Seducción Encubierta te sumerge en un apasionante juego de secretos y mentiras mientras los destinos de Harper Montclair y Ethan Reynolds se entrelazan de formas inesperadas. Harper es una astuta y misteriosa seductora que hace de los hombres ricos su pasatiempo, hasta que un misterioso hombre, Ethan entra en su vida. Lo que Harper no sabe es que él no solo es un hombre rico sino también un agente que investiga sus crímenes.
A medida que se entrelazan temas de seducción y engaño, los dos personajes se enfrentan a un punto de inflexión que pondrá a prueba sus verdaderas identidades y prioridades. Los corazones vulnerables chocan con la traición y la redención, ya que las mentiras se exponen para exponer verdades desagradables. Enfrentando valientemente su pasado, Harper abre la puerta al amor verdadero, mientras que Ethan lidia con la dualidad de sus crecientes obligaciones y afectos.
NovelToon tiene autorización de Aisli.M para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPÍTULO 10: El Arte del Engaño
La noche cayó sobre la ciudad, cubriendo las calles con una luz dorada. Las chispas de las tiendas de moda de lujo brillaban como estrellas. En medio de esta maravillosa escena, Harper Montclair caminaba con una gracia incomparable. Con cada paso, su confianza aumentaba. Su figura se movía en una delicada danza que atrajo miradas y susurros de admiración.Esa noche, Harper llevaba un vestido negro corto, estilo abrigo. El cinturón Gucci ceñía su cintura, y las medias transparentes negras y las botas altas arriba de las rodillas estilizaban sus piernas. Un carro negro la seguía a cierta distancia.
Los pasos de Harper la llevaron a un elegante restaurante, donde hombres adinerados se sentaban a discutir tratos. El restaurante estaba rodeado de lujo y privacidad. Harper estaba decidida a seducir a Leo, el hijo de un millonario que era conocido por su debilidad frente a mujeres hermosas,ambicioso y superficial. Entró al restaurante con determinación, su atuendo perfectamente elegido resaltando su belleza natural.
En el interior, las luces tenues y la música suave crean un ambiente íntimo y acogedor. Harper se desliza por las mesas, exudando un aire de confianza carismática. El aroma de su perfume, una mezcla de flores y frutas, se mezcla con el olor a madera y a cuero del bar.
Harper se detiene en la mesa de Leo, que está sentado en un rincón, solo. Sus ojos se encuentran y se quedan atrapados en un juego de miradas. Harper sonríe, pero solo por un momento, antes de apartar la mirada. Leo siente un hormigueo en el estómago. Harper sabe que le ha puesto nervioso, y eso le gusta.Se sentó en la mesa, cruzando las piernas.
—Hola, Leo, ¿cómo estás?—. Harper sonrió con alegría al ver a Leo. —Hace mucho que no te veo, desde la fiesta de Ethan—, posando su mano encima de la mano de Leo y acariciándola con sus dedos.La piel de Harper era suave y cálida, y Leo se estremeció ante el toque.
—Hola, Harper, estoy muy bien, gracias por preguntar. Estoy feliz de verte también—le dio un apretón suave a la mano.
El mesero se acercó a la mesa, con una sonrisa amable en el rostro. Era un hombre alto y delgado, de cabello negro y ojos marrones. Llevaba un uniforme blanco impecable.
Harper levantó la vista del menú y sonrió al mesero. —Buenas noches—, dijo. —Nos gustaría una copa de vino y champán, por favor.—
El mesero asintió. —¿Qué tipo de vino les gustaría?—,preguntó.
Harper pensó por un momento. —Una copa de vino tinto—, dijo. —De preferencia un Cabernet Sauvignon.
El mesero anotó el pedido. —¿Y de champán?, preguntó.
Leo se inclinó hacia adelante. —Una copa de champán francés, dijo. —Un Dom Pérignon, si es posible.
El mesero sonrió. —Por supuesto—, dijo. Será un placer servirles.
Harper lo miró.—Entonces Harper, después de comer, podemos ir a mi casa —dijo Leo. Harper esbozó una sonrisa,—Me parece perfecto—.
Leo asintió y esbozó una sonrisa,—Así que, ¿qué te trae por aquí?—. preguntó observando la.
