Desde Que Llegaste, Mi Vida Cambiaste

Al día siguiente

Un dia soleado, tranquilo y lleno de trabajo, Arturo estaba en la mansión muy temprano, con todo muy bien organizado, se sentó en la sala junto a Frederick para ordenar unas cosas y explicarle unos asuntos que Matteo debía atender, para sorpresa de Arturo, mattel despertó de buen ánimo, con una sonrisa que su lado ogro desaparecía.

_Buen dia Frederick, y tu.¿todo listo amigo?_

Arturo se quedo sin responder nada, sinceramente había perdido a su amigo, el ogro no estaba.

_¿Eres tu? O Matilda se disfrazo de hombre._

Tocando la cabeza y dándome vuelta.

_Callate que no olvido lo que dejaste que me hiciera esa mujer._

Arturo se aclaró la garganta y busco la agenda, haciendo como si nada sucedió.

_Bien señor Santos, hoy solo tiene una reunión para completar unos asuntos pendientes, el resto del día lo tiene libre._

Matteo camino dos pasos y se detuvo.

_Manda a Frederick a la mansión de la señorita del Río, que las espero en mi oficina a las 3:00pm

Ambos quedaron viendo como el se dirigía al comedor, el ogro se había desaparecido y no sabian si alegrarse o asustarse, ya que no aseguraban el tiempo de ese ánimo o cambio tan drástico, podría llegar el momento que ese volcán, hiciera erupción.

Frederick termino su dezayuno junto a Arturo y Matteo, para luego dirigirse donde estaba su mujer, su chica, el amor de su vida.

_¿Cuando regresan a trabajar?_

Preguntó Matilda.

_No sabemos, el gobernador entendió que no quisimos trabajar para el y nos regaló un mes de vacaciones._

Hablo Roberta con un pote de helado en la mano, haciendo la de niña juntos a sus sobrinos, estaban hablando, mientras Andrómeda preparaba un pastel para sus niños, su conversación seguía, hasta que Andrómeda llegó a la sala de juego corriendo.

_Llego tu galán._

Matilda se levantó y las tres llegaron a la sala principal, donde ya estaba el, quien veía a su chica con una sonrisa de enamorado.

_Disculpen que las moleste, El señor Santos les pide que asistan a su oficina a las 3:00pm._

Andrómeda sonrió amablemente, y aló a Roberta Lara adentro.

_¿Cómo has estado? ¿Estas comiendo bien?_

Matilda se retiró para que el no se le acercará, Fred no insistió.

_Estoy bien, no te preocupes por mí, no deberías..._

_Si lo hago, te amo, te extraño, espero volver a tocar tus labios._

Fred se fue dejando a Matilda con todas las ganas de decir algo, pero no le salía, recordaba a esas dos mujeres hablando.

_Que tonta, yo que deseo uno así en mi vida y tu qué lo dejas ir._

Roberta bromeaba.

_Dejala, aún no sabe que pasó en realidad._

Andrómeda la abrazo y la llevó donde estaban, hasta que recordó el pastel, por estar de chismes.

Una vez listo el pastel, se acerco a ellos, hablando de la posible propuesta de Matteo, para ser ellas las pilotos de sus jef, por supuesto que los pequeños no se quedaban, es que con el drama que Emma hacia, era imposible decir que no

_Que haces con eso, emma._

_Mama, cómo vas a conquistar a Matteo, si no le llevas nada._

_Mi mamá no lo quiere conquistar, Emma, ya te lo dije._

Las tres mujeres se vieron y suspiraron.

_Solo un trozo Emma._

Al final la niña ganó la pelea, empaco el trozo de torta y salieron a la cita, también Matilda fue obligada a ir, debía salir de ese encierro y hacer algo para distraerse.

Llegaron al edificio y los niños fueron los primeros en correr al ascensor, siendo vistos por todos en el lugar, conocían a Matilda y al ver a los niños, los encontraban algo parecidos, pasaron y llegaron a la oficina, unos toques y le dieron el pase.

Los primeros en entrar casi tumbando la puerta, fueron los niños.

_Te traje pastel Matt, así te enamoras de mi mamá._

Todos voltearon donde ella.

_Hola hermano, mejor regalo imposible._

Hablo Matilda en tono sarcástico.

_Emma, mamá no quiere enamorarse de Matteo, solo viene por trabajo._

Manuel hablo molesto o un poco celoso.

_No discutan, mejor salgan a dar un paseo con fred y Mati._

Hablo Andro, logrando que Matilda la matara con la mirada, pero ella volteo donde Matteo, pensando que no quería enamorarse, pero que comérselo, no estaría mal.

_Matteo..._

Arturo abrió la puerta sin tocar y no sabía que ya las chicas estaban ahí, su mirada se poso en Roberta, hasta matteo se aclaro la garganta.

_Perdon, me disculpo, ya todo está listo._

Matteo asintió y Arturo se retiró, no sin antes darle una mirada a Roberta.

_Las mandé a llamar, para proponerle que sean mis pilotos..._

_¿Por qué su cambio, no fuimos de su agrado antes?_

Hablo Andrómeda, detallando cada centímetro de su cara y pecho.

_Admito su excelente trabajo, será hasta que ustedes quieran._

Ambas se quedaron viendo y asintieron, no tenían nada que perder.

_¿Cual sería el primer viaje?_

_Aun no tengo fecha, recibirán su sueldo igual si hay o no viaje y espero no tengan problemas si debo salir de emergencia._

_No hay problema, señor Santos._

Matteo hablaba solo viendo a Andrómeda, haciendo sonreír de gracia a Roberta, sabía cómo su amiga deseaba ver más de lo que la ropa mostraba, después de leer y formar el contrato, ambas salieron riendo y celebrando.

_Espero se sientan como en casa._

Hablo Arturo caminando con ellas hasta donde estaban los niños.

_Claro y en caso que no, te aviso y me ayudas a sentirte digo sentirme como en casa._

Roberta no perdía tiempo en coquetear con Arturo, quien con mucho gusto le seguía el juego.

Matilda camino con los niños y Fred, el solo la observaba para evitar que se marchara molesta, aunque en su mente solo deseaba agarrarla y besarla hasta quedar sin aire, pero bedia esperar.

Un tiempo después, regresaron dándole la noticia a los niños que desde ese momento, tendrían más tiempo para estar juntos y eso era la mejor noticia que podían escuchar, juntos celebraron con una pijamada, quien no estaba contenta, era Matilda, ya que Matteo le exigió trabajar en la empresa y eso significaba ver a Fred todos los días.