Ricardo Mendoza es un apuesto hombre de 30 años, es un gran editor, dominante y temido. Y es el jefe de Aurora Narváez y la va a obligar a casarse con él. Todo para poder conseguir un manuscrito muy deseado para su empresa M&M Books.
Pero después de unos días juntos fingiendo ser una pareja de esposos que se aman locamente, las cosas van a cambiar.
¿Podrá algo que, comenzó como una mentira, ser realidad?
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Capitulo 11 Entre sombras obsesivas.
El sol iluminaba la oficina, mientras las manos de Aurora temblaban al ver lo que había en esa caja. Su corazón latía con fuerza mientras una fría sensación de angustia se apoderaba de ella.
En su interior yacía una serie de fotos de Aurora saliendo y llegando a su casa y a la editorial, de ella a través de una ventana sentada desayunando en su casa de soltera. También tenía una botella del mismo perfume que usaba Aurora. Cartas y mensajes perturbadores.
Y una nota escrita a mano que decía " Siempre en mis pensamientos" Firma Pluma Enamorada
La caja parecía ser la declaración de los deseos más oscuros de una persona obsesionada.
Aurora llamó por teléfono a Verónica y le pregunto cómo había llegado esa caja.
- Según la recepcionista de la entrada, la caja la trajo un mensajero. - respondió la voz del otro lado del teléfono.
- Gracias Verónica. - dijo Aurora y colgó.
Mientras Aurora llamaba por teléfono a Ricardo para que fuera a su oficina.
No muy lejos de la editorial se encontraba Julián. En una pequeña y oculta habitación en su cafetería, dónde la penumbra y el silencio se entrelazaban creando un ambiente tenso.
Aunque Julián siempre aparento ser un hombre común, él estaba obsesionado con Aurora desde el primer momento en que la vio. Está obsesión se había convertido en una sombra que la perseguía a todas partes, había memorizado cada detalle de su vida. Sus rutinas diarias. Por eso en la caja que le envío estaban todas esas fotografías.
Estaba sentado viendo una de tantas fotografías de Aurora con sus ojos inyectados de deseo y posesión. Cautivo por su propia obsesión, murmuraba palabras incomprensibles mientras acariciaba esa fotografía de Aurora sonriendo en un parque.
La línea entre el amor y la locura se desdibujaba cada vez más.
Aurora por su parte seguía angustiada, ya no estaba ajena al peligro que se cernía sobre ella.
Ricardo entró en la oficina rápidamente al sentir la urgencia en la voz de su amada. Al ver el contenido de la caja, sus ojos se nublaron con una mezcla de preocupación y enojo.
Aurora, afectada por la invasión a su privacidad, buscó refugio en los brazos protectores de su esposo.
Ricardo la abrazo con firmeza, procurando ser el pilar de fortaleza de Aurora.
- Tranquila, cariño, estoy aquí, yo te protejo, descubriré quien está detrás de todo esto. - le susurro con voz calmada. Transmitiéndole seguridad.
Guiando la hacía la silla, Ricardo la hizo sentar. Se apartó para ir al escritorio y revisar con detalle la caja. Mientras pensaba que ya estoy sumado con lo ocurrido anteriormente era las pruebas que necesitaba para hacer la denuncia.
A lo largo de la tarde, la pareja se enfrentó juntos al proceso de denuncia que hicieron a James.
Esto fortaleció aún más los lazos de confianza que los unían. Ricardo se convirtió en el escudo de Aurora, estaba dispuesto a enfrentar cualquier amenaza que pudiera perturbar su felicidad.
Ya de noche, regresaban a casa, mientras estaba acostados listos para dormir, la pareja se aferraba el uno al otro, decididos a superar este desafío.
Mientras Ricardo la besaba en la frente le decía.
- Duerme tranquila, amor. Que yo estoy aquí para cuidarte, amarte y protegerte y mientras estemos juntos podremos enfrentar cualquier oscuridad.
- Gracias amor, no sabes cuánto te amo y lo segura que me siento junto a ti. - le susurro Aurora mientras se quedaba dormida.
