Qué es la belleza?, pienso que es un término que se inventó el ser humano, solo para menospreciar a los que no encajan en un patrón determinado, yo siempre he creído que existe mucho más en las personas que solo un rostro bonito, pero ciertamente en esta sociedad en la que vivimos los estereotipos de belleza ya están anclados y es algo muy díficil de cambiar,... pero no imposible...
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Capitulo XI Nosotros no volveremos a amar.
Una vez en la empresa Ignacio se presentó ante la junta directiva y también presento a Isabella como su asistente personal.
— Bienvenida señorita. — dijo uno de los presentes.
— Gracias, señor González, espero y podamos tener una buena relación laboral. — respondió Isabella amablemente.
La reunión terminó e Isabella e Ignacio fueron a la oficina de presidencia, Isabella trabajaría en la misma oficina de Ignacio, pues así estaba estipulada para el presidente y su asistente personal.
— Te desenvolviste muy bien en la reunión, espero que puedas aprender más a mi lado. — halago Ignacio a Isabella.
— Eso espero, también hay algo que me preocupa, yo no termine la carrera.
— Ignacio interrumpió a Isabella diciéndole. — ya eso está arreglado, realmente solo te faltan pasantías y tesis y bueno las pasantías las harás aquí en la empresa y la tesis la redactas en tu tiempo libre, igual tiene seis meses para terminarla. — explico Ignacio mientras revisaba unos documentos.
— Piensas en todo. — fue lo único que pudo decir Isabella.
— Es mi trabajo, ahora ayúdame a agendar estas citas y llama a los que están marcados en rojo y diles que nuestra sociedad ha terminado. —
— Y si preguntan la razón de la finalización de la colaboración que les digo. — pregunto Isabella preocupada.
— Solo que Ignacio Hernández ha dado la orden.
Isabella no dijo nada más y procedió a hacer la tarea encomendada, llamo a cada persona de la lista que eran alrededor de una diez y únicamente les dijo que Ignacio Hernández había dado la orden, este hombre cada día la intrigaba más, quien era en realidad el profesor Ignacio, por qué las personas solo al oír su nombre hacían silencio?, todas estas preguntas rondaban la mente de Isabella, y mientras se hacía preguntas ordenaba la agenda de Ignacio. Llegada la hora del almuerzo Ignacio salió de la oficina, se veía algo molesto así que Isabella decidió no entablar una conversación con él.
— Acompáñame a una reunión. — ordeno Ignacio.
— Está bien, en cuanto tiempo debo estar lista?. — pregunto Isabella.
— Sé inmediato, recoge tus cosas que nos vamos. — volvió a ordenar Ignacio.
Esa actitud no le agradaba a Isabella, pero prefirió guardar silencio y solo obedecer, recogió sus cosas y siguió a Ignacio, realmente se veía irritado, que le habrá pasado, pensó Isabella.
Una vez llegaron al auto Ignacio como siempre abrió la puerta del auto para Isabella y después subió él, avanzaron por una hora aproximadamente y llegaron a una gran casa, antes de bajar del auto Ignacio le dijo algunas palabras a Isabella.
— Necesito que me ayudes. — dijo Ignacio preocupado.
— Si claro dime en qué te puedo ayudar. — respondió Isabella.
— Está es la casa del abuelo, me pidió venir hoy, pero no solo me pidió que trajera a mi prometida. — explico Ignacio.
— Quieres decir que tu familia piensa que yo soy tu prometida?.
— Así es, al parecer lo de anoche se filtró y ahora todos piensan que tenemos una relación. — confesó Ignacio apenado.
— Pero vamos y aclaramos la situación, no podemos mentirle a tu familia. — respondió Isabella optimista.
— El problema está en que si hago eso el abuelo se molestará y me quitara la presidencia de la empresa. — respondió Ignacio.
— Me estás queriendo decir que debemos fingir tener una relación. —
— Lo siento Isabella, yo no quería arrastrarte a esta situación.
— Yo acepté en un principio seguirte la corriente, así que también soy culpable de esta situación.
— No digas eso, solo lo hiciste como un favor para ayudarme a quitarme a Ingrid de encima y ahora estás en medio de mi mentira.
— Vayamos y enfrentemos está situación, yo te seguiré ayudando, pienso que entre nosotros solo hay una bonita amistad y por lo que vi anoche y por lo que yo pasé estamos claros que no volveremos a enamorarnos nunca más.
— Quieres decir que te harás pasar por mi novia?.
— Así es, pienso que no pasa nada si fingimos ante todos que nos queremos, así nadie se acercara a tratar de enamorarnos.
— Estás segura de esto?.
— Si, lo estoy.
Ignacio bajo del auto y como todo un caballero abrió la puerta de Isabella, la ayudo a bajar del auto y caminaron juntos hacia la casa, una vez tocaron la puerta una señora de edad avanzada les permitió el paso.
— Joven Ignacio que gusto volver a verlo. — dijo la señora con una sonrisa.
— Gracias Elena, también es un gusto volver a verte, por favor anúncianos con el abuelo— respondió Ignacio.
— El señor ya sabe que llegaron, los espera en el jardín. — respondió Elena.
Ignacio agarró la mano de Isabella y la miró a los ojos como preguntando si quería continuar con esto, ella asintió con la cabeza, ambos caminaron hasta el jardín y vieron al anciano sentado leyendo un periódico.
— Hola, abuelo!. — dijo Ignacio en voz baja.
El abuelo levantó la mirada y cuando vio a Ignacio sonrió.
— Mi nieto ha venido a verme. — respondió el abuelo levantándose de su silla.
El abuelo era un hombre mayor, su cabello estaba blanco, su piel arrugada por la edad, era de lento caminar, pero su sola presencia denotaba poder absoluto, el abuelo Marcelo Hernández, siempre había sido un hombre justo y quería lo mejor para su familia.
— ¿Cómo está, abuelo?. — dijo Ignacio extendiendo su mano.
— Siempre tan formal, ven acá hijo y dame un abrazo. — respondió el abuelo muy enérgico atrayendo a Ignacio a él.
— Y quien es esta hermosa dama?. — pregunto el abuelo sonriendo.
— Abuelo ella es Isabella, mi novia. — presento Ignacio a Isabella.
— Un gusto conocerla señorita, realmente es hermosa. — Comento el abuelo mirando a Isabella.
— Gracias, señor y el gusto es mío. — dijo Isabella mientras le daba un abrazo al abuelo.
— Pero por favor sientensen, quieren algo de tomar?, o se les apetece algo en especial?. — pregunto el abuelo muy entusiasmado.
— Yo sí quiero algo fuerte abuelo. — comento Ignacio con cara sería.
— Y tu jovencita, quieres también algo fuerte?. — pregunto el abuelo mirando a Isabella.
— No, solo un vaso con agua, señor. — respondió Isabella tímidamente.
Marcelo envío por las bebidas de sus invitados, mientras esperaban empezó a interrogar a los dos "enamorados", pero como Isabella e Ignacio se conocían desde hace mucho tiempo, no les fue difícil responder a todas las preguntas.