Shopia estudiante de enfermería es engañada por su gran amor, sin querer conoce a un familiar de su ex, con quien conocerá la otra cara del amor.
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Cinco minutos
No estaba acostumbrada a sufrir por amor, era la primera vez que las puertas de mi corazón se estaban cerrando o toda posibilidad de querer. Las ideas locas de que el amor cruza montañas solo me estaban llevando al fondo oscuro, donde nadie te dice que el amor no viene solo, sino que viene con algo de dolor.
Esa noche me dejé arrastrar por aquellos besos prohibidos de un desconocido, y me disfracé de amante necesitada, quería borrar todos los besos y caricias que nos habíamos dado con Ezequiel, cuando aún creíamos que nuestro amor sería único.
Esa madrugada el alcohol me había transformado en una reina en apuros, no pude sostener por mi misma el peso de mi cuerpo, después de aquel viaje de cinco minutos, él apoyó su brazo en mi hombro y me sacó de ese lugar, afuera llovía, para que no me mojara me cubrió con su abrigo y llevo a su auto.
-¿Dónde quieres que te dejé?- preguntó.
- Quiero otro viaje de cinco minutos más- dije
- Ja, ja, ja... - sonrió.
Me llevó a su departamento en la avenida Callao, no recuerdo a la perfección como subimos al sexto piso, lo único que recuerdo era que volví a sentir sus besos, sus caricias exploraban mi cuerpo, mis hormonas sexuales estaban siendo liberadas por este extraño, me llevó a su cama, sabía que después de está noche mi vida no sería la misma, pero quería correr el riesgo.
En esa habitación había mucho silencio, hasta que sentí como su lengua cruzaba los límites de mi cuello dándome pasión, y gemí de placer, sus manos tocaban cada milímetro de mi piel, el aroma de las feromonas nos invadían, sentí como de a poco me quitaba el vestido, cuando tenía la espalda descubierta sentí el roce de sus besos, mi instinto me obligo a quitarle la ropa también, con mis manos acaricié su miembro, sentí como aumentaba su tamaño, si no estaría anestesiada por el alcohol jamás me hubiese atrevido a hacer lo que estaba haciendo. No podíamos contenernos más, abrí mis piernas para recepcionarlo, sentí como me penetraba, experimente un pequeño dolor aún principio, porque era la primera vez que estaba teniendo sexo, pero al cabo de un rato el dolor se volvió algo placero, gritaba de placer, mientras él entraba y salía de mis paredes vaginales. Su respiración y la mía empezaron a entrar en otra sintonía, perdí el control y me entregué sin medida, nuestras pieles se fundieron para volverse uno solo. Los movimientos cada vez eran más intensos, ya no había vuelta atrás, sentí la transpiración de su cuerpo y esto estremeció mis caderas, hasta que sentí como nuestros fluidos por fin se habían conectado entre sí, y ahí fue cuando intente recuperar el aliento.
No sabía si era real o estaba alucinando, solo sé que mi cuerpo se sentía bien y me dormí.
Él después de todo lo que me había hecho, me observaba como dormía y sonreía solo, hasta que también quedó dormido a lado mío.
Desperté con un dolor de cuerpo y de cabeza, sentí un aroma delicioso de las sábanas, pero no eran mías, me senté y miré a mi alrededor, nada de lo que había ahí se me hacía conocido, estaba desnuda a lado de alguien, y ese alguien era el redistente con quien me habia tropezado unas horas antes, "esto no puede ser real", pensé, abrí las cortinas para ver con más claridad, me vestí y salí escapando de ese lugar, me tomé un taxi para llegar a casa. Estaba algo asustada, creí que todo lo que había pasado lo estaba soñando. No quería pensar en nada, intentaba distraer mi mente en otra cosa, pero era difícil.
Llegue a casa y mi madre me detuvo antes de subir a mi cuarto.
- ¿De dónde vienes tan temprano amor?- me preguntó.
- ¡Luego te cuento mamá, se me hace tarde para ir a clases!...- le conteste sin parar el paso hasta que llegue a mi cuarto.
Me desvestí para entrar a la ducha, pero antes miré mi cuerpo en el espejo, tenía muchas marcas por todo lado, mi cuello tenía moretones."¿Qué fue lo que hice?, todo esto es por tu culpa maldito Ezequiel, debía estar en la fiesta con mis padres y no en aquel maldito lugar" me dije. Y empecé a llorar, mi dolor volvía, estaba muy enamorada de Ezequiel, pero ahora después de la ruptura como se sigue. Todo el amor que le había dado se le había olvidado, aún lo quería, no se puede dejar de amar de la noche a la mañana.
Seque mis lágrimas, me entre en la ducha y volví a llorar, era alguien con sentimientos, no podía estar feliz cuando mi corazón sufría, tome mucho valor para continuar con mi vida.
Le pedí al chofer que me llevara a la facultad, estaba perdida en mis pensamientos, hasta que llegó un mensaje de mi amiga.
- Hola amiga, ¿terminaste el trabajo?, hoy la tenemos que entregar, ayer se me complico y no pude acercarme a la biblioteca para ayudarte- me escribió.
- Hola Selin, si..., si la termine, no te preocupes ya la tengo lista- contesté.
- Sos una genia amiga, gracias luego te compensaré.
- No hace falta, nos vemos en la facultad.
- Dale, besitos 😘
Cuando llegue a la facultad me dirigí directamente al aula, en el pasillo me cruce con alguien inesperado, intente escapar, pero era inútil.
- ¡Te fuiste antes del desayuno!- me dijo el tipo con quien había amanecido.
- No acostumbro a desayunar con mis amante- le respondí.
- Ja, ja, ja, y desde ¿cuándo tú y yo somos amates?
- Desde que me metiste en tus sabanas- le respondí y me fui.
No podía creer todo lo que le había dicho, yo no acostumbraba a hablar así, me quería matar en ese instante. Selin me alcanzó en el pasillo, me saludó con beso en la mejilla y logró ver mis marcas.
- ¿Shopia, quien fue el vampiro que te dejó el cuello así? Ja, ja, ja- se burló de mí.
- Selin..., no seas mala, deja de burlarte.
- ¿Fue Ezequiel?
- Terminé con Ezequiel.
- ¡Amiga!... ¿qué fue lo que pasó?
- Vamos a clases, después te cuento, que no me siento nada bien.
ojo...no estoy diciendo que te da la paz que el alma necesita...pero si te calma la furia encendida que no deja ni respirar