dijo Massimo con sinceridad.

Scarlett sonrió; al final todo estaba puesto para que ella cumpliera su venganza.

— ¿Qué propones? —le preguntó la joven curiosa.

— Necesito casarme antes que Gianluca, el cual, por cierto, se casará en un mes. A esta hora debe estar proponiéndole matrimonio a la heredera de los Bianchi —le dijo.

— Tú no quieres salvar la empresa de tus padres —le dijo ella con una sonrisa.

Massimo la observó.

— Ya que eres tan inteligente, dime, ¿por qué lo hago? —le preguntó.

— Lo haces para joder a Gianluca. Toda tu vida has estado al margen, pero Gianluca siempre te ha jodido todo, por lo que quieres darle a probar de su propia medicina —Scarlett sonrió—. Pero hay más, estoy segura.

Massimo sonrió; sin duda la joven era muy inteligente.

— Mis padres creen que son los más correctos. Durante años he estado tratando de complacerlos en todo; solo quiero darles una lección. Gianluca es un patán de mierda al que siempre están protegiendo, más que todo mi madre, por lo que quiero que aprendan algo —le dijo Massimo.

— Que no tienen control sobre ti y tu vida. Sé que ocultas algo más, pero no quiero presionarte —la joven solo lo miró—. Casarse antes de un mes es una locura que estoy dispuesta a cometer —le dijo mientras sonreía.

— ¿Tanto deseas vengarte de Gianluca que aceptas sin importar nada más? —Massimo cruzó sus brazos en su pecho—. ¿Y si fuera una trampa o broma?

— Si lo fuera, no hubieses mostrado tu lado vulnerable, no me hubieses hablado de todo lo que deseas hacerle a Gianluca y a tus padres. Solo quieres darles a probar y cabrearlos un poco, mientras que yo busco darle en el puto ego al idiota de Gianluca. Lo quiero destruir —le dijo la joven con rabia.

— Lo cual es entendible; solo te usó sin que lo supieras.

— Ahora tú y yo nos usaremos para completar un fin. No común, pero sí uno muy interesante.

Massimo y Scarlett estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para cumplir lo que pensaban. Cada uno, a su manera, sentía que el otro debía pagar de alguna forma.

— Debes saber que tu madre me odia —le dijo Scarlett.

— Lo sé, ¿pero a quién no odia mi madre? —Massimo colocó una mueca—. Que se jodan.

Esas palabras llamaron la atención de la joven.

— Bien, lo haré. Solo di tu plan de una vez por todas.

Massimo sacó unos papeles.

— Primero firmaremos un acuerdo. No quiero sorpresas más adelante.

— ¿En serio es necesario?

— Para mí, sí.

— Bien, ya habla de una vez.

— Nos casaremos en cinco días, solo por el registro. Lo haremos legalmente; no quisiera que luego descubrieran nuestra mentira. Segundo, irás conmigo a la cena familiar de cada mes, justo en seis días. Allí daremos a conocer nuestro casamiento. Debemos actuar como enamorados; tú y yo somos el uno para el otro. Debemos mostrar algo genuino si queremos que nos crean.

Scarlett lo miraba; sí que se había tomado el tiempo de armar su plan.

— Ya, supongo que todo el mundo creerá que nos enamoramos en cinco días.

— Espera, aún no termino. La boda se realizará en cinco días, pero diremos que nos casamos hace exactamente seis meses, en Inglaterra. Hace exactamente seis meses estuve en Inglaterra, justo en la misma ciudad donde estabas tú y tu familia. Nadie lo cuestionará. Fuimos muy cuidadosos con nuestra relación.

En ese momento, la camarera llegó con su cena. La mujer, que sonreía con coquetería hacia Massimo, trataba de darle la mejor vista de su cuerpo al hombre, quien solo tenía ojos para Scarlett. Al terminar, la muchacha se fue un poco frustrada de no lograr su cometido.

— Actúas tan bien que por poco y te creo que en verdad somos una pareja de casados. Es más, hasta la historia me conmovió; debiste ser escritor en vez de abogado o actor —le dijo con burla.

Massimo solo rodó los ojos.

— Este es el plan. Lo que tú hagas con tu venganza es solo de tu incumbencia y lo que yo haga es solo de la mía.

— Bien, pero mientras sea tu esposa, debes serme completamente fiel. Escucha bien, Massimo: un solo rumor y se acaba. No seré la cuernuda otra vez.

— Acepto, pero tú debes hacer lo mismo. Yo tampoco quiero quedar como un cuernudo frente al mundo.

Scarlett tomó el contrato, leyendo cada cláusula. El documento estaba bien redactado; incluso había una cláusula donde decía que no habría relaciones matrimoniales a menos que ambos estuvieran de acuerdo.

— Perfecto, acepto el trato —le dijo Scarlett, extendiendo su mano para estrecharla con Massimo.

Este sonrió, jalando a la joven cerca de su rostro con suavidad.

— Si aceptas, entonces es mejor actuar desde ahora. Cláusula 4: frente al público, mostrarán ser una pareja amorosa y perfecta.

Sin más, Massimo tomó a la joven y la besó. Podía sentir la suavidad en los labios de Scarlett, ese sabor a fresas que llenaba su boca; le estaba nublando la razón. Cada roce de su lengua con la de la chica le provocaba continuar y no soltarla más. Scarlett, por su parte, nunca había sido besada de esa manera tan salvaje, por lo que se separó en busca de aire, sintiendo una humedad entre sus piernas.

"Carajos, fue solo un beso," pensó la joven, quien miraba aún a Massimo, quien parecía tan tranquilo e imperturbable.

— Terminemos esta cena y volvamos; mañana tengo un caso que ganar.

Massimo apretó su mano en un puño. La verdad es que no había logrado encontrar la solución al contrato con Jorge; lastimosamente, Clara tendría que pagar por algo que no cometió y todo por culpa de su negligencia.

Al salir del restaurante, los flashes de las cámaras se encendieron, impidiéndoles el paso. Los periodistas trataban de tomar la mejor postura y perfil de ambos, pero sobre todo de tener la primicia.