Solo Sé Mía

Steven salió de su escondite atrás de la nevera, no pudo evitar sentir celos y apretó sus puños. Subió molesto y se plantó al lado de la puerta en donde estaba su hermano con Sarah.

Jason empezó a besar a Sarah y la llevo poco a poco hasta lanzarla sutilmente a la cama, se subió sobre ella.

Sarah: Jason ¿Qué haces?, suéltame.

Jason: Mi Amor, por favor te necesito, quiero hacer el amor contigo.

Esto lo decía con su voz ronca.

Sarah podía sentir en su estómago la gran erección de él.

Sarah se levantó y lo empujó.

- Jason\, lo siento\, pero no puedo.

Jason se enfureció.

- ¿Pero por qué no?\, ¿Acaso no me deseas?

Sarah: Yo, yo, yo, lo siento.

Steven sonrió satisfecho y se retiró a su habitación. Al acostarse se puso sus audífonos y empezó a escuchar a Beethoven, pues la sinfonía solía relajarlo. Por el alto volumen no pudo escuchar lo que siguió.

Jason: Sarah, explícame que es lo que pasa.

Sarah ya no podía más.

- Lo siento Jason\, pero estuve con otro hombre.

Jason quedó en silencio.

Sarah empezó que llorar.

- Lo siento\, lo lamento. Por favor dime algo

Jason: Sé que es mentira, lo que me dices es mentira.

Gritaba algo molesto.

Sarah: Es verdad Jason, lo siento.

Jason rodeo la cama y se acostó.

- Es tarde\, así que es mejor que duermas.

Sarah no sabía qué hacer, Jason no quería comprender. Después de algunos minutos. Se acostó al otro lado de la cama y quedaron de espaldas cada uno.

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Amaneció y Jason estaba sentado en la cama, sostenía su celular en sus manos, lo apretaba de manera fuerte queriendo que las imágenes que allí aparecían fueran falsas.

- Eres una desgraciada como pudiste hacerme esto.

Le decía mientras Sarah despertaba asustada.

Sarah: ¿Que, pasa?

Jason tenía sus ojos llenos de ira.

- Ya comprendo todo\, eres una zorra.

Sarah sintió que su corazón se apretaba, pues las palabras del hombre le dolían en lo más profundo. Él la tomo fuerte y la jalo de sus muñecas, mientras la arrastraba hasta sacarla de la cabaña. Los gritos eran tan fuertes que

alertaron a todos, menos a Steven quien al despertar temprano, había optado por salir a correr.

Isabel: ¡Por Dios! Jason, ¿Qué pasa?, suelta a Sarah.

Richard se acercó furioso y apartó a su hija del agarre de Jason.

- No te permito que trates así a mi hija.

Jason: ¿Como más puedo tratar a una zorra como ella?

Todos se estremecieron con esas palabras, las madres de ambos no pudieron evitar llevar sus manos a cada boca en señal de asombro.

Richard golpeó a Jason. Quien se levantó de inmediato.

- Quiero que te largues de mi casa le gritaba a Sarah.

Miro a los padres de ella.

- Ustedes también\, ya no son bienvenidos en mi casa ni en mi familia.

Melisa: HIJO, ¿QUE TE PASA?

Jason observo al padre de Sarah y le entregó su celular.

- Esto me pasa\, mira esa es tu santa hija\, quien se estuvo revolcando con quien sabe quién.

Richard observo las imágenes, devolvió el celular a Jason, bajo su cabeza y se acercó a Sarah para propinarle una fuerte bofetada.

En ese momento llegaron Steven y Andrew quienes lucían bastante sudados por el ejercicio.

Steven: EY, ¿QUE PASA AQUI?

Se acercó a Sarah y tocó su rostro en la parte en donde había sido golpeada.

Richard: Vámonos de aquí, no quiero seguir pasando más vergüenzas.

Sarah quien lloraba desconsolada, se marchó con su madre, todos estaban en pijama, pero eso no les importo a los padres de Sarah, quienes subieron a su auto y sin más se marcharon del lugar.

Steven: Madre, ¿Qué pasa?

Melisa lloraba.

-Ahí hijo, es una desgracia.

Steven: ¿A qué te refieres?

Gisell: Pues que nuestra cuñada resultó ser una zorra.

Steven: GISELL.

Grito el hombre.

Gisell: Es la verdad mira.

Le entrego el celular de Jason, en donde se observaba a Sarah comiéndose a besos con un hombre quien estaba dando la espalda en la imagen, pero que él sabía perfectamente quien era.

Jason ingreso furioso a la cabaña y dio un portazo.

Melisa: Stev, ve con tu hermano por favor, me preocupa.

Steven: Madre por ahora es mejor dejarlo solo.

Todos ingresaron a la casa grande.

Gisell: ¿Quién diría?, que esa mosca muerta resultara tan facilona.

Andrew observaba con fastidio la actitud de la chica, por lo cual reconoció que ya no le gustaba, era una persona dura, grosera.

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Los padres de Sarah, ingresaron a la gran mansión Miller furiosos.

Richard: Ya ves, lo que hizo tu hija.

Le decía a manera de reproche a Isabel.

Isabel: Querido, por Dios no seas tan duro con ella, es nuestra hija.

Richard: Pues a partir de ahora ya no es más mi hija. Recoge tus cosas y te marchas ahora mismo.

Le decía a Sarah.

Sarah: Padre, no me hagas esto.

Richard se acercó con la intención de golpearla, pero dejó su mano en el aire.

- Me avergüenzas Sarah. Vete ya mismo de esta casa.

Sarah comprendió que su vida ya estaba acabada, se retiró hacia su habitación para empezar a empacar sus cosas.

Isabel ingresó a la habitación.

- Sarah espera\, deja esas cosas ahí.

Sarah quien lloraba.

-No madre, ya escuchaste a mi padre, así que, si él quiere que me marche, pues eso haré.

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Steven ingresó a la cabaña, se podía observar todo destruido a su paso, subió a la habitación y encontró a su hermano en el suelo, con una botella de whisky casi terminada, y con sus ojos rojos de tanto llorar.

Jason empezó a reír mientras lloraba.

- Me engañó hermano\, la muy perra se acostó con otro.

Steven sintió que su rabia empezaba a crecer.

- No le digas así.

Jason: Como quieres que le llame a una mujer que cuidas y proteges durante cuatro años, pero a una semana de casarse se revuelca con otro.

Steven estaba enfurecido, pues solo él sabía cómo habían ocurrido las cosas.

- Pues se nota que no la amas\, nunca la amaste.

Jason se levantó furioso.

- ¿Como puedes si quiera decir eso?

Steven: Pues si Jason, dices que ella es una cualquiera por que estuvo con otro hombre, pero se te olvida que tú mismo la has engañado muchas veces con su supuesta mejor amiga.

Jason: Es muy diferente.

Steven: ¿Diferente por qué?, ¿Por qué eres hombre?. No Jason, es lo mismo solo con la diferencia grande de que tú lo has hecho muchas veces.

Jason: No quiero volver a saber nada de ella.

Steven salió de la habitación, mientras decía:

- Pues espero no te arrepientas después de lo que acabas de decir.