Leonardo , Ethan Morgan el peor villado y más temido de la historia.
El se obsesiono con la protagonista trato de ganar su amor pero ella siempre lo rechazaba entonce secuestro y abusó de ella la torturo de muchas forma por que ella no lo amaba así que cuando rescantaron a la protagonista el fue sentenciado a guillotina ademas de ser torturado de una horrible manera fue sentenciado publicamente a morir .
Aquí dentro yo he renacido en el cuerpo del villano .
¿ Como lograre evitar mi muerte ? Tendre que hacer muchos arreglos a este retrasado mundo y desde luego aprender todo para ser un buen duque cambiare mi final .
NovelToon tiene autorización de Evely Morgan para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Amor de duques
Leonor
El viaje fue largo, pero las manos de Jereth a mi lado, su abrazo cálido, me dieron algo que hacía tiempo no sentía: paz. Lloré en sus brazos, no solo por el dolor que aún me quemaba el pecho, sino también por la confusión, por la incertidumbre que me invadía al pensar en mi bebé. El dolor de dejarlo atrás era insoportable, y lo que más temía era que él me olvidara, que se olvidara de mí, de la mujer que lo cuidó con todo su ser, aunque no pudo salvarlo de ese monstruo que lo trajo al mundo.
— Amor, no llores. Yo te haré olvidar todo lo que te hizo ese tipo. Y sobre ese bebé, olvídate también de él, porque es hijo de ese ser tan despreciable — me dijo Jereth con una seguridad que, en ese momento, me resultó tan ajena.
Sus palabras fueron como un golpe frío, y, sin pensar, me aparté de él, las lágrimas cegándome, el corazón acelerado, golpeando mi pecho. No podía soportar que hablara de mi bebé de esa forma.
— No, Jereth. No hables de mi bebé así. A pesar de que es hijo de ese hombre... lo quiero. Lo quiero con todo lo que soy. Fue mi única luz en esa mansión oscura. No puedo... no puedo olvidarlo. No puedo dejarlo ahí, con ese monstruo...
El aire se volvió pesado. Mi voz tembló, como si cada palabra fuera una herida abierta, pero la sentía, porque cada parte de mí quería que alguien entendiera. Sentía que mi corazón estaba dividido entre el amor por Jereth y el amor por ese pequeño que nunca pedí, pero que se convirtió en mi razón de seguir viva.
Jereth me miró con una intensidad que no había visto antes, y, por un momento, pensé que ya no podía aceptarme por lo que había hecho, por lo que me habían hecho. No era más que una mujer rota, desgarrada, una mujer que no era capaz ni de proteger a su hijo. Me sentí tan inútil, tan torpe.
Pero entonces, tomó mi brazo, y su mirada suavizó. Las palabras que siguieron fueron un bálsamo para mi alma rota, aunque aún no podía entender cómo podía mirarme de esa forma después de todo lo que había sucedido.
— No digas eso, Leonor. Eres la mujer perfecta para mí. No importa si ya no eres virgen, no me importa eso. No eres un objeto, ni algo que deba estar perfecto. Eres una persona, con derecho a todo lo que desees. No me importa que tengas un hijo, si lo amas, yo también lo amaré. Porque lo que tú haces... lo haces bien. Y me haces ser mejor. No me importa que estés rota, porque sé que te levantarás. Ya lo hiciste. Eres fuerte, aunque no lo creas. Aguantaste todo lo que ese hombre te hizo, y ahora estás aquí, conmigo, con el corazón lleno de amor. Tú me haces sentir... vivo. Tú eres la razón por la que seguiría enfrentando al mundo. Eres la única que provoca que mi corazón se acelere de esta forma. No digas esas cosas. Tú serás mi esposa, Leonor. Y, cuando lo tengamos, le contaremos esta historia a nuestro hijo, a nuestros nietos. Porque te amo, y no quiero a nadie más que a ti.
Sus palabras me llegaron al alma. Yo, la mujer que sentía que no merecía amor, que ni siquiera podía ser fuerte, me sentí, por un segundo, vista de una manera que nunca había experimentado. ¿Cómo podía alguien como Jereth ver en mí algo digno de amor?
— ¿En serio amarás a mi bebé, a pesar de que no es tuyo? — pregunté, con una mezcla de miedo y esperanza en mis ojos.
— Claro que sí, amor. — me respondió con tanta sinceridad, que mis temores se vieron eclipsados por su promesa.
— Te amo, Jereth. Por favor... ayúdame a rescatar a mi bebé. Hazlo por él... hazlo por mí.
— Pide lo que desees, y lo cumpliré. Nací para complacerte. — dijo, con la firmeza de quien no retrocederá ante nada.
Durante el viaje, me quedé dormida en sus brazos, sintiendo una paz que había creído perdida para siempre. Tal vez, por fin, todo podría encajar. Tal vez, después de todo, no estaría tan sola.
---
Jereth
La promesa que hice a Leonor de rescatar a su bebé pesaba sobre mí. A pesar de que esa criatura fuera producto de algo tan horrible, no podía culpar al bebé. Él no había pedido nacer en ese infierno. Así que, aunque sentía incertidumbre, miedo incluso, me comprometí a hacerlo. Leonor me había pedido que lo hiciera, y yo haría todo lo posible por darle lo que quería.
La duda seguía acechándome, como una sombra. ¿Y si el niño era igual que su padre? ¿Y si sus ojos, tan diferentes a los de Leonor, me devolvían la misma maldad de ese hombre? Me inquietaba, pero al mismo tiempo, lo que me tranquilizaba era que Leonor lo amaba, y si ella podía ver algo bueno en él, yo también podría.
Al llegar a mi ducado, la familia de Leonor me recibió con una calidez que me hizo sentir más cerca de ella, de su mundo. Pero sabía que tenía que hablar con su majestad para asegurarme de que pudiéramos tomar la custodia del niño, o al menos rescatarlo. Cuando lo hice, la respuesta fue negativa. El emperador, con su frialdad, se negó rotundamente, diciendo que el niño era igual que su padre, y que no debía intentar involucrarme más.
Le mentí. Le mentí cuando le dije que dejaría de intentar. Porque no podía, no podía abandonar a ese niño, ni a Leonor.
He estado buscando información sobre el bebé. Pocas cosas se saben. Solo que se llama Ethan Leonardo Morgan y tiene ocho meses.
---
Lucio
Llegué demasiado tarde para evitar que Leonor se fuera. El enojo me consumió de inmediato. Comencé a romper cosas, maldiciendo, bebiendo, buscando consuelo en la destrucción. Me encerré en mi despacho por meses, casi sin salir, solo pidiendo más corta ajas a Bastian, cada vez más perdido en mi propia ira.
Finalmente, mandé llamar a Bastian, con una nueva pregunta en mente.
— ¿Qué sabes sobre el joven duque? Dicen que ya sabe caminar y hablar. Es muy activo para su edad, ¿es cierto?
Bastian, con una sonrisa de suficiencia, respondió, como si pensara que yo me sentiría orgulloso de mi hijo.
No se supone que sigue siendo un mocosillo de 4-5 años??? KDJAKDJAJDHAKDH