Harper sonríe,—Te invité a cenar para conocerte mejor. Aquél día hablamos poco.
Leo sorprendido y coqueteando, —¿Y por qué queréis conocerme?.
Harper se acerca un poco más a él.—Porque me pareces un hombre interesante.
Leo sonríe, —Gracias.
El camarero trae la botella de vino y de Champagne y las copas.
Camarero pregunta,—¿Algo más?.
—Por el momento no joven—dice Harper. El camarero asiente con la cabeza y se retira de la mesa, dejándolos solos.
Leo vuelve a hablar, curioso por saber qué le atrae de él a Harper. Siente que su interés le halaga el ego, pero también le hace sentir algo más. Harper le parece hermosa, desde que la vio no pudo apartar la mirada de ella. —Entonces, ¿qué quieres saber de mí? —pregunta, esperando que ella se acerque más a él.
Harper saborea el vino y lo deja en la mesa. —De todo —responde, con un tono misterioso. Desliza su dedo por el borde de la copa, como si trazara un círculo. —¿Qué haces en la vida? ¿Qué te apasiona? —pregunta, con una sonrisa radiante que le ilumina el rostro.
Leo sonríe con orgullo, mostrando sus dientes blancos y perfectos. —Soy dueño y heredero de un hotel de cinco estrellas en el centro de la ciudad. Me encantaría que conocieras el hotel, tiene una vista espectacular y un servicio de primera. Me gusta pasar tiempo con mis amigos y mi padre, aunque él es muy exigente y estricto conmigo. También me gusta viajar por el mundo y conocer lugares nuevos—responde, bajando la voz y frunciendo el ceño cuando menciona a su padre, como si quisiera olvidarse de él.
Harper asiente con "admiración" y le agarra una mano a Leo, sintiendo el calor de su piel y el roce de su anillo de oro. —Suena como una vida muy interesante y lujosa. Debes de tener muchas historias que contar.
Leo se siente cómodo con la conversación, y le devuelve el apretón de mano a Harper. —Sí, lo es. Pero también es una vida solitaria y aburrida a veces. Me gustaría encontrar algo más que el dinero y el poder. Algo como... tú.
La cena transcurre entre risas y confidencias. Al salir del restaurante, Leo la mira con una sonrisa arrogante. —Ha sido una noche increíble. Harper le devuelve la sonrisa. —A mí también me ha encantado. Pero lo que ninguno de los dos sabe es que alguien los observa desde la oscuridad. El auto negro que había seguido a Harper desde su casa hasta el restaurante, aún está allí. Harper no tiene ni idea de que la han seguido. Leo le toma la mano y la acerca a él. —¿Qué te parece si vamos a mi casa? Le guiña un ojo. —Te prometo que no te arrepentirás. Harper siente un escalofrío de anticipación y asiente. Leo la besa apasionadamente y la conduce hacia su auto. Harper se ríe suave,—Está bien, vamos.
Llegan a la mansión de Leo, que parece sacada de una revista de lujo. Harper observa con asombro la decoración elegante y sofisticada de la casa, las paredes blancas que contrastan con los muebles oscuros, el piso de cerámica que brilla con la luz, el color crema que aporta calidez al ambiente, y las gradas largas que conducen al segundo piso, donde se encuentran las habitaciones.
Leo la mira con curiosidad. —¿Y tú? ¿Qué haces para ganarte la vida? —le pregunta, recordando que no le había preguntado por su profesión en toda la noche. Habían hablado de tantas cosas, que se le había pasado por alto ese detalle. Harper sonríe con orgullo. Soy modelo. Leo abre los ojos, impresionado. Le encantan las modelos, siempre ha admirado su belleza y su glamour. —¿De verdad? Eres muy bonita. —le dice, sin poder ocultar su admiración. Harper se ruboriza, agradecida por el cumplido. —Gracias. —dice, con una sonrisa coqueta. Pero en el fondo, sabe que no siente nada por Leo. Es solo un juego, una distracción, una forma de pasar el rato. No está enamorada de él, ni quiere estarlo. Solo quiere divertirse, sin compromisos, sin ataduras, sin sentimientos, sólo seducir y engañar.
Leo y Harper se acurrucan en el sofá, disfrutando de una copa de vino tinto. Harper finge interés por las historias de Leo, mientras planea cómo sacarle el máximo provecho a su relación. Leo, cegado por su atracción, no se da cuenta de la falsedad de Harper.
—¿Quieres más vino? — le pregunta Leo, acariciando su cabello.
—Claro, me encanta este vino —le responde Harper, sonriendo con malicia.
Leo se levanta del sofá y camina hacia la mesa donde dejó la botella. De repente, el teléfono de Harper empieza a sonar. Ella lo mira y ve que es Ethan, su pronta víctima y su nuevo crush. Sus ojos se abren de sorpresa y emoción. ¿Qué querrá decirle?
Harper ve que Leo se acerca con la botella en la mano. Rápidamente, inventa una excusa.
—Voy a contestar esta llamada, es de Zoe—le dice a Leo, usando el nombre de su mejor amiga.
—¿Zoe? — frunce el ceño Leo, que no soporta a Zoe. La considera una mujer fácil y sinvergüenza.
—Sí, Zoe. Seguro que tiene algún problema. Ya sabes cómo es—le miente Harper.
—Bueno, está bien. Pero no tardes mucho — le dice Leo, poniéndole más vino.
— No, no. Solo un momento— le asegura Harper.
Ella se aleja de él y se dirige a la cocina. Allí, ve una puerta de vidrio que da al jardín. La abre y sale al exterior, buscando un lugar tranquilo para hablar con Ethan.
Harper contesta la llamada, con voz firme y segura. —Hola Ethan - dice, tratando de ocultar su nerviosismo.
—Hola Harper, buenas noches — le responde Ethan, con un tono dulce. —Pensé que no me ibas a contestar.
Harper levanta una ceja y rueda los ojos. Se siente tentada de colgarle, pero algo le impide hacerlo. Tal vez sea la curiosidad de saber qué quiere de ella.
— Estaba pensando en no contestarte— admite, con sarcasmo.— Pero dije, pobrecito, a saber qué quiere. Tal vez quiere responder lo que le pregunté.
Ethan sonríe y ríe divertido. Sabe que Harper se refiere a si tenía celos de Leo.
—No empieces Harper con eso de los celos— le dice. —Pues quería preguntarte, ¿si quieres ir a caminar por allí en la ciudad? Claro, si no estás ocupada...
Harper se muerde el labio. Siente una mezcla de emoción.
—No, quiero decir que no estoy ocupada —se apresura a decir, sin pensarlo bien. —Sí, me encantaría ir a caminar por la ciudad. ¿Cuándo?
— Ahora mismo, si quieres - le propone Ethan, con entusiasmo. - Te paso a buscar por tu casa. ¿Te parece?.
Harper mira a su alrededor. Ve a Leo, que la observa con impaciencia desde el sofá. Siente un poco de culpa, pero no le importa. Leo no significa nada para ella, solo es un medio para conseguir dinero. Ella solo tiene ojos para Ethan.
—Sí, me parece— acepta, con una sonrisa. —Estoy en casa de una amiga. Te paso la dirección.
—Perfecto, te espero— le dice Ethan, con una voz que la hace estremecer. —Te quiero, Harper—le miente, colgando el teléfono.
Harper no tuvo ni la oportunidad de decir algo ya que había colgado la llamada, pero sonrió por lo que le dijo Ethan, aunque ella sabía que era mentiras, guarda el teléfono en su bolso y se dirige hacia el sofá. Le dice a Leo que tiene que irse, que Zoe tiene una emergencia. Leo se molesta, pero no puede hacer nada. Harper le da un beso frío y se despide. Sale de la casa, sin mirar atrás. Se sube al auto de Ethan, que la espera en la puerta. Se abrazan,se van juntos.
Harper y Ethan caminaban por las calles de la ciudad, manteniendo una distancia prudente entre ellos. Aunque se habían conocido hace poco, sentían una atracción mutua que trataban de ocultar. Ethan era un agente encubierto que la investigaba por sus crímenes, y Harper era una estafadora que lo veía como su próxima víctima. Ambos sabían que el otro era peligroso, pero no podían evitar sentir algo más. Ethan recordó la llamada que le había hecho antes de salir, donde le había dicho que la quería, fingiendo ser un hombre enamorado. Pero en el fondo, sabía que no era una mentira. Harper también recordó sus palabras, y sintió un cosquilleo en el estómago. Pero se dijo a sí misma que era solo mentiras y que era su objetivo.
Era una noche fresca, y las luces de la ciudad iluminaban sus rostros. Ethan vestía un jersey amarillo, que contrastaba con sus jeans azules y sus botas negras. Ethan la miró de reojo, y le preguntó:
— ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
—Me gusta viajar, leer y salir con mis amigos —respondió Harper, devolviéndole la mirada. Él entrecerró los ojos, y pensó para sí mismo: "Y engañar a hombres inocentes, no será otro de tus pasatiempos".
Harper notó su expresión, y le puso la mano en el brazo, acercándose un poco más a él. Él sintió su calor, y se estremeció.
—¿Qué pasa? Te quedaste en silencio —le dijo Harper, con una voz dulce y seductora.
Ethan se quedó sin palabras, y la miró a los ojos. Vio un brillo en ellos, que lo hipnotizó. Se preguntó si sería capaz de seguir con su misión, o si se dejaría llevar por sus sentimientos. Harper también se preguntó si sería capaz de seguir con su plan, o si se arriesgaría a confiar en él. Ambos se quedaron mirando, sin saber qué hacer.
Ethan carraspeó su garganta, se llevó una mano a la nuca para rascarse y sonrió para romper el silencio y la tensión. —A mí también me gusta viajar —dijo, intentando sonar casual. —¿A dónde te gustaría ir?
Harper sonrió, a ella le encantaba viajar, era una de sus pasiones. También recordó que le encantaba viajar con sus padres, cuando era pequeña. De repente, sintió un vacío en el pecho, una mezcla de tristeza y nostalgia. Su sonrisa se desvaneció, pero no quería que Ethan le preguntara qué le pasaba. Así que rápidamente cambió sus gestos y emociones, y le respondió con entusiasmo. —Me gustaría ir a Europa. Hay tantos lugares que me gustaría conocer.
Ethan se dio cuenta de que su mirada y sus expresiones se habían puesto tristes por un momento, pero no le preguntó por qué. Quizás no le contestaría, o quizás le mentiría. Pero también sabía que había algo más entre ellos, algo que no podía explicar. Ethan sonrió, y le dijo: —Yo también he estado en Europa. Es un lugar precioso. Tiene mucha historia, cultura y arte. ¿Qué país te gustaría visitar primero?
Harper se sorprendió por su pregunta, y sintió curiosidad por saber más de él. ¿Qué lugares había visitado? ¿Qué le había gustado más? ¿Qué le gustaría volver a ver? Harper se acercó un poco más a él, y le dijo: —Pues, me gustaría visitar Italia,Irlanda y Escocia. Siempre he soñado con ir allí . ¿Y tú? ¿Qué país te gustaría visitar de nuevo?
Ethan se sintió atraído por su cercanía, y por su voz. Le gustaba cómo pronunciaba las palabras, con un acento dulce y melodioso. Le gustaba cómo se iluminaban sus ojos cuando hablaba de sus sueños. Le gustaba cómo se movía su cabello con el viento. Ethan se quedó mirándola, y le dijo: —Pues, me gustaría visitar Italia también. Es un país que me fascina, por su gastronomía, su música y su belleza. ¿Te gustaría ir conmigo?
Harper se quedó sin aliento, y sintió un cosquilleo en el estómago. ¿Le estaba invitando a viajar con él? ¿Era una propuesta sincera, o una trampa? Harper no sabía qué pensar, ni qué decir. Pero tampoco podía negar que le gustaba la idea. Le gustaba él. Harper lo miró a los ojos, y le dijo: —Me encantaría ir contigo.
Ethan y Harper se sonrieron, y se tomaron de la mano. Se olvidaron por un momento de sus secretos, de sus mentiras, de sus planes. Se dejaron llevar por el momento, por el sentimiento, por el deseo. Caminaron por las calles de la ciudad, bajo las estrellas, imaginando su viaje juntos